Thomas quien fue rodeado por diez guardias no le quedó de otra que sacar su lanza de la bolsa dimensional.
- ¿Qué me delató?
Curioso preguntó. Uno de los guardias abrió la boca y dijo.
- No podemos dejar el trabajo por ningún motivo. Si uno tiene que usar la letrina debe de quedarse al lado del otro y no podemos vagar libremente como lo hiciste tú. Además, la letrina más cercana está muy lejos de este punto.
Aunque era tonta la razón fue un proceso lógico.
- Muchacho te recomiendo que te rindas. Mi lord es misericordioso y puede perdonarte la vida.
- ¡HMPH!
Sin decir nada Thomas intentó huir, pero fue bloqueado por la estocada de la lanza. Todos los guardias lo detenían. No quería lastimar a gente inocente, pero ellos no le estaban dando otra opción.
Esta vez Thomas volvió a cargar blandiendo su lanza y perforando las armaduras como si de papel se tratase.
- ¡AHHHHHHHHHH!
Cada segundo que pasaba más guardias vendría por lo que salió corriendo aprovechando la brecha que creó.
¡Mierda! ¡Mierda!
En cada esquina a la que llegaba le esperaban guardias y ya había una multitud de personas detrás de él.
¿Cuántos son? ¡Parecen interminables!
La lanza de Thomas se movió y dijo.
- ¡Dragón ascendente!
Una brizna de energía azul se condensó en la punta y un pequeño dragón del radio de un balón de baloncesto apareció.
Todos los guardias fueron enviados a volar por los cielos solo por el viento creado por la técnica.
- ¡Intruso! ¡Tenemos un intruso! ¡Atrápenlo!
A medida que avanzaba a la mansión se dio cuenta que los guardias lo resistían de mejor forma haciéndole difícil seguir avanzando. Si continuaba drenando su energía de esta forma sería fácilmente capturado. Sin otra opción decidió retirarse.
Mientras corría por los callejones llegó a uno sin salida. De repente una puerta de madera se abrió ligeramente con una delicada mano que le hacía señas para entrar. Sin más opciones no dudó en entrar.
*Respiración pesada
- ¡Ah! ¡Eso! ¡Ah! ¡Estuvo! ¡Ah! ¡Cerca!
Thomas quien estaba sin aliento apoyó su oreja a la puerta.
- ¡Lo vi por aquí! ¡No pudo haber ido lejos! ¡Búsquenlo!
Solo luego de que se fueron las piernas de Thomas cedieron cayendo al suelo.
- Niño tienes que tener una razón importante para ingresar por la fuerza a la ciudad.
Una voz atractiva hizo que Thomas alzara la mirada. Frente a él había una mujer de mediana edad realmente hermosa que usaba un vestido morado casi transparente dejando a la vista sus pezones que se podía ver a través de la tela. Sus grandes senos parecían que no podían ser contenidos por la tela y su rostro seductor fue lo que cautivó al inocente Thomas. Su cabello purpura le cubría uno de sus ojos y el que era visible era de un tono más claro que su cabello.
- Se… Seño… Señorita… Yo lo siento mucho. Much… Auch
Tartamudeando por primera vez en su vida Thomas terminó mordiéndose la lengua.
- Jajaja ~
La mujer soltó una ligera risa mientras se cubría los labios con su mano. Cada gesto, paso o acción que daba esta mujer estaba lleno de seducción.
- Jovencito no tienes por qué sentirte nervioso con una vieja como yo. ~
- ¡No! ¡No diga eso! ¡Usted es muy bella!
Al instante el rostro de Thomas se puso rojo de la vergüenza. Intentando cambiar de temas dijo.
- ¿Dónde estoy?
- ¿Oh? Finalmente te das cuenta. Estás en un burdel cariño~
Las palabras de la mujer no hicieron más que avergonzar por completo al inexperto Thomas.
- Yo… Yo… Tengo… que… irme.
La mujer que había encontrado una presa de la cual burlase no permitió eso y se acercó furtivamente al joven.
- No puedo dejar que hagas eso. Los guardias te están persiguiendo. Será mejor que pases una noche aquí. ~
La delicada mano de la mujer se acercó al rostro de Thomas tocando ligeramente sus labios con sus dedos.
- Yo… No… Puedo.
Agarrándolo del brazo la mujer lo arrastró.
- Puedes quedarte aquí esta noche. Encontraré una forma para que salgas de la ciudad a salvo. Escuché que el nuevo señor estará aquí dentro de dos días. ~