Justo como Salena Carpenter dijo, Ethan Smith sintió un rastro de espíritu asesino.
No sabía si el espíritu asesino iba dirigido a él o a Salena.
—Salgamos a echar un vistazo —dijo Ethan Smith con voz profunda.
Salena lo miró con furia y dijo:
—Siéntate y ocúpate de tus asuntos. Esto no tiene nada que ver contigo.
Ethan frunció el ceño y dijo:
—¿Cómo puede no tener nada que ver conmigo? Quizá esté dirigido a mí.
Salena soltó una carcajada:
—Si se atreven a venir a mi Montaña Nexinton, deben estar completamente preparados. De cualquier manera, no ayudarías.
Al escuchar esto, Ethan se preocupó más.
—No, debo ir contigo. Puedo sentir que hay más de una persona viniendo —dijo Ethan solemnemente.
—No es necesario. Si no puedo siquiera proteger la Montaña Nexinton, no tiene sentido quedarme aquí —se burló Salena.
Luego, miró a Ethan y dijo:
—Quédate aquí y compórtate. Si no escuchas, no vuelvas nunca más a la Montaña Nexinton.
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