Su Xiaofei tarareaba una melodía mientras enlazaba su brazo con el de Lu Qingfeng, caminando tranquilamente dentro del centro comercial.
—Como tú fuiste quien me arrastró hasta aquí, tú serás quien pague, ¿verdad? —dijo ella, mientras sus ojos escaneaban el escaparate de la boutique por la que acababan de pasar.
—¿No trajiste tu cartera contigo? Si puedes permitírtelo, entonces tú deberías pagar por ello. ¿Por qué debería pagar yo por ti? —dijo Lu Qingfeng en defensa—. Deberías agradecerme por haberte salvado de ese hombre.
—Dime, Xiao Feng, realmente no te cae bien Mo Yuchen, ¿eh? ¿Qué te hizo? —preguntó Su Xiaofei con curiosidad. Desde que conoció a Mo Yuchen, Lu Qingfeng siempre había evitado hablar de él y se negaba a estar en la misma habitación que él.
—No me gusta. Es el peor escoria que he encontrado en toda mi vida —dijo sin pestañear.
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