Después de que Tang Mu se fuera, Lin Dong quedó solo en su casa de primer grado Tang Chen, cultivando.
Sin embargo, por la tarde, Lin Dong recibió una llamada telefónica.
Fue Li Qingcheng quien había llamado.
Desde que Qiao Bing vino desde la capital, Li Qingcheng no había contactado a Lin Dong, queriendo dedicar todo su tiempo a los dos.
Las primeras palabras que dijo cuando llamó fueron:
—Lin Dong, ¿no has estado con Qiao Bing estos últimos días?
Lin Dong se sintió avergonzado.
—He estado un poco ocupado estos dos días. Una compañera de la secundaria vino, y yo hice de anfitrión, mostrándole la ciudad.
—Hmph —resopló fríamente Li Qingcheng—. Una mujer, ¿verdad?
—¿Cómo lo supiste? —Lin Dong estaba aún más avergonzado.
Li Qingcheng se burló:
—Porque he instalado vigilancia en esa casa de primer grado Tang Chen. La intención original era prevenir robos, pero no esperaba verte llevar a una mujer anoche.
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