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Kym, llevaba siendo youtubero desde que tenía 14 años. Aun teniendo 3 mil suscriptores, él era realmente un pez pequeño en un mar repleto de grandes criaturas, pero luego de poner el video en línea, así como el de "colección de evidencia" donde se veía editado y con algo de narración lo que recolecto, incluyendo la grabación, la cual corto con cuidado para que no saliera el mensaje para Akbal, no se esperó que su popularidad despegara a tal extremo en la siguiente semana.

Se encontraba encaminándose de vuelta a su dormitorio de comprar algunas bebidas y cosas para comer mientras trabajaba en editar un video de otro de sus compañeros cuando de pronto su teléfono pareció querer explotar por las notificaciones que no dejaban de llegar y llamadas múltiples que querían entrar. Del susto casi tira tanto su bolsa de mandado como el teléfono, deteniéndose en medio de la calle intentando callar el constante chirrido del aparato, comenzando a buscar como desactivar las notificaciones y al final silenciado el teléfono por completo. Miro completamente abrumado el aparato que parecía casi congelado ya que no podía hacer nada mientras seguían entrando notificaciones, este aparato no era de los mejores, solo lo compro porque era muy resistente a los golpes y caídas, cuando finalmente logro reconocer que eran las notificaciones, elevando las cejas corrió el resto del camino a su vivienda, yendo directo a su computadora ignorando a uno de sus compañeros.

-No m*mes -soltó entre dientes con un siseo intentando no ser escandaloso, al ver como la cantidad de suscriptores había saltado a casi los 20 mil, y seguían subiendo, así como varios correos de otros grupos de paranormal no solo en México, pero otros países queriendo hablar con el sobre el sitio que visito, ofreciendo dinero o cooperación de canales para un video en uno de esos sitios. Esos eran los más emocionantes, pero encontró algunos algo aterradores.

Gente que le reconoció, que sabía dónde vivía, que lo llamaban mentiroso por lo más leve, y casi engendro de satán por lo más grave. Se mordió nerviosamente el labio cuando leyó algunos de gente que le decía que le enviarían maldiciones "a ver si puedes liberarte de eso", imprimió esos mensajes y los borro luego de bloquearlos, mejor hablar con Raira sobre eso con él, y luego cuando noto los que sabían dónde vivía y además le dirigían amenazas, se dio cuenta era momento de mudarse. La fama era aterradora, y existían demasiado locos, les envió mensaje a los otros grupos explicándoles que el lugar del video ya no podía ser accedido ya que luego de eso el dueño renovó la construcción, pero en cuanto supiera de otro sitio les informaría, sobre los costos explicaba que solo se solicitaba de momento donaciones para el mantenimiento de la Mansión Akbal y se les daba tours por la vieja tumba en grupos pequeños, pero en un futuro tendría algo mejor, pero estaban aún en pláticas. Luego de eso, empaco todo su equipo incluyendo computadora, ropa, papeles y cosas personales, y aviso a sus compañeros de lo que paso y que se iría para no causarles problemas, mandándoles el depósito de 5 meses de renta por adelantado, y uno de ellos que tenía una camioneta le ayudo a llevar sus cosas, que noto perturbado solo eran 3 cajas medianas y cuatro maletas grandes hasta la casa Akbal. No pregunto antes, pero estaba seguro que podría convencer al mayor de dejarle refugiarse en el sitio.

 

 

 

Raira cuando volvió a casa de otro trabajo privado no esperaba toparse con Kym sentado en la entrada con un montón de cosas y enviando mensajes en su celular, al verle este lucio aliviado levantándose de inmediato y le tendió, lo que por un momento le pareció una libreta, un montón de hojas impresas dobladas a la mitad. El mayor elevo una ceja aceptándolas, la abrió y notando que eran mensajes de correo, comenzó a leerlos al principio confuso, pero luego su ceño y mirada se pusieron serios, sobre todo sobre lo de las maldiciones y otras amenazas, levanto la mirada posándola sobre el menor, quien le dedico una sonrisa casi triste y se encogió de hombros. Viendo las maletas y cajas, Raira no le cupo duda de que termino huyendo de su casa, con un suspiro abrió la reja.

-Hay suficientes cuartos, pero te advirtió, no hay internet, si quieres eso tendrás que pagar y encargarte de la instalación, estoy muy ocupado para esas cosas -le dijo ayudándole con una de las maletas, el menor sonriente asintió y comenzó por poner las cosas del otro lado de la reja para que el mayor pudiera cerrar, no era mucho, pero aun tendría que hacer al menos dos o tres viajes, Raira no le ayudo más que con una maleta adelantándose a la casa y dejando la maleta en el cuarto que le dio, en el segundo piso, estaba llena de polvo, pero tenía una cama matrimonial, un sillón y un escritorio, así como un enorme closet, todo era antiguo, y la cama era de esas que te llegaban casi al pecho de lo alta y tenía hasta una mini escalera para poder subir, y seguro si caes te descalabras. -Posiblemente convenga tirar ese colchón y poner uno nuevo, pero eso también tendrás que encargarte tu -le dijo cuándo el chico vio el sitio intrigado y el mayor le entrego la llave del cuarto junto con copia de la llave del candado de la reja y de la puerta principal. Luego de eso este se fue a su cuarto, estaba cansado del trabajo y quería darse un baño y dormir la siesta, luego de eso se aseguraría de hacer algunas protecciones para el menor, unas que les retornaran esas maldiciones a los que los lanzaran, eso les enseñaría a meterse con quien no debían.

 

 

 

 

Kym suspiro cansado haciendo su último viaje hacia la entrada a recoger la última de sus cosas, alegrándose ahora que no tenía tantas pertenencias, se estiro un poco elevando sus brazos por sobre su cabeza sus dedos cruzados y sus palmas hacia el cielo hasta que sintió su espalda casi doler, y bajo sus brazos andando con paso calmado, comenzando a planear en que necesitaba hacer primero, posiblemente ordenar un nuevo colchón, así como contratar el servicio de internet, y claro limpiar todo el polvo del cuarto. Llego a la entrada y se inclinó para recoger la caja pero se detuvo confuso, su vista posándose en la caja extra que estaba seguro no era suya, parecía que alguien la lanzo desde el exterior, estaba algo dañada y quedo inclinada deteniéndose contra la caja más grande, dudo por un momento, pero finalmente la curiosidad le llamo, y tomo la caja con cuidado notando que estaba sellada con cinta, extrañado la coloco sobre la más grande y cargo las dos juntas encaminándose a la casa, pensando que tal vez era algo que pidió por correo el mayor. Entro a la casa dejo la caja más pequeña en la mesa del recibidor antes de seguir su camino al segundo piso para dejar sus cosas en su nuevo cuarto, y se distrajo con la tarea de limpiar y desempacar, olvidándose del paquete que trajo a la casa.

 

 

Raira suspiro secándose el cabello y bajando las escaleras, el baño le hizo sentir hambre, y aun que quería dormir, el estómago no le dejaría si no le daba alimento pronto, al llegar al recibidor se detuvo de golpe notando la caja sobre la mesa de correo, notando que estaba abierta y volteada se acercó asomándose al interior, y luego soltó un suspiro exasperado, antes de sacar la carta en el interior leyéndola con cuidado, antes de dirigir una mirada irritada hacia las escaleras, ese chico realmente tenía una suerte casi sobre natural. Miro alrededor levemente antes de encogerse de hombros y encaminarse a la cocina, ya encontraría lo que se metió a la casa, debía de admitir, tenía que checar la barrera, no esperaba que el chico fuera suficientemente fuerte como para lograr meter a esa presencia sin problema.

 

En la mesa quedo abandonada la carta y la caja la cual estaba vacía, una sombra pareció correr por debajo de la mesa del comedor ocultándose detrás de una de las cortinas, explorando el sitio, pero cuidando de no ser descubierto, ese sitio tenía muchas cosas interesantes. Una leve risa queda se escuchó tintineando, aun que estuvo algo ahogada por el sonido de Raira preparándose algo de comer en la cocina.

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