Gabriel flotaba en el aire como si fuera un Sobrecargado que observaba a todos desde lo alto del cielo.
—Debería agradecerles por traer a tantas personas aquí para ayudarme —la voz calmada de Gabriel resonó en todo el campo de batalla que parecía haberse detenido.
Por un momento, todos estaban tan sorprendidos que incluso olvidaron atacar. Gabriel había convocado a Rafael, a quien nadie reconocía. Nunca habían visto a Rafael antes, pero también podían sentir la fuerza del hombre encapuchado.
Lo que era aún más extraño era escuchar a Gabriel agradecerles. No podían comprender la razón detrás de su agradecimiento.
Gabriel tampoco se molestó en explicar. Desde que recuperó sus recuerdos, se dio cuenta de la importancia que tenían los grilletes mundanos para él. ¡Estos habían absorbido el elemento de la muerte durante mil años!
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