Lu Yunxi realmente estaba aterrorizada, habiendo presenciado de primera mano los métodos brutales de Su Chengyu. Ni siquiera parpadeó al lidiar con Zhao Shuheng y Wei Ziyang, infligiéndoles severas lesiones sin piedad. No podía pensar en nadie lo suficientemente poderoso como para amenazar a Su Chengyu.
—Sr. Su, por favor no me mate. ¡Mientras me mantenga con vida, haré cualquier cosa que me pida! —rogaba Lu Yunxi repetidamente por miedo.
—Puede que te perdone la vida, pero no te dejaré ir fácilmente. He sido generoso con la familia Lu, pero tú has escogido pagar la bondad con hostilidad. Entonces dime, ¿qué precio deberías pagar? —preguntó Su Chengyu fríamente.
—Yo... —Lu Yunxi, frenética y acorralada, logró proponer una oferta—. Si no le repugno, Sr. Su, estoy dispuesta a ser su mujer, a expiar mis pecados con mi cuerpo. —Esperando comprarse algo de tiempo, Lu Yunxi concluyó que era la única opción viable que le quedaba.
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