Cuando se cuela la desesperación

—¿Qué hace un señor dragón aquí...? —mientras Adonis observaba al dragón esquelético, un miedo abrumador y un trauma intenso comenzaron a apoderarse de su cuerpo. Más que el resto de los aventureros a su alrededor, no podía dejar de temblar intensamente.

Eso era porque sabía cuán poderoso y cruel era un solo señor dragón.

—En aquel entonces… nunca fuimos capaces de vencer a ni uno solo.

Los señores dragón eran reconocidos como el pilar inamovible de la sociedad dragón, y por lo tanto era prácticamente imposible para un humano vencerlos.

—Pensé que tendríamos algunos años más para fortalecernos antes de intentarlo, pero… ¿por qué ahora?

Claro, este era un dragón esquelético —y los no-muertos solían ser más débiles que sus contrapartes vivas, con algunas excepciones.