A medida que Nora e Isabella se acomodaban en la sala de conferencias, con Ian desapareciendo a algún lugar para acechar, no podían evitar intercambiar miradas, preguntándose aún cómo reaccionaría Seb a su interferencia.
Si Ian sirviera de ejemplo, entonces reaccionaría bien pero... si no, las cosas no irían bien. Con un suspiro, Isabella se reclinó en su silla, su mente pasando ágilmente por posibles escenarios. —Solo espero que Seb no tome esto de la manera incorrecta.
Nora asintió en acuerdo, su expresión reflejando una mezcla de determinación e inquietud. —Yo también. Pero no podemos simplemente ignorar lo que está sucediendo. Sería una tontería.
Pronto, la puerta se abrió y un hombre entró. Nora casi suelta una risita al hombre mientras Isabella le lanzaba una mirada de advertencia mientras sonreía, —Drake, ¿cómo estás esta mañana?
El hombre dio una pequeña sonrisa y asintió con su cabeza, —Estoy bien, Señorita Isabella. ¿Cómo estás tú? Y buenos días a usted, Sra. Frost.
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