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Capitulo 1

POV Rose

Suena la alarma de mi teléfono celular y yo extiendo mi mano para apagarlo pero no doy con el así que me levanto con desgana y decido mejor dejar que siga sonando.

Voy al baño me miro al espejo y veo a una chica de ojos de un color café con el otro azul y cabello castaño oscuro con unas ojeras notables en los ojos y suspiro.

Hago mis necesidades y me doy una ducha rápida para después coger lo primero que encuentre en el closet.

Salgo a toda prisa de mi casa y me subo al auto para ir a la universidad. Cuando llego, la puerta del aula esta cerrada así que toco, y veo al profesor poner mala cara.

—Llegas tarde señorita Rose—vocifera.

—Lo siento—me disculpo mientras el me habré la puerta y entro para ir directo a mi asiento que esta junto a la ventana.

Pero estaba tan centrada en ir a mi asiento que no miré al suelo y alguien mejor dicho una chica puso su pie y yo tropecé lo que hizo que se me cayeran los libros de las manos provocando que todos se rieran.

—No solo llega tarde Rose, sino que quiere también alterar a todo el curso

—dice el profesor de mal humor y yo trato de recoger todo lo más rápido posible para ir a mi asiento, sin decir una palabra.

Él continúa con su clase y yo solo me pongo a pensar en lo vergonzoso que fue esa caída y suspiro de cansancio—solo a mi me pasan estas cosas—murmuro.

—¿Qué dijo señorita Rose?—dice el profesor haciendo que todos volteen haberme y yo me ruborizo de la vergüenza.

—Na-nada profesor—logro articular.

Cuando ya termina la clase recojo todas mis cosas y voy hacia mi auto pero no esperaba que estuviera junto al auto el chico más popular del campus, Jacob.

Por el que todas las chicas suspiran y babean aunque no esta nada mal pero realmente no es mi tipo.

Me acerco y hago como que no los veo

—Hola, ¿ese es tu auto?—dice jacob al ver que voy a entrar al auto y yo en respuesta afirmo con la cabeza y entro de una vez.

—Mi vida ya es demasiado complicada para añadirle más—digo mientras enciendo el auto justificando la razón por la que fui tan cortante.

Al llegar a casa voy hacia mi habitación de la casa en la que recién nos mudamos hoy.

—Hola, ya llegue—digo cuando entro a la casa pero nadie me responde.

—Tal vez no han llegado—pienso.

Sin darle mucha importancia voy a lo que será mi habitación y comienzo a desempacar la ropa y a ponerla en el closet ya que al parecer mi madre había traído mis cosas hoy temprano.

Cuando ya hube terminado y ordenado todo bajo a cenar y ver si mis padres están aquí—Rose, ven vamos a cenar rápido antes que el llegue—dice mi madre con una sonrisa.

—Supongo que estas feliz porque no esta aquí ¿verdad?—le digo también sonriendo porque ya sabemos lo que ocurre cuando él esta.

—Así es—responde.

Nos sentamos a la mesa y cenamos tranquilamente, cuando ya terminamos yo lavo los platos y subo a mi habitación para cepillarme los dientes además de lavarme el rostro.

Estaba enjabonandome el rostro mientras me miraba al espejo—estos ojos mios son horribles, además de ser grandes son de diferente color—murmuro en tanto me seco el rostro con la toalla.

—Son perfectos—escucho una voz que dice.

—Ya hasta estoy escuchando voces. Lo que me faltaba—artículo negando con la cabeza.

Me dirijo a mi cama, me acuesto y cierro los ojos cuando siento que alguien se acuesta a mi lado—¡¿uh?!—me espanto.

Paso mi mano por el lado de la cama que esta vacio para ver si hay alguien pero no siento nada ni hay nadie

—realmente me estoy volviendo loca—digo.

—Si hay alguien aquí—escucho una voz de hombre responderme al lado mío y me asuste tanto que me caigo para atrás fuera de la cama.

—Auch, eso debió doler.

Trato de quitarme la sabana que se enredo en mis pies y me paro temblorosa. Miro y no veo a nadie allí en la cama—ya si es verdad que estoy loca—manifiesto.

—No estas loca—escucho la misma voz de hombre hablarme.

—Que rayos—expreso agarrando la lampara por si tengo que golpear a alguien.

—Vamos, baja eso que no te haré daño—escucho que dicen a mi lado.

—¿Quién me habla?—digo asustada agarrando fuertemente la lampara—sal de donde quiera que estés y enfrentame como hombre—vocifero.

—Estoy aquí, justo a tu lado.

Pero no veo a nadie, busco debajo de la cama y dentro del closet pero esta vacío

—no se que broma es esta pero quien quiera que seas si no sales ahora de mi cuarto llamaré a la policia—digo tratando de mantener la calma.

—No llames porque será en vano—escucho que dice— y respondiendo a tu pregunta anterior  soy tu gran ayudador, tu protector ¿acaso no sabías de mí?—pregunta y yo miro en toda la habitación buscando de donde viene esa voz pero no veo a nadie.

—¿Será que ya estoy loca?

—Ja, ja, ja, ¡no!. Ahora no puedes verme pero lo harás después, tal vez.

—Quizás es un espíritu de esta casa—pienso.

—¿Eres un espíritu?—le pregunto.

—Sí—responde—hasta puedo tocarte ¿ves?—dice tocando mi mano y cuando lo hace siento un toque suave un poco frío que da mucha paz.

—Umm, voy a poner esta lampara en su lugar—expreso muy nerviosa.

—¿Y si me quiere robar el alma?, o ¿si quiere poseer mi cuerpo?—estas preguntas tenía en mi cabeza.

—No es así.

—¿Cómo dices?

—No voy a robar tu alma, ni poseer tu cuerpo.

¿Acaso puede escuchar mis pensamientos?—o no, solo estoy muy estresada debe ser eso solo me iré acostar otra vez, necesito dormir—digo mientras decido acostarme de nuevo en la cama dispuesta a dormir.

No siento que alguien se haya puesto a mi lado así que, simplemente me duermo.

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Al otro día me levanto y pienso en lo que ocurrió anoche—debió ser producto de mi imaginación seguramente—expreso levantándome para dirigirme al baño.

Me cambio la ropa de dormir por un vestido holgado de color rojo con unos tenis blancos y salgo a desayunar.

—Buenos días, Rose—dice mi madre en cuanto me ve.

—Buenos días.

—¿Sabías una cosa?, estaba afuera regando las flores cuando escucho a la vecina murmurar con otra persona diciendo, sera que ella no sabe lo que ocurrió en esa casa y la otra le responde, si es muy penoso lo que ocurrió allí si ella supiera que allí murió una familia entera no creo que estuviera ahí pues esos espíritus deben rondar por toda la casa.

—Interesante—expreso.

—Así es—dice—pero yo no he sentido  nada y el que nos vendió la casa tampoco comentó sobre los anteriores dueños.

Pienso en lo que ocurrió anoche—debe ser que estaba muy estresada—me digo  tal vez alguien realmente murió aquí.

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