¿Así?

—Azracán estaba furioso —estaba tan enojado que había terminado levantándose de su asiento, esperando—solo esperando—que ese tonto faltara al respeto al nombre Dimensari una vez más.

—Pero Jenera, la paragón Evolari, había intervenido, devolviéndolo a la razón. Era obvio; el loco había estado intentando provocarlo y él había caído en la trampa. Azracán volvió a su trono, pero su fría mirada permaneció fija en Whisker.

—Jezenet también permanecía en su trono, aunque su sed de sangre aún era intensa. Al mismo tiempo, era cautelosa con Whisker. Él era un paragón cuya especialidad era la voluntad. Y en Eldoralth, la mayoría, sino todas las habilidades, dependían de alguna manera de la fuerza de voluntad.

—Por su habilidad para manipular la voluntad —y dada la abundancia de la suya propia—Whisker ya había neutralizado a dos de sus paragones.