Antes de partir, Oriana se acercó a Arlan con una petición:
—¿Puedo llevarme el retrato de mi madre conmigo?
—Ese es un regalo para ti, y ahora te pertenece. Puedes hacer lo que quieras con él —él respondió con calma.
Oriana le pidió al mayordomo que empacara el retrato, y lo llevó consigo a la mansión de los Verner, donde se decía que Philip estaba sentado en el jardín. Antes de buscarlo, se informó sobre su estado de salud.
—¿Cómo ha estado, Ana? —Oriana preguntó mientras se dirigía hacia el jardín.
—Está bien. Acaba de terminar su comida de la tarde y deseaba disfrutar de la luz del sol en el jardín —Ana respondió.
—¿Él preguntó por mí?
—No, Su Alteza.
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