—Volveré por ti y recuerda esto... Si yo no puedo tenerte, nadie podrá tenerte —dijo la chica elfo mientras se daba la vuelta y se iba del lugar inmediatamente.
«Sí, sí, de todos modos no tengo tiempo para zorras como tú» pensó Anon mientras miraba a la chica irse.
Después de completar su ejercicio, Anon entró en la casa.
—¿Qué hay para el desayuno, mamá? —preguntó Anon.
—Aquí tienes... Pan y leche —dijo Hillary mientras servía la comida y volvía a la cocina inmediatamente.
Anon comía el desayuno lentamente mientras observaba otros cambios en el comportamiento de Hillary.
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