—Vayamos directo a lo importante primero, ¿de acuerdo? —Cuando el tono melodioso de Scylla resonó en la oscura sala, la atención de todos fue captada.
Los Señores Bleue y Rouge parecían los más inquietos, lo que les llevaba a desviar constantemente la mirada hacia el Señor Noir, quien cada vez los ignoraba más.
El anciano ya había terminado de sorber su té, así que simplemente dejó los ojos parcialmente cerrados mientras esperaba las palabras que pronto serían pronunciadas.
—Antes de eso, tengo algunas cosas que decir —Rebal levantó la mano, deteniendo a Scylla antes de que pudiera decir algo más.
Cualquiera se habría ofendido por eso, pero a la Dama no le importó en absoluto. Simplemente se encogió de hombros y le hizo un gesto para que continuara.
Rebal se puso de pie, sus ojos formaron una mirada profunda mientras un ceño fruncido irradiaba por todo su rostro.
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