—Theia... —Gabriel habló subconscientemente un nombre, sin darse cuenta de por qué lo hacía. Era como si conociera y al mismo tiempo no conociera a la chica que tenía delante.
Cuanto más intentaba recordar, más le dolía la cabeza. Era como si hubiera una poderosa barrera que le impedía recordar, por mucho que lo intentara.
Cuanto más intentaba recordar, más dolor sentía. Al final, no pudo evitar agarrarse la cabeza, que le latía fuertemente, mientras sus venas saltaban a la vista, haciéndose claramente visibles.
Ambos Bastones Ancestrales desaparecieron mientras los soltaba para agarrarse la cabeza. Solo el Grimorio Ancestral de Nigromancia seguía ahí, flotando delante de él.
Theia mira a Gabriel, que estaba con dolor. Desafortunadamente, no hizo nada para ayudar al joven. Simplemente observaba en silencio.
—¿Quién... eres... tú...? —Gabriel habló, aún experimentando el dolor atormentador. —¿Por qué me resultas tan familiar?
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