Fons, Ash, Residencia Harch - 18 de Octubre - Año 525
Rhys estaba, como todas las mañanas, sentado en la mesa de la cocina tomando su desayuno. Lo hacía por costumbre, gracias a su poder él en realidad no necesitaba comer, ni dormir, ni ejercer cualquier otra acción cotidiana de un ser humano. Pero le encantaba sentir el placer que le daba levantarse descansado y poner el café a calentar mientras iba al baño a tomar una ducha refrescante y renovadora que lo ponía a tono con un nuevo día. Después de eso, bajaba hasta la cocina otra vez, servía su café negro en la taza negra de porcelana que Lara le había regalado para alguno de sus tantos cumpleaños, preparaba un sándwich de jamón con queso cortándole los molestos bordes al pan, y se sentaba en la mesa que daba hacia la puerta trasera apreciando el inmenso jardín de rosas que Lara tenía en su patio... Todas las mañanas eran iguales, y jamás se sintió tan agradecido de que así fuera.
—Cada día pienso aún más que mi esposa es un zombi —lanzó esas palabras acompañadas de una risa cuando escuchó unos pasos adentrarse en la cocina.
Al voltear la silla que estaba de espaldas a la puerta apreció a su esposa parada con sus manos apoyadas en la mesa y en un bostezo que parecía nunca acabar.
—Oh, Rhys... No me di cuenta que estabas aquí —dijo Lara, con una dulce voz mañanera, y una brillante sonrisa semidormida—. Buenos días, cariño. —Se acercó lentamente a su silla y se inclinó para saludarlo con un beso.
—Buenos días mi amor, ¿Dormiste bien?
—Algo así, parece que esta mañana llegó Leah, y aunque intentó no hacer demasiado ruido la escuché igual —respondió, dirigiéndose hacia el fogón de mármol que se encontraba en la esquina de la cocina.
—Oh, ya veo, quizás porque vino con Vlas, yo noté la presencia de ambos al mismo tiempo —indicó Rhys, tomando un sorbo de café.
—¿En serio? —preguntó, con una leve sorpresa.
—Sí, de hecho creo que la situación aumentó a más y ahora están ambos en la habitación de Vlas —dijo, sonriendo con sutileza.
—No, por favor, dime que no están durmiendo juntos —rio Lara, dejando la cafetera en su lugar, y comenzando a caminar hacia la puerta.
—Ve y confírmalo tú misma... Sólo tienes que abrir la puerta y admirar el paisaje.
—Ni que lo digas, esto no me lo puedo perder —declaró Lara, acelerando su paso a medida que subía las escaleras.
Unos minutos después…
Cerca de cinco minutos pasaron cuando Rhys sintió los pasos de Lara bajando las escaleras otra vez. Alzó su mirada para vislumbrar el rostro de sorpresa que su esposa seguramente tenía, y no pudo reír cuando la vio entrar con su mano tapando su boca, y sus mejillas rojas.
—Te lo dije, ¿O no? —preguntó Rhys, entre risas.
—Realmente creí que lo decías en broma, no sé qué decir. —Lara se dirigió de nuevo hacia la cafetera, y sirvió su café—. ¿No crees que son muy lindos juntos? —preguntó, sentándose al lado de Rhys, con una naciente placidez.
—Creo que es el mejor momento para que estén juntos.
—¿Tú dices que llegaran hasta ese punto? Quizás sólo quieren ser amigos.
—Tú y yo también éramos amigos, Lara —rio Rhys.
—Es una situación diferente Rhys... Demasiado diría yo... Vlas viene de una pérdida terrible, y eso involucró demasiado el amor que sentía hacia otra persona... Enamorarse otra vez puede llegar a tornársele complicado.
—Sí, lo sé, sólo lo decía como una curiosidad... Aunque viéndolo de una forma positiva al menos sabemos que Vlas ya no se sentirá solo.
—Así es... ¿Sabes por qué llegaron juntos en la mañana?
—Le pregunté a Kit si ayer fueron juntos y me dijo que no... Él fue con Vlas después de que yo se lo pidiera, y luego de una charla lo convenció a que lo acompañara en el festejo, parece que al final decidieron venir juntos ya que venían al mismo lugar.
—Ya veo, ¿O sea que Vlas terminó relacionándose con ellos?
—Eso parece. —El rostro de Rhys cambió, y ligeramente una sonrisa de alivio se pudo divisar en él—. Kit también me contó que habló algo sobre sus sentimientos, y que también bailo con ellos en la pista, por lo que veo... Ya comenzó a tener más confianza —agregó, jugando con el borde de su taza.
—Y por lo que yo veo... Estás feliz por eso —aludió Lara, acariciando su mano.
—Más que nunca... Si Vlas comienza a ser más abierto con los demás quiere decir que puede que comience a encontrar el equilibrio en sí mismo, eso suena algo extraordinario para él... Tú sabes que su felicidad es mi prioridad.
—Sí, lo sé más que nadie... De hecho yo también estoy feliz por algo, al parecer Leah lo está ayudando, estoy demasiado orgullosa de esa chica. —Sonrió, con algo de modestia.
—La hemos criado bien... Me sorprende que lo haya ayudado más de lo que creí que lo haría, espero sigan así.
—Yo igual —correspondió Lara, recostándose a Rhys, cuando la mañana comenzaba a acabarse.
Ya se estaba volviendo el momento de que se fuera a trabajar.
Unas horas después...
—Parece que la resaca golpea fuerte, ¿Cierto?
La fuerte voz de Rhys resonó en su entrada a la cocina, apenas desvió su mirada hacia la mesa vio a Vlas con su cabeza apoyada en ella y cubriéndose el rostro con sus brazos.
—Oh, Rhys... Realmente sí, no debí tomar demasiado. —Vlas levantó su brazo haciendo un abertura para ver a su hermano parado junto a él. No quiso levantar su cabeza, esta le dolía demasiado y un sólo movimiento bajaba la sangre con rapidez—. ¿Por qué nunca me dijiste que en Ash no hay edad reglamentaria para tomar alcohol? Creo que me dejé llevar con esa ventaja.
—Quizás porque jamás me preguntaste —respondió Rhys sarcásticamente, mientras movía hacia atrás una silla y tomaba asiento a su lado.
—Claro, tienes razón.
—¿Qué tal estuvo tu noche? —preguntó Rhys, revolviéndole el cabello de Vlas con su mano.
—Fue algo extraña, viéndolo de manera correcta... Fue la primera vez que salí de fiesta, y también la primera vez que tomé alcohol, pero se podría decir que la disfruté —respondió Vlas, levantando su cabeza con delicadeza. Acaricio su nunca cuando apoyó su espalda en el respaldar de la silla, y suspiró.
—Ya veo —dijo Rhys, apreciando todo su movimiento—. ¿Qué tal los chicos? ¿Te cayeron bien?
—Sí, demasiado... Kit fue quien me convenció de ir, parece que entiende a los demás y eso lo hace ser un buen chico, muy amigable y empático... Dean es algo enérgico, eso me cae bien, quizás le quitaría algo de sus chistes malos o su hiperactividad, pero me sigue pareciendo una buena persona... Y Mya, bueno, ella me sigue pareciendo extraordinaria —respondió, sonriendo, con una inmensa emoción desprendiéndose de su voz de la misma manera.
No quiso agregar a Leah en su respuesta, sintió que ella se merecía un párrafo aparte, porque lo que había sucedido en la mañana todavía lo tenía un poco confundido. Y más cuando recordaba todo eso que pasó entre ellos en Remia... Y esa mirada que le regaló el último día que se vieron.
—Kit me dijo que hablaste con ellos sobre lo que te sucedía y...
—Lo siento Rhys, yo quería decirte todo lo que sentía pero... —En medio de su disculpa, sintió el brazo de Rhys apoyándose en su hombro.
Cuando miró a Rhys este tenía su mano apoyada en su mandíbula, y el codo en la mesa, lo miraba con gracia, mientras movía su mano evitando que él siguiera hablando.
—No tienes por qué disculparte, Vlas... Si hay alguien que tiene que disculparse soy yo por haberte puesto presión para que controlaras tus poderes... Mira, si no quieres hacerlo no tienes que hacerlo tampoco, yo no me voy a decepcionar de ti, ni mucho menos, seguiré aún más orgulloso ya que eso diría que enfrentaste tus miedos y decidiste lo mejor para ti... No voy a intentar convertirte en un segundo Rhys Windsor, no es algo que quiera ni deba hacer... Así que viéndolo de esa forma, si eso es lo que quieres para ti, lo respeto y apoyo... Tú eres lo más importante que tengo, y siempre estaré ahí para ti sin importar nada de lo que suceda contigo o conmigo... Te lo dije aquella vez en Remia, y todavía sigue en pie, seguirá en pie hasta el final de mis días.
Rhys lo miraba con amor y orgullo, a medida que pronunciaba las palabras que Vlas no sabía que necesitaba. No tardó demasiado en enorgullecer a su hermano, al final lo único que tenía que hacer para que Rhys lo halagara era ser él mismo... No ser Rhys, no ser nadie más... Ahí tenía la respuesta que había buscado cuando aquella pregunta había aparecido en su cabeza la noche anterior... Tenía que ser Vlas Windsor, ese que viviría y pelearía por él.
—Rhys —suspiró, con una felicidad inmensa dominando su cuerpo.
No dijo nada más y sólo se inclinó para darle un abrazo a su hermano. La comodidad fue más cuando los brazos de Rhys lo resguardaron, y este golpeó su espalda con unas palmadas.
—Haría hasta lo imposible por ti hermano... Ni Rygal, ni el destino, ni el mundo entero, ni un Scire... Ni siquiera un dios se interpondrá en mi camino... Tú serás feliz... Te lo prometo.
La enorme seguridad que Rhys portaba en sus palabras convenció a Vlas y supo que esa promesa era cierta, y hasta sagrada para Rhys, él sabía que no mentía cuando se refería a él, a Lara, a Leah o a su madre... Pero recordó algo que él mismo también había prometido meses atrás... Y eso no podía quedar en suspenso hasta que él mismo decidiera cómo actuar... Era una decisión que ya había tomado, y de la que no daría marcha atrás.
—Tengo una promesa hacia ti desde hace mucho tiempo, y un Scire que me ayudará a cumplirla, Rhys... No estarás solo enfrentándote a todo eso... Yo pelearé a tu lado... Como tu hermano, como tu mano derecha... ¿Sí? —preguntó, enmarcando en su rostro su decisión.
Rhys lo miró con una sonrisa fascinada, y su respuesta vino llena de ilusión.
—¿Entrenarás tu Scire? —preguntó, con sus brillantes ojos verdes aún más brillantes que de costumbre, parecían un collar de esmeraldas recién pulidas.
—Justo de eso quería hablarte, tomé una decisión con respecto a mis poderes —Vlas titubeó
—¿Si? ¿Cuál? —indagó.
—Los voy a aprender a controlar... En la mañana tuve una charla con Leah y comprendí que lo mejor para mí es sacarle provecho a este poder, ya que si no lo hago no respetaría los deseos de Zenda, quien se sacrificó para dármelos, ni tampoco los míos, que son varios; entre una promesa hecha hacia Kora, que es volver a Remia por ella, y también otra hacia ti, que es ayudarte con tu sueño... Y todo lo que eso conlleve... Para eso debo hacerme fuerte, tengo la mejor herramienta en la palma de mi mano, y sé que aunque al principio sea difícil, no me rendiré sin intentarlo. —Era la primera vez en meses que le hablaba a su hermano con firmeza y honestidad, ya se había olvidado de la sensación de alivio que eso otorgaba.
—Ya veo... Así que, ¿Cuándo comenzarás? —preguntó Rhys.
—Leah puede controlar la energía, ¿Cierto?
—Yo le enseñé, aprendió rápidamente, ella es bastante buena... ¿Por qué lo preguntas?
—Quiero que ella me ayude con lo básico, luego seguirías tú que me ayudarías a controlar mi Scire, pero primero quiero darle prioridad a manipularla mejor, ¿Estás de acuerdo?
—Totalmente, si Leah acepta puede enseñarte, sabe suficiente como para ser tú maestra, deberías preguntarle, y si no se niega tienen toda mi aprobación.
—Yo ya acepté, sólo queríamos esperar tu opinión —dijo Leah, haciendo presencia en la sala al aparecerse detrás de los hermanos. Se acercó a la silla de Vlas—. Vlas quería comenzar en la tarde —añadió, apoyándose en el respaldo de esta.
—Así que se complotaron para hacérmelo saber —rio Rhys sacudiendo su cabeza en negación—. Estos chicos de ahora... Bueno, ¿Qué más podría decir? Obviamente que acepto, además creo que sería lo más correcto... Lara últimamente está muy ocupada con demasiadas reuniones, y yo tengo que encargarme de un problema.
—¿Qué tipo de problema? —preguntó Vlas, curioso.
—Es un fantasma del pasado que volvió a fastidiar en mi vida otra vez... Un tipo que enfrenté hace unos años y cometí el grave error de dejarlo vivo.
—¿Y cómo sucedió? Es extraño que una persona que haya peleado contigo en ese pasado siga con vida —preguntó Leah.
Vlas miró a Leah con concordancia, él también pensaba exactamente lo mismo.
—Hace unos años cuando estuve Filii Dei conocí a un tipo que quería conseguir un Scire a toda costa, nunca supe sus verdaderas razones para hacerlo, pero darle paso a que invada la nación de mi mejor amiga era algo que no me podía permitir.
—¿Artemisa? —preguntó Vlas.
Rhys nunca llamó mejor amigo a nadie, de las únicas personas que Vlas alguna vez tuvo conocimiento que eran sus amigos fueron: Ashley Crown, Jake Lauren, y Artemisa Filii Dei. Pero entre todos ellos, Artemisa fue a quien más conoció, él era un niño, pero todavía la recordaba, la vio por última vez unos meses antes de que Rhys se fuera de Remia, por lo tanto, su recuerdo era vigente en su mente, así como el de Rhys... Él se llevaba bien con Artemisa, ella lo trataba muy bien, ya que según ella, le recordaba a su hermana menor, Hera... Y él admiraba mucho a Artemisa de la misma manera, más que nada, porque ella fue la primer amistad de Rhys, y según él, mucho tiempo atrás, su primer amor.
Artemisa fue la princesa del Imperio Filiideiense en su juventud, y la emperatriz en la actualidad, luego de asumir el trono tras diez años de preparación, después de la muerte de su padre cuando ella apenas era una niña. Tal vez por esa razón ella era tan comprensible con Rhys. Él le contó muchas veces que cuando era pequeño, Artemisa significaba su mayor liberación, la única persona con la cual él podía ser él mismo, la única persona que compartía su angustia, su presión, su destino... Ella, como él, tenía que cumplir esas expectativas que se le habían marcado cuando fue designada como heredera al trono, y estar siempre a la altura se volvió una obligación, tantas miradas, tantas palabras, sin significado, o con tanto significado que se volvían vacías. Rhys tenía razón, ella lo comprendía más que nadie, pero así mismo, ninguno era bueno para el otro, sufrir lo mismo no era una compensación, al final, ninguno se quería retractar de su destino, y siguieron aguantando todo eso que les caía encima por tal responsabilidad... Ellos se ayudaban con lo que podían, ellos... Ellos no tenían escapatoria, no tenían otra visión del mundo.
Y así, se separaron. Rhys conoció a Lara, y ella le mostro esa parte del mundo necesaria para que él pudiera elegir lo que quería para su vida. Y Artemisa hizo la suya, sin Rhys... De la misma manera, encontrando a alguien que la pudiera guiar por otro rumbo, sin encerrarse para siempre en la cárcel que su vida había formado en su mente... «Ella eligió su camino... Y yo no formaba parte de este... Y ahora es feliz... Bien por ella», Rhys le dijo, y él no quiso decir nada más ese día, ni siquiera supo por qué le preguntó por ella en primer lugar, sólo surgió, pero eso, esa respuesta... Fue suficiente para saber lo que su hermano sentía... Lo que siempre sintió.
—Sí... Ella... —Rhys dio un vistazo al suelo, pero en un instante, volvió su mirada a su hermano—. Amenazaron su mandato... Sólo le di una mano.
—¿Peleaste con ese tipo? —preguntó Vlas, bajando la línea de sus pensamientos a la conversación que estaba teniendo con su hermano.
—Sí... Controlaba Energía del Alma pero no era la gran cosa... Acompañé a Artemisa en la defensa a su palacio y me quedó sólo él, me fue fácil vencerlo y salvar Filii Dei, Artemisa todavía tiene esa deuda conmigo... Pero el tiempo pasó y volví a Fons para no volver a escuchar de él de nuevo... Hasta la Guerra de Fons, había regresado con la idea de comenzar una invasión a la capital, esa vez no fui tan piadoso como en la anterior, y de nuevo le gané, pero como dije, no fui piadoso, y con la idea de que no volviera a intentar invadir una nación de nuevo, usé el Possessionem y le quité su poder, aun así, parece que ahora lo obtuvo de nuevo y se está ocultando mío, creo que planea una nueva invasión... Por Sun... Parece que no se cansa —suspiró Rhys, con gran molestia.
—¿Se puede recuperar de nuevo tus poderes luego de perderlos? —preguntó Vlas, no saber casi nada de la energía le causaba varias confusiones.
—Sí, con «perder tus poderes» Rhys se refiere a la anulación de la manifestación de energía, él no le quitó sus poderes, sólo se los bloqueó con su propia energía, por esa razón si alguien con un Scire hace de igual manera ese procedimiento pero en reversa, termina anulando la energía de Rhys, el Possessionem se desvanece, y la persona puede usar sus poderes de nuevo —explicó Leah, con lujo de detalle.
Vlas la miró sorprendido. Ella realmente era buena en eso, Rhys no había mentido on su afirmación. Iba a tener una gran maestra.
—¿Y qué es eso de «anular» la energía? —La confusión de Vlas se hacía cada vez más evidente.
—Eso podrás saberlo cuando comiences tu entrenamiento con Leah, ella te explicará toda la teoría para que luego lo puedas pasar a la práctica, ahí entenderás lo que te estamos explicando —respondió Rhys, empujando su silla hacia atrás y poniéndose de pie—. Bueno... Ahora que sé que te dejo en buenas manos puedo encargarme de esos problemas... Suerte Vlas, nos vemos luego —agregó, al rodear la mesa y enfilar a la salida, para al instante abandonar la habitación.
—Adiós Rhys —se despidieron ambos, al unísono.
—Bien Vlas, ¿Estás listo para empezar tu entrenamiento? —Leah se inclinó hacia él y le preguntó con una gran emoción.
—¿Ya? —preguntó Vlas, echándole un ojo a su reloj—. Apenas son las 2:00 p.m —indicó.
—Sí, no podemos perder más tiempo... Ve a cambiarte de ropa, ponte algo deportivo, te espero afuera en treinta minutos —ordenó ella, antes de erguirse de nuevo e irse por la puerta.
—Así será, maestra. —Con su cabeza todavía reventando, se puso de pie y siguió las órdenes de Leah, caminando paso a paso hacia su habitación.
Treinta minutos después…
Vlas se vistió con ropa que ni siquiera recordaba que tenía, un pantalón negro que formaba parte chándal de tela, del cual no tenía la prenda superior, y una sudadera vieja color gris que usaba cuando practicaba deportes. Salió de su habitación y bajó hasta la planta baja, escuchó algunos golpes. Corrió hacia la parte trasera de la casa y se encontró con una inmensa habitación que él sabía perfectamente que no estaba antes. Entró y vio a Leah parada al lado de una pizarra.
—Ya volví —avisó, subiendo los escalones de la entrada después de cerrar la puerta detrás de él.
—Bien, toma asiento ahí —señaló Leah, dándose la vuelta.
A Vlas le sorprendió la organización del lugar. No era una habitación grande, quizás tenía el tamaño de su dormitorio pero tenía el doble de mobiliario. Vio muchas cajas de madera alrededor, de ellas sobresalían algunas armas, eran puntiagudas, probablemente espadas o alabardas. A él lo rodeaban algunas sillas más aparte de la suya, estas estaban de frente a la antes mencionada pizarra en la que Leah estaba escribiendo. En las paredes había muchas cosas colgadas, cadenas, escudos, algunas espadas, en una esquina de la habitación también se encontraban algunos muñecos de entrenamiento. Pero lo más impresionante era el inmenso ring que ocupaba la mayoría de la habitación... ¿Iban a pelear?
—¿Qué es esto? ¿Una sala de torturas? —bromeó Vlas, tomando asiento.
—Quizás, depende de cómo tú lo tomes, después de todo, es un entrenamiento complicado —respondió Leah, tomando un fibrón de una de las cajas debajo de la pizarra—. Antes que nada te daré una guía teórica sobre cómo funciona la energía, luego de eso te enseñare a manipularla —siguió, volteando otra vez, dándole la espalda a Vlas.
Vlas dirigió su mirada hacia ella... La única vez que se fijó en su figura fue cuando la conoció meses atrás en Remia, y en ese momento estaba concentrado en demasiadas cosas como para observar con atención a Leah. Ella estaba algo distinta, obviamente más alta, su cabello estaba más largo también, y llegaba hasta debajo de sus hombros. Él no podía ignorar el hecho de que ella tenía un hermoso cuerpo, el caso de que fuera alta le daba una figura casi ideal, sus piernas eran largas, sus caderas y pecho se ampliaban y dejaban resaltar su cintura delgada... Ella podría perfectamente ser modelo, además tenía un gran sentido de la moda. Aunque casi siempre usaba el mismo estilo de ropa, cómo él había notado en Remia, sólo faldas y suéteres, pero de todas formas le quedaban excelentes.
—Bien... ¿Empezamos? —preguntó Leah, mirando a Vlas de reojo. Había escrito algunas cosas en la pizarra.
Apenas escuchó esas palabras, Vlas bajó la mirada con rapidez, su rostro se puso rojo, y algo de vergüenza lo invadió. Si Leah se había dado cuenta de cómo la estaba mirando ya podía comenzar a cavar su propia tumba.
—Sí, claro —respondió, sin levantar la mirada—. ¿Es difícil de entender?
—No lo creo... Si lo pudo entender alguien como Dean, a ti se te será demasiado fácil —ella rio.
—Ya veo.
—Bueno, presta atención... Te voy a pedir que te abstengas de preguntas hasta que termine de explicar, así que todas las dudas que tengas recuérdalas para preguntarme luego, ¿Entiendes? —preguntó, y Vlas asintió, sin decir nada—. Mira, comencemos con lo básico... Supongo que Rhys ya te explico que la energía te permite manipular el espacio a nivel atómico, algo extremadamente complejo y a la vez peligroso, ya que debes aprender a diferenciar elementos a tu alrededor y dentro de tu cuerpo, además de movimientos de partículas, espacios, posición, fuerza, etcétera... Son conceptos básicos de química y física pero eso no es necesario que lo sepas hasta que puedas al menos manipular tu energía, por eso vamos con ello... La energía viene del alma, de ahí su nombre, para las personas que nacen con la capacidad de manipularla la forma de activarla es con un golpe en el pecho, ahí está el nudo principal, en tu corazón, tú la despertaste cuando Cole te golpeó, sé que suena algo cruel pero eso no duele, la energía acumulada en tu pecho amortiguará el impacto y luego de este saldrá disparada por todo tu cuerpo, como un choque eléctrico, por lo que este se dormirá y estarás noqueado por unos minutos, así es como se despierta esta —Leah se explayó en su explicación.
—¿Puedo preguntar ahora? —preguntó levantando la mano. Luego de escucharla atentamente tenía varias dudas.
—Sí, quítate todas las dudas que tengas, yo las responderé, y cuando estés seguro de todo comenzaremos con la práctica.
—Entiendo, entonces, ¿Cómo es que se puede controlar la energía? ¿Sólo la debo manifestar?
—Fácil... Mira mi mano. —Se sentó a su lado, y colocó su palma hacia arriba—. Cuando la controles podrás concentrarla en cualquier parte de tu cuerpo... Como ya sabes, el límite del alma corporal son seis metros, por lo que de aquí a seis metros todo lo que me rodea es mi propia energía... Este límite se puede aumentar o disminuir dependiendo la necesidad, mientras más extensa sea tu aura más energía necesitarás, de esta manera, sí sólo la limitas alrededor de tu cuerpo saldrá con mucha más fuerza. —Luego de su explicación, movió su mano frente a la mirada de Vlas.
Vlas se concentró en ella hasta que lo que pasó a continuación lo asombró. Leah encendió una pequeña llama en su palma que podía cambiar de color soplándola. Vlas tenía ciertos conocimientos en química, pudo notar que lo que ella estaba haciendo era cambiar los gases que componían la llama para que su color se alterara. Quizás era un procedimiento básico, pero hacerlo con la palma de la mano seguía siendo sorprendente.
—Eres muy buena en esto Leah. —El chico se maravilló.
—Gracias, pero eso es lo primero que se aprende, también puedo convertir un pedazo de madera en una hoja o manipular el metal y darle diferentes formas... Pero vamos, eso sólo es de principiante, un poseedor del Scire puede saltarse todos esos pasos —dijo Leah, poniéndose de pie. Comenzó a caminar hacia una caja de las que estaban en la esquina de la habitación—. Esto es lo importante. —Se acercó de nuevo, pero esta vez con dos guantes.
—¿Guantes? ¿Quemaste tu mano? ¿Estás bien? —Vlas se acercó con preocupación, al advertir que lo que Leah había hecho anteriormente podría haberle hecho daño.
—No, quédate tranquilo, aunque eso era una flama estaba totalmente hecha de mi energía, era mi cuerpo, no puede lastimarme —respondió ella, con despreocupación—. Estos guantes se llaman Nio... Están creados totalmente de la Energía del Alma de un poseedor del Scire... Sirven para potenciar la Energía del Alma de un usuario ordinario, como yo, o los chicos, y Lara —añadió, dándole uno a Vlas.
—Así que «Nio» —dijo, apreciando el guante en su totalidad, forma, tela, tamaño... Parecía ser un guante normal—. «Alianza», eso significa su nombre en shi —adicionó, como curiosidad.
—Si, Rhys me dijo algo por el estilo, también su nombre original, en el idioma del Scire... «Unio Aeterna» si mal no recuerdo.
—Ya veo, ¿Los creó Rhys?
—Exactamente... Quizás creas que parecen inútiles, pero no del todo... A veces un usuario de Energía del Alma se ve demasiado condicionado por sus propias reservas de energía, Lara es un gran ejemplo de esto... Esto conlleva que no puedan explotar con totalidad su alma corporal, limitándolos a uno o dos metros como máximo... Ahí es cuando los Nio sirven de ayuda —respondió, colocándose un guante—. Pedimos algo de poder prestado a Rhys, esto amplía no sólo nuestras reservas, también nuestro alcance y daño en ataques o habilidades, sin contar de que sirven también como localizador, Rhys puede saber dónde estamos en todo momento, y al tener su sello también puede usar la teletransportación en nosotros o él mismo llegar a donde sea que nos encontremos —añadió, activando su energía y el sello dibujado en el guante comenzó a brillar.
—Wow, eso es muy interesante... ¿Y cómo funciona? —Él la miró con atención.
—¿Ves el sello que tiene dibujado? —preguntó Leah, posando su dedo sobre el sello.
—Sí —respondió Vlas, él no lo había notado antes, pero cuando lo hizo, algo extraño produjo que su corazón comenzara a latir con fuerza y rapidez, causando que un escalofrío recorriera su cuerpo—. Es el mismo que Cole tenía... El sello de Rhys... El del Scire... El Infinesse —agregó, en voz baja.
—Lo sé, es un sello de sangre, es lo que le activa la unión que nos permite pedir prestado poder de un poseedor del Scire.
—¿Sello de sangre? —preguntó, confundido—. Rhys no me dijo que también se podía hacer eso.
—Quizás pensó que para entenderlo necesitas saber más sobre la Energía del Elma, porque si, como dije antes, el guante esta hecho totalmente de Energía del Alma de Rhys, cuando yo hice ese sello de sangre parte de su poder se me fue dado y así potencié mi energía, pero esto tiene contras, el poder del Scire sigue siendo de Rhys, por lo que cuando yo uso ese guante también tengo su energía en mi cuerpo, y aunque ambos sabemos que Rhys jamás lo haría, para alguien que tenga planes de traición puede ser usado para controlar el cuerpo de la persona a quien le dio su poder.
—Entonces... ¿Cómo es posible que puedas usarlo con libertad si estas limitada por el poder de Rhys?
—Ahí viene lo siguiente, como dijimos hoy con él, la Energía del Alma sólo puede ser anulada con la misma cantidad de energía pero de otra persona, por eso cuando se activa el sello de sangre y la energía de Rhys entra en mi cuerpo, yo activo la mía y termino por anular la suya, haciendo que el sello no se pierda, porque es mi energía y está dentro de mi cuerpo, en pocas palabras la hago parte de mí, haciendo así el control de Rhys nulo.
—Ahora si entiendo todo, ¿O sea que la energía de Rhys no es la suficiente como para que tu cuerpo la reconozca?
—Exacto, Rhys sólo entrega el 1% de su energía, para que al utilizar el mismo porcentaje de la mía para anularla no afecte mi funcionamiento con el otro 99% que me queda.
—Pero... ¿No es necesario que yo use ese guante, cierto?
—No, tu sello funciona igual que este guante, por lo que tú no tienes que hacer ese proceso, pero yo sólo te enseñaré a usar el alma corporal, Rhys supera los límites de esta, es lo que le permite usar la teletransportación y su Possessionem... Eso sucede gracias a que él es capaz de controlar las otras dos áreas del alma, pero ahí ya no es mi terreno —Leah se quitó el guante y acabó con su explicación.
—Claro, así que ya podemos empezar a entrenar —declaró, poniéndose de pie, emocionado.
—Si no tienes alguna otra pregunta entonces empecemos... Ven por aquí —indicó, guiándolo hacia una esquina de la habitación donde había varias cajas apiladas—. Ayúdame con esto. —Bajó algunas, y Vlas estiró los brazos para cargarlas.
—Vaya... Sí que están pesadas.
—Le pedí a Rhys que cree algunas armas pero se pasó, no sé porque hizo tantas —respondió Leah, de cabeza en una caja—. Aquí está —dijo, volviendo a su lugar.
—¿Puedo dejarlas? —preguntó Vlas, su cabeza estaba escondida detrás de la pila de cajas.
—Sí, claro.
—Wow... Estaban demasiado pesadas —suspiró aliviado—. ¿Qué sacaste? —preguntó, mirando a Leah.
—Esto —respondió ella, desenvainando una espada de acero brillante, relucía frente a la luz, y cuando Vlas acercó su rostro lo vio reflejado.
—Emm, Leah... Yo no sé usar esto —declaró Vlas, mirando la espada con confusión.
Cuando niño, analizó muchas veces la idea de comenzar esgrima, había comenzado a practicar artes marciales bajo la tutela de Rhys, a él no le gustaba pelear, pero su hermano lo convenció, y no le desagradó la idea, además de que Rhys era muy bueno. Cuando pensó aprender esgrima, así como Rhys también lo había hecho de joven, sucedió todo de la nada, Demian murió, Rhys se fue, su familia se quebró... Y nunca acabó de entrenar, dejó todo a medias... A veces, practicaba sólo, pero sin la tutela de alguien que realmente supiera tales disciplinas, no lograba nada. Además, la mayoría de veces, practicar aquello que su hermano le enseñaba, le traía recuerdos de él... Y para no sentirse triste cada vez... No lo hizo de nuevo en todos esos años que estuvo alejado de Rhys... Hasta ese momento, en el que Leah se lo propuso.
—Lo sé, por eso primero debes aprender a maniobrarla para luego hacerlo con tu energía en ella. —Ella se la entregó.
—¿Con mi energía? —Vlas preguntó, su conocimiento era tan nulo, que ni siquiera supo cómo tomar la espada apropiadamente. Ella lo acomodó un poco en una buena postura.
—Exacto, la mejor forma para controlar la energía es con un vínculo, encontrando algo para concentrarla en eso sin tener que desatarla completamente, ya que si lo haces puedes perder el control, y terminar muy mal.
—Entiendo, entonces, ¿Debo aprender a usar la espada?
—Sí, ahora mismo empezamos... Ven, atácame, intenta golpearme con la espada. —Leah se posicionó en una postura para pelear.
—Leah, ¿Vas a pelear de pollera? —Vlas señaló su vestimenta, no era ropa como para tener una pelea.
—Pues claro... No voy a dar saltos acrobáticos, solo esquivaré una espada —respondió ella, riendo—. ¿Entonces? Vamos, te estoy esperando —alentó a Vlas.
—¿Segura? —preguntó él, algo nervioso.
—Sí, déjame decirte que ni siquiera podrás rozarme, al ser un novato en el uso de la energía, yo todavía soy superior a ti, incluso tú siendo un poseedor del Scire... Pero necesito que lo hagas para ver qué tal es tu estilo y nivel.
—Bien... Allá voy —dijo Vlas, lanzándose al ataque.
La espada era pesada por lo que tuvo que sostenerla con las dos manos e intentar mantener el equilibrio para no caerse. Y si, realmente Leah tenía razón, le era casi imposible seguir sus movimientos, y cuando parecía estar cerca de golpearla ella tomaba un camino totalmente distinto con una gran velocidad, haciendo que Vlas pierda la brújula. Notó un patrón en el movimiento de Leah, ella nunca doblaba al mismo lugar dos veces seguidas, por lo que sí una vez lanzaba su ataque a la derecha, la segunda vez tenía que hacer lo mismo, ella no iría a la izquierda otra vez. No le salió, Leah vio a través de su plan y con rapidez dio un salto hacia atrás cuando él intentó hacer su movimiento, su cuerpo se desbalanceó con esa finta, caminó intentando recuperarse hasta que se tropezó con sus propios pies y cayó contra el suelo de cara.
—Por Sun, Vlas... Realmente creí que serías un principiante, pero no que fueras tan patético para luchar. —Leah soltó algunas carcajadas mientras se acercaba a él, boca abajo en el suelo.
—Es que, siento que no estoy hecho para luchar con armas, no soy Rhys, él hizo esgrima cuando era adolescente, por eso es tan bueno con la espada, mi mayor fuerte es mi propio cuerpo —declaró Vlas dándose la vuelta, luego de ese movimiento se sentó en el suelo cabizbajo, abatido.
—Ya veo, ¿Y qué tal una cadena? —preguntó ella, buscando en otra caja.
—¿Una cadena? —Vlas la miró confundido. Quizás estaba demasiado cansado para entender lo que ella le había dicho pero estaba seguro de que no se había equivocado.
—Sí... Como esta —respondió Leah, sacando una cadena larga con una cuchilla afilada en su extremo y un brazalete en el otro, supuso que era para atarla a su mano.
—Wow... Me gusta ese estilo. —Vlas le dio una mirada con extrañeza, jamás había visto un arma igual.
—Es interesante... Mira, la cadena mide cinco metros, pero si te acostumbras a ella con tu energía puedes ser capaz de multiplicar su tamaño hasta el que tú quieras, sirve para ataques de largo y corto alcance, y al ser de metal puedes usarla defensiva y ofensivamente al mismo tiempo, es un arma poco común ya que es algo difícil manipularla cuando se encuentra en el aire, al no ser rígida como una lanza no se puede controlar muy bien, pero tú puedes usar tu energía para resolver ese problema... ¿Qué dices? ¿Lo intentas? —preguntó, colocándole el brazalete en su muñeca derecha y entregándole el otro extremo con la cuchilla de acero afilada.
—Sí... ¿Qué tendría que hacer? —preguntó Vlas, apreciando la cadena colgar de su mano.
—Ven. —Leah lo tomó del brazo y lo llevó con ella hacia el ring—. ¿Ves ese muñeco que está en la esquina? —preguntó señalando los muñecos de entrenamiento que antes Vlas había notado.
—Sí.
—Lánzala hacia él, cuando logres engancharlo jálalo con fuerza hacia ti, y si realmente eres bueno en artes marciales quiero que le des una patada con la planta del pie luego de dar un giro... Así —explicó Leah haciendo una demostración del movimiento. Vlas se percató de que ella era muy buena en artes marciales, le salió a la perfección. Probablemente Rhys la había entrenado en el pasado—. Oh... Había olvidado que vestía una pollera, ¿No se vio nada? —preguntó, riendo.
—Para nada —respondió Vlas encogiéndose de hombros. En realidad si había sucedido, pero intentó ignorar la situación.
—Bien, ahora hazlo tú.
—Entiendo... A ver que sale —dijo Vlas, ubicándose exactamente a cinco metros del maniquí—. Concéntrate en la cadena, hazla parte tuyo y lánzala... Uno... Dos... Tres —contó, para al final lanzar la cadena siguiendo las indicaciones de Leah.
Cuando la cuchilla llegó al muñeco esta se introdujo en su pecho y se abrió como si fuera un gancho para que al tirar de la cadena no se soltara. Vlas jaló fuerte para traerlo hacia él pero tuvo que hacer el doble de esfuerzo cuando notó que este estaba demasiado pesado. Con el muñeco en el aire Vlas se dio cuenta de que ya no era necesario jalar, sino toda la fuerza haría más efecto en el muñeco y este pasaría de largo. Lo vio venir hacia a él automáticamente sin freno, cuando este estaba a un metro le dio la espalda y al sentir que la cadena se tensaba dio una vuelta e intentó golpearlo en el rostro... No llegó, se había pasado mucho con la fuerza y el muñeco se había ido muy arriba, al no tener una forma de frenarlo terminó cayendo encima de él con brusquedad.
—Mierda —maldijo, cuando sintió un fuerte impacto en sus costillas.
—Debo decir que para ser la primera vez fue bastante más prometedor que con la espada —declaró, Leah caminando de regreso a él— ¿Estás bien? —preguntó, agachándose a su lado hasta quitarle el muñeco de encima.
—Sí, gracias —respondió Vlas, tomando el lado izquierdo de su abdomen luego de un ligero quejido.
—¿Te lastimaste ahí? —preguntó Leah, preocupada.
—No, para nada, sólo fue el golpe, se irá rápidamente. —Él lo ignoró.
—Será mejor que lo verifique —dijo Leah, sentándose a su lado—. Ven aquí. —Levantó su sudadera y se sorprendió al apreciar el definido cuerpo de Vlas—. Vaya... Tienes músculos —rio, bajando su sudadera de nuevo. Él no tenía ningún daño. Pero su cuerpo... ¿No tenía sólo dieciséis años? La genética siempre tiraba para su lado, era imposible que estuviera tan bien físicamente.
—Era deportista, practicaba baloncesto, ¿Recuerdas que te lo dije? —él aludió, con obviedad.
Ella lo miró todavía colgada en sus pensamientos. Su mirada subió y bajó varias veces, sólo concentrada en él. ¿Había crecido tanto en tan pocos meses? Cuando todavía estaban en Remia, él apenas sobrepasaba su altura, y no se encontraban en tanta diferencia en cuanto a tamaño. Pero... Desde que habían vuelto él se veía tan diferente, cada día notaba su cambio, como si no lo hubiese visto por meses, y al final, siempre lo veía el día anterior. Debía darle tal la responsabilidad de su crecimiento a su poder, seguramente él también entrenaba, y no se dejaba estar... Quería darle las gracias por preocuparse por eso. Si le parecía atractivo antes, ¿Qué podía pensar ahora? Estaba más cerca de la madurez que meses atrás, y eso ciertamente la hacía sentir extraña en torno a él. Casi como más atenta a él... ¿Enamorada quizás?
El día anterior, cuando bailó a su lado, quiso besarlo, lo vio toda la noche con una sonrisa, apreciando con maravilla sus intensos ojos verdes, que brillaban como las luces del lugar. Luego él sólo estuvo a su lado por el resto de la noche, sin soltarle la mano, y pasó de verse tan atractivo y varonil, a tierno y cariñoso. Al final de la noche durmieron juntos, y no fue como esa vez en Remia, cuando ella se quedó a su lado esa noche tan fría y triste para él, tomando su mano por horas, hasta durmiendo a centímetros de su cabeza. No fue como esa vez, no iba a ser como cualquiera otra, si es que volvía a suceder. Con Vlas, todo era distinto, y eso era lo que hacía que ella quisiera conocerlo más aun, más que la anterior, y así, con cada momento que pasaban juntos, más... Y más.
«¿Es sensato, Vlas? ¿Puedo enamorarme de ti?», pensó la noche anterior, cuando escuchó su: «Te quiero». Eso sería una pregunta que en algún momento tendría una clara respuesta, y esperar era lo único que podía hacer. Porque como no lo hizo ese día cuando se despidió de él en Remia, tampoco lo iba a hacer en ese momento, en plena búsqueda de él de su propia identidad. No quería colocarlo en una encrucijada, respondiendo esos sentimientos que ni ella comprendía... Primero, ella debía comprender qué significaba estar enamorada, o si al menos lo estaba. Y luego, él podía entenderla, compartir sus sentimientos, o sí no era correspondido... Sólo serle claro... Y así, ella no se ilusionaría... No sufriría por amor... Aunque el momento llegaría... Ya no era una niña... No iba a volver a serlo de nuevo.
—Sí, lo había olvidado —respondió Leah, parándose otra vez. Un simple sacudón de cabeza dejó de lado todo lo que estaba pensando. Podía hacerlo en otro momento—. Entonces... ¿Cómo calificarías tu primer uso de la cadena? —Extendió su mano.
—En realidad sí que fue difícil, sólo con la fuerza que tuve que hacer para levantarlo se me fueron las energías —respondió Vlas, tomándola y poniéndose de pie.
—Eso se puede arreglar cuando empieces a controlar tu energía, cuando puedas manipularla por todo tu cuerpo puedes concentrarla en lugares específicos para poder acrecentar tu fuerza física o resistencia, dejando de lado que en parámetros generales estas aumentan descomunalmente.
—Claro, parece que hay mucho por practicar todavía... Entonces elijo las cadenas para seguir, me sentaron bien, además parecen ser más flexibles de lo que creía, si puedo alargarlas cuando controle mi energía ni siquiera debo acercarme a mi objetivo en una lucha real, y si las refuerzo con energía pueden llegar a ser indestructibles.
—Sí, por eso deberás seguir... ¿Viste eso que hiciste hoy? —Señaló el ring.
—¿Lo del muñeco?
—Sí, tienes que hacerlo hasta que te salga a la perfección, luego de eso te enseñare como direccionar energía por tu cuerpo, para como conclusión del entrenamiento, infundirla en la cadena.
—Entiendo, ¿Y cuánto me tomara hacerlo?
—Por lo rápido que vas progresando, yo diría que un mes.
—¡¿Un mes de solo lanzar la cadena?! —preguntó, cuando su mandíbula se desligó de su rostro, y se cayó de la sorpresa.
—Parece mucho tiempo, ¿No es así? —preguntó Leah, entre risas—. Pero créeme, es muy necesario... Primero debes acostumbrarte a ella para luego poder hacerlo con cualquier tipo de objeto de forma automática, si tu cuerpo recuerda el proceso te será muy fácil —añadió, tomando una cuchilla cerca de ella y en un rápido movimiento, la lanzó hacia la cabeza del muñeco.
Vlas apenas distinguió lo que pasó, no pudo seguir el movimiento del arma, pero cuando dirigió su mirada al muñeco todo su cuerpo se paralizó del asombro... La cabeza del muñeco ya no estaba, el ataque de Leah se la había arrancado totalmente
—Acabo de hacer una nueva nota mental... Nunca meterme contigo —dijo, todavía mirando el muñeco sin poder creer lo que ella había hecho.
—Se llama práctica... Tienes que tener confianza en ti mismo y creer que fácilmente podrás llegar a ese nivel cuando termines tu entrenamiento. —Leah le quitó importancia a lo que hizo y comenzó a caminar hacia la salida—. Iré a tomar un baño, el entrenamiento por hoy ha terminado... Mañana aquí a la misma hora, intentaré que al menos pases dos horas al día haciendo lo del muñeco, ¿Estás de acuerdo? —Buscó su confirmación dándose la vuelta y lanzándole una mirada a sus ojos. Vlas hizo lo mismo y asintió.
—Sin problemas.
—Bien, mejor así, nos vemos más tarde en la cena. —Elevó su mano, y su saludo se perdió luego de que abandonara la sala y cerrara la puerta detrás de ella.
—Nos vemos luego Leah.
Vlas respiró hondo y se lanzó al suelo de nuevo. Su cuerpo casi ni respondía a sus pedidos, estaba demasiado cansado. Esa noche dormiría con demasiada placidez.