Cuando Ran Xueyi vio la figura de Song Yu Han acercándose hacia ella, ya había pasado una hora desde que le envió ese mensaje.
No importaba si lo había esperado por más de una hora, con tal de que él llegara, pero ¿quién podría haber adivinado que en el momento en que la guió fuera del aeropuerto y se detuvo frente a su auto, ella vería la cajuela de su auto llena de rosas rojas?
—Esto... —Ran Xueyi miró por un momento las flores que casi rebosaban de la cajuela y no sabía si reír o llorar—. ¿Llegaste una hora tarde porque compraste flores para mí?
Song Yu Han no pensó que fuera un gran problema, así que asintió directamente. —Mi asistente me dijo que esto es normal para las parejas casadas así que decidí pasar por una floristería antes de venir aquí.
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