Rey y Adonis caminaban en silencio.
Los terrenos de la Academia Imperial eran muy grandes, incluso si solo era la sección para las Etapas Básicas. Hectáreas tras hectáreas de terreno se extendían para propósitos multifacéticos, lo que hacía que todo se sintiera aireado y despejado.
Los Dragones también podían volar, así que la distancia no era particularmente molesta.
Rey había esperado aprovechar esta larga distancia y guiar su camino hacia un restaurante, en parte porque quería comer, pero también porque esperaba que él y Adonis comieran juntos, pero hasta ahora, parecía haber jugado en su contra.
Durante minutos, ninguno de los dos había dicho nada.
Finalmente resuelto a romper la incómoda eternidad, Rey decidió dejar de pensar y sobreanalizar demasiado.
Simplemente tenía que tomar al toro por los cuernos y preguntar:
—Sé lo que quieres decirme. —La suave y constante voz de Adonis se filtró en el aire, rompiendo fácilmente el ensordecedor silencio entre los dos.
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