Entonces, ¿cuánta credibilidad le quedaba aún a Jay? Ni él mismo podría responder a esa pregunta.
Pero, sin importar cuál fuera la verdad, al público le encantaba mirar la primera batalla ya que su interés había sido despertado.
Mientras tanto, la situación de Jay empeoraba.
Si no respondió la primera vez porque subestimaba a Lila y a Sue, entonces, esta vez, tenía que expresar su punto de vista claramente.
Si los Han aún se rehusaban a responder incluso después de que Sue ya había reafirmado su postura, entonces ella iba a liberar más evidencia y los Han solo se verían peor.
Jay estaba en un verdadero dilema, especialmente porque su rostro todavía ardía por la bofetada que había recibido antes. Después de todo, él sabía en el fondo lo difícil que era lidiar con Sue quien estaba recibiendo ayuda de Lila.
Entonces, tras una cuidadosa reflexión, decidió no revelar su juego final. Iba a continuar desviando problemas hacia Lila en su lugar.
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