—Siéntate.
Ante la imponente presencia que tenía delante, Adrien Chase no tuvo más remedio que obedecer.
Había sido escoltado por Dragones hasta este lugar, el gran despacho de un Señor, por lo que lo menos que podía hacer era obedecer las simples instrucciones que le daba aquel a quien había venido a ver.
El que tuvo la amabilidad de concederle una audiencia.
—Huu… —Mientras Adrien se sentaba en el asiento, bastante cómodo, haciendo lo mejor para observar su entorno sin apartar la atención de la entidad frente a él, mantenía su sonrisa.
El despacho estaba espléndidamente diseñado, poseía rayas de color púrpura, azul y negro. La alfombra era exquisita, y la calidad del mobiliario era diferente a todo lo que se pudiera encontrar en cualquier asentamiento humano o élfico.
De hecho, era casi reminiscencia de la Tierra.
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