—Tristán... —Su cuerpo se tensó al oír esa suave y familiar voz de la mujer que amaba. La persona que lo seguía era Hannah.
Tristán se giró inmediatamente para enfrentarla, casi tropezó con su tobillo debido a su movimiento repentino.
—¿H-Hannah? —dijo Tristán exasperado, la incredulidad podía verse en su cara.
—¿Q-Qué haces aquí? —le preguntó Tristán, su voz estaba bastante temblorosa debido a su nerviosismo.
Hannah se rió al notar su desasosiego.
—Yo debería ser quien te preguntara eso. ¿Por qué estás aquí? ¿Solo? Todos están disfrutando de la noche. ¿Puedes oírla?
Podían escuchar la música en vivo proveniente del salón principal acompañada de las risas de las personas. Bailar era uno de los puntos culminantes de sus cenas familiares. A los mayores les encantaba bailar el Cha Cha, Baile de Salón y Vals con sus amados parejas.
Esto era una fuente de entretenimiento para ellos. Los mayores también aprovechaban esta oportunidad para enseñar a las generaciones más jóvenes estos distintos pasos de baile.
Tristán sacudió la cabeza con su fea expresión al imaginar lo que estaba sucediendo adentro en ese momento. No era aficionado al baile.
Hannah se rió una vez más. Luego se acercó a Tristán. El balcón estaba bien iluminado. Frente a ellos, había un hermoso paisaje de jardines de flores.
Su difunta abuela era muy aficionada a la jardinería. Le encantaban las plantas y las flores, por eso el abuelo Lu se aseguró de que este jardín estuviera bien cuidado.
Tristán finalmente se calmó un poco. También movió su mirada hacia el jardín de flores. Este lugar también ocupaba una parte importante en su corazón. Todavía podía recordar los tiempos cuando él y Hannah eran aún jóvenes. Solían jugar alrededor de este jardín.
Él siempre cogía la flor favorita de su abuela para dársela a Hannah. Desde entonces, a Hannah comenzó a gustarle la flor de los tulipanes. Más tarde, también se convirtió en su flor favorita.
Hannah y Tristán estaban solo parados uno al lado del otro, recordando en silencio sus recuerdos de la infancia juntos. Ambos eran muy felices en ese momento. Y Andrés aún no había aparecido.
Pero todo cambió en el momento en que él llegó a sus vidas. Tristán encontró un rival por la atención de Hannah. Al principio, los tres se hicieron amigos, como verdaderos amigos.
Tristán y Andrés también llegaron a ser como hermanos con la ayuda de Hannah. El tiempo pasó, los tres crecieron. En lugar de tener un vínculo y una amistad más fuertes, de repente los tres se volvieron distantes entre sí.
Los hermanos se enamoraron de ella. Tristán siempre la había amado antes que Andrés. Pero el amor no es de quien llega primero. Sus sentimientos por Hannah, esa fue la principal causa de la ruptura de su hermosa amistad e incluso del vínculo de los hermanos.
La competencia entre Andrés y Tristán se intensificó con el paso del tiempo. Incluso la Familia Davis y sus otros amigos no pudieron evitar comparar a ambos.
¿Quién es más guapo, Andrés o Tristán?
¿Quién es más inteligente? ¿Quién es más talentoso?
Ambos tenían diferentes fortalezas y debilidades. Tenían diferentes y únicas maneras de impresionar a alguien. ¡Era cincuenta y cincuenta!
Pero Hannah se convirtió en el juego decisivo que determinaría quién era mejor entre los dos hombres.
Tristán perdió en el momento en que Hannah le dijo que le gustaba Andrés.
Estaba perdido en sus pensamientos pero cuando Hannah habló, su voz lo sacó de sus profundos pensamientos.
—Tristán… en realidad… tengo muchas ganas de preguntarte esto. ¿Qué nos pasó? Somos amigos de la infancia, mejores amigos. Pero, ¿cómo terminamos siendo extraños una vez más? —preguntó Hannah suavemente. Su voz estaba llena de tristeza y arrepentimiento.
Tristán se quedó sorprendido por la confrontación directa de Hannah. No esperaba que ella le hiciera esa pregunta, especialmente ahora.
—Sé… que has estado tratando de evitarme durante varios años ahora. Incluso olvidé cuánto tiempo hace que no nos hemos visto. ¿Por qué hiciste eso, Tristán? ¿Me odias?
—¡No! Hannah, ¡no! Yo no te odio —dijo Tristán rápidamente.
—Entonces, ¿por qué?
Cuando Tristán se enfrentó a ella, ya vio las lágrimas cayendo de la esquina de sus ojos. Su corazón se sentía como si estuviera siendo apretado en ese momento. No quería verla llorar.
—Hey, ¿por qué estás llorando? —Tristán estaba alarmado.
—Porque estoy triste. Porque te perdí y no sé por qué —dijo Hannah mientras comenzaba a sollozar.
Tristán estaba desconcertado. Nunca imaginó que Hannah estaría herida así por lo que él hizo... porque eligió evitarla y alejarse de ella.
Viéndola así, ahora se preguntaba si había tomado una decisión equivocada antes.
—Por favor… dime, Tristán… Me merezco saber la razón por qué —exigió Hannah mientras tiraba de las mangas de su traje.
Tristán miró hacia otro lado. No podía soportar verla llorar. Estaba apretando el puño. Estaba contemplando si contarle o no acerca de sus sentimientos por ella.
—Porque… a ti te gustaba Andrés —le dijo Tristán con toda sinceridad.
Esta vez, fue Hannah quien se quedó sin palabras. Levantó la mirada, dándole una mirada interrogante.
—Porque… yo-
—¡Hannah!
Tristán estaba a punto de decirle 'Me gustabas' pero fue interrumpido en el momento en que escucharon esa voz. Era Andrés. Lo miraba con los ojos inyectados en sangre.
A Andrés no le gustaba la escena que estaba presenciando frente a él. Su prometida estaba en lágrimas mientras sostenía fuertemente los brazos de su hermano. Solamente estaban los dos afuera. Claro, ¿quién no se enfadaría al ver eso?
Andrés se acercó rápidamente hacia Hannah y la alejó suavemente de Tristán. Hannah no notó el frío aura y la expresión oscurecida de Andrés porque su mente aún estaba asimilando las últimas palabras de Tristán.
¡Maldición! ¿Qué estás haciendo, Tristán? ¿Estás loco? Idiota, no se supone que debes decir eso. Solo te harás más patético ante sus ojos —se reprendió Tristán interiormente.
Andrés todavía lo miraba con resentimiento. —¿Qué le hiciste? ¿Por qué la hiciste llorar? —le preguntó fríamente.
Tristán simplemente se burló de él pero no respondió. Luego se dio la vuelta, dejando a Andrés y Hannah en el balcón.
—¿Por qué se enfada? No le hice nada. No tengo ninguna obligación de explicarme ante él. Tssssk. Yo soy quien tiene el derecho de estar enojado con él. Geezzz —murmuraba Tristán irritado para sí mismo mientras volvía al salón principal.