—¿Qué has dicho? —Sebastián corrió hacia la caja y agarró el documento que había caído al suelo.
Miró las palabras en negrita en el centro del acuerdo, sus manos se tensaron al ver la firma de la Princesa en él.
—Elliana Minerva —Ella... ¿Cuándo preparó todo esto? Su cabeza estaba hecha un lío con todas las preguntas.
Si lo que su hermano decía era cierto, ¿la Princesa lo vio hoy, no? Entonces, ¿cómo consiguió tener todos los papeles listos en una hora y...?
Sebastián tragó saliva cuando la realización cayó sobre él.
Su partida de la casa por primera vez antes de verlo, no almorzar con él, no venir en el mismo coche que él, o incluso permitirle tocarla o besarla... esos ojos llorosos, esas palabras... Todo se vino abajo y su mundo se derrumbó.
Probablemente escuchó su conversación con Lucas.
Cerró los ojos para calmar su corazón enfurecido.
—No. Todo está bien. No. No se ha ido. Solo está escondiéndose en alguna parte —Sebastián intentó calmarse a sí mismo.
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