—¡Cariño, eres tan pequeño y rojo! —exclamó cariñosamente su madre.
—¡Qué aparición tan linda eres, hijo —añadió su padre con ternura.
Abadón sabía que sus padres tenían buenas intenciones, pero no podía evitar sentir que se burlaban un poco de él.
—¿Cómo se le ocurrió esto a Lailah? ¡La chica es realmente una genio! —elogió Yara.
Seras simplemente negó con la cabeza.
—No fue ella quien lo inventó, madre. La antigua reina bruja lo hizo. Lailah simplemente mejoró su diseño y eficiencia usando sangre en vez de cuentas de alma para hacer la conexión.
—¿Oh? Entonces es bueno saber que esa vieja bruja finalmente sirvió para algo —dijo feliz Yara.
Yara aún no había olvidado todo el trauma que su primera hija había sufrido a manos de su supuesta madre, por lo que le llenaba de una alegría indescriptible saber que Sei había sido superada por la hija a la que eligió maltratar.
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