—Entonces, tendré que asumir la responsabilidad como su esposo. Cubriré el daño y la lesión, ya que ella es la que te atacó —dijo Vicente—. Te enviaré diez mil dólares, ¿es suficiente?
Chelsea casi saltó del susto al escuchar la cantidad de dinero.
—¿P—Para qué es eso? —Preguntó Chelsea nerviosa—.
—¿Hm? Para compensación, por supuesto —Vicente respondió seriamente—. Cuanto más continuaba su conversación, más enfadado sonaba Vicente en los oídos de Chelsea.
—Mi esposa te ha lastimado. Claro que tengo que darte una compensación por la lesión —explicó Vicente—. ¿Es muy poco? Puedo duplicar esa cantidad si quieres.
—¡No hay necesidad! ¡Eso es más que suficiente! —Contestó Chelsea—.
Por supuesto, podría pedir más a Vicente, y el multimillonario ni siquiera pestañearía por la cantidad.
Pero no quería ser vista como una cazafortunas, a pesar de querer más. Pero esa cantidad debería ser suficiente para su familia, no, para ella al menos.
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