Qiao Nian se sorprendió un poco. Gu Zhou ya se había desabotonado tres botones de su camisa, así que ella podía ver claramente su sexy y perfecta clavícula. Incluso podía ver vagamente sus músculos pectorales. Si se desabotonaba todos, entonces debajo estaría...
Qiao Nian se apresuró a apartar sus pensamientos impuros. Se le secó la boca. Entreabrió un poco los labios y preguntó:
—¿Por qué te estás quitando la ropa?
La mano de Gu Zhou, que estaba desabotonando su camisa, se pausó por un momento. Luego, dijo como si nada:
—Para el masaje.
Qiao Nian no sabía si reír o llorar. Esto no era acupuntura. —No tienes que quitarte la ropa para un masaje.
—Ah —respondió Gu Zhou. Se sentó casualmente en el sofá y no volvió a abotonarse la camisa.
Qiao Nian miró a Gu Zhou. Su aspecto perezoso junto con sus músculos pectorales apenas visibles, lo hacían lucir seductor.
Este hombre era realmente monstruoso.
Qiao Nian miró a Gu Zhou, luego a la cama.
—¡Siéntate aquí!
—Entendido.
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