—¿Cai, está bien esto para...?
Ambos hombres se volvieron hacia Dora, Cai le echó un vistazo rápido antes de asentir con indiferencia. ¿Pero Kael? Parecía como si estuviera a punto de explotar.
—¿Qué llevas puesto?
La ceja de Cai se arqueó, y volvió la mirada hacia Dora, observándola realmente esta vez. Sus ojos se estrecharon ligeramente antes de que una tenue sonrisa tirara de sus labios. Ah, así que la verdadera Dora había vuelto. Había preguntado a propósito sobre su elección de ropa, sabiendo que a él no le prestaría atención a algo así mientras pudiera aplicar el ungüento con facilidad. Y, sin embargo, aquí estaba ella, de pie en ropa de dormir satinada, preparada para seducir al mundo entero...
Cai rodó los ojos mientras miraba a Kael Ignis. Menos mal que se había contenido de golpear al hombre. Ahora podría tener una vista privilegiada para ver a Dora mientras lo torturaba.
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