La reunión terminó en una nota bastante productiva, con ambas partes obteniendo lo que deseaban al llegar a un consenso adecuado.
Una vez concluido todo, los Otromundistas fueron escoltados fuera del edificio y regresaron a su alojamiento dentro de la Hacienda Real. Al hacerlo, no pudieron evitar sentirse de cierta manera—todos recordando el día de su deserción.
En el momento actual, solo Felicia había revelado su identidad a alguien dentro de la Hacienda Real. El resto mantenía sus identidades ocultas, disfrazados como simples escoltas de seguridad para los Nobles a quienes servían.
Como resultado, no eran tratados con el mayor tipo de respeto.
Todo eso cambiaría pronto, sin embargo.
Para cuando llegaron a la habitación de Felicia para su reunión, los adolescentes sonreían para sí mismos.
—Eso salió bien. Mucho mejor de lo que esperaba, incluso —el que rompió el silencio fue Cayden.
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