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Capitulo Seis

Tras muchas conversaciones con su amiga, Nathanael llega con el marido de Raele y deciden marcharse, ya que son casi las diez de la noche.

Se despide de su amiga, la abraza fuerte y le dice:

-Seguiré aquí unas semanas, así que podremos vernos más a menudo.

Su amiga está muy contenta y dice:

-Está bien. Me alegró mucho tenerte aquí. Espero que podamos vernos más a menudo e incluso organizar una salida nocturna en pareja.

-Oh caramba, me encanta la idea y creo que podremos hacerlo y gracias de nuevo por la estancia- sonríe, pero sigue un poco angustiada por la llamada.

Los hombres se despiden con un apretón de manos y Nayara y su marido vuelven a la posada súper cansados. Luego, se dan una buena ducha, se tumban en la cama y Nayara dice después de un rato:

-¿Te divertiste hoy mi amor?

-Sí, fue muy agradable y tú mi amada...

-Yo también me divertí. Hablé mucho con mi amigo y eso me hizo bien.

Nathanael nota algo diferente en la voz de Nayara y decide preguntarle:

-¿Pasa algo? Suenas triste.

Nayara está un poco indecisa sobre qué decir, pero decide ser sincera y dice:

-No ángel, sólo me siento cansado. Por cierto, tengo que salir mañana. Tengo que resolver algunos asuntos urgentes.

Natanael nota que hay algo diferente en lo que ella dice, pero prefiere no insistir en el asunto, ya que confía plenamente en su esposa. Así que sólo dice:

Mañana visitaré el museo por la mañana. Iba a llevarte, pero será mejor que arregles tus asuntos primero. ¿Qué tal si quedamos delante del museo a las tres de la tarde? Después quiero llevarte a otro sitio, para que podamos disfrutar de nuestra luna de miel.

-Este es un momento perfecto para mí. No debería tardar mucho en resolver el asunto. Pero no te preocupes, no es nada importante, sólo cosas personales.

-Amor mío, no hace falta que me des explicaciones, al fin y al cabo confío en ti y sé que debe ser algo que puedes resolver por ti mismo.-La abraza con fuerza, colmándola de besos y ambos se quedan dormidos.

***

Nayara se despierta al amanecer y reflexiona sobre lo que le dijo Manoel:

"Seguro que no es para tanto lo que quiere decirme" y vuelve a dormirse.

Su marido se despierta de repente y pregunta, un poco preocupado:

-¿Te falta el sueño, ángel mío?

-Solo un poco, pero intentaré dormir.

Su marido la abraza, le acaricia la cara y le dice

-Siempre te querré.

Nayara duda sobre qué decir y acaba besándole y respondiendo:

-Te quiero mucho mi amor. Gracias por cuidarme tan bien.

Le acaricia la cara y le da un beso.

***

Nayara se da la vuelta varias veces en la cama, pero no puede dormir, porque cuando está preocupada o ansiosa por algo, pierde el sueño. Cierra los ojos y recuerda cosas que le han sucedido a lo largo de los años. Reflexiona sobre cómo a la vida le gusta ponernos a prueba para ver si realmente podemos olvidar ese breve momento con esa persona.

Se levanta, va a la bañera y decide darse otro baño relajante. Coge un libro de su maleta y relee algunos pasajes, con la esperanza de distraer su mente. Nathaniel se levanta y la encuentra en el baño.

-¿Puedo acompañarte en este maravilloso baño, mi amor?- su voz es puro deseo, pero también expresa un poco de preocupación, pues ya son más de las tres de la mañana y pensaba que su mujer ya dormía-puedo ser una maravillosa compañía para ti?- pronuncia las palabras y se quita una prenda de ropa, tirándola al suelo.

La mirada de Nayara se desvía hacia su pecho desnudo y deja que se acerque, pero no pasa nada, él se limita a masajearle la espalda para que ella se sienta más relajada. Los dos permanecen así durante unas horas, hasta que ambos deciden irse a la cama. La abraza con ternura y le rodea la cintura con la mano. Le da suaves besos en el cuello y ella cae en un profundo sueño.

Nayara camina por una calle desierta, donde lo mismo está medio a oscuras, pero a medida que se acerca, las luces se van encendiendo poco a poco. Casi corría, pues se sentía como si la persiguieran. Finalmente se detiene frente a una casa, entrando inmediatamente. Allí ve sentado a Manoel, que sonríe al verla y la coloca en su regazo. El corazón de ambos se acelera. Luce su precioso vientre, en lo que parece ser una barriga de embarazada. Estaba embarazada de casi nueve meses y Manoel le acariciaba el vientre, muy contento y diciendo lo feliz que estaba de tener un hijo con ella.

Nayara despertó y se dio cuenta de que sólo era un sueño, uno muy extraño por cierto, después de todo, aún no tenía hijos y mucho menos estaba con Manoel. Tuvo que concentrarse para no acabar, sin darse cuenta, sintiendo algo por él, porque por mucho que intentara no pensar en el hecho de que lo vería en unas horas, su mente y su corazón se encargaban de recordárselo a cada hora de esa noche.

Se levantó por última vez y abrió un poco la ventana de su suite. El cielo estaba estrellado, con una hermosa luna llena. No se oían ruidos fuertes en la calle, lo que de hecho era estupendo, ya que aquella ciudad era bastante bulliciosa. Cerrando la ventana, volvió a tumbarse muy cerca de su marido, acariciando su cuerpo.

-Ángel mío, ¿de verdad estás bien?

-Sí. Creo que me siento extraño en el lugar, pero pronto se me pasará.

-Está bien, pero primero la acerca a él y los dos hacen el amor de una forma menos salvaje. Y finalmente Nayara se relaja y se queda dormida.

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