Capítulo 40: Al diablo con las reglas

Miguel

Simone se removió en sueños, pero no intenté despertarla. Llevábamos horas así y ambos estábamos agotados. Me despertaba aproximadamente cada hora sólo para atraerla hacia mí, e inevitablemente terminábamos haciéndolo de nuevo.

Realmente no estaba celoso de los otros chicos. Esa no fue mi motivación. Simplemente no podía quitar mis manos de ella, evitar empujar dentro de ella. Todo en ella me excitaba, incluso los detalles más pequeños como la forma en que su cabello me hacía cosquillas en la piel o su aliento me calentaba la cara.

Ella hablaba en sueños y yo quería saber todos sus secretos. Me preocupaba que tal vez Rob y Nick se estuvieran volviendo más íntimos emocionalmente con ella. La mayoría de nuestras interacciones fueron sobre sexo fantástico. Intenté luchar contra la nube que crecía en mi mente.