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La broma de Alexander

Tres días han pasado desde mi llegada a Flor del Este, tres días han transcurrido desde que puse un pie en estas tierras luego de estar casi un año sin volver a este lugar al que tanto atesoro, el cual desde la llegada de Alexander se ha vuelto bastante caótico salvo hoy ya que aquel no se encuentra merodeando.

Desde ayer cuando el abuelo junto a Christian y a él abandonaron este lugar no eh sabido nada de su paradero, pero imagino que probablemente los tres estén relativamente bien ya que de haberles sucedido algo alguien del pueblo pesquero hubiera aparecido con noticias hacía ya un buen rato, ya que en toda la redonda los unos y los otros somos relativamente lo más cercano a la civilización que hay pues la ciudad más cercana se encuentra casi a una hora de donde nos localizamos.

Por lo cual mi día ha transcurrido con completa tranquilidad en compañía de Ivanty a quien eh estado cuidado con mucho empeño más con la intención de mantener mi mente ocupada para no pensar demasiado.

Tanto el desayuno como el almuerzo los disfrute en compañía de la abuela Jocelyn la cual hacía varios días se había negado a poner un pie fuera de su dormitorio tras verse desde hace un tiempo su salud deteriorada y sumamente afectada por el peso de los años transcurridos cosa que cambio gracias a mi insistencia.

A pesar de su negativa la pude llevar conmigo hacia una terraza dispuesta para ella en mayor medida que se encuentra al aire libre en el segundo nivel y allí en compañía de algunos de los empleados que como siempre llenan de alegría cada uno de los momentos en los que comparten rodeando cada oportunidad que se les presentan de risas con sus historias inéditas y sorprendentes de su vida e incluso de su día a día que han marcado con humildad estas tierras que hicieron sin dudas iluminar la vida de mi amada abuela, por lo que siempre en su compañía nuestras bocas suele estar tomadas por la expresión pura de la felicidad.

Así, aquel día ha transcurrido con calma una sumamente agobiante capaz de quebrantar hasta los huesos de quienes no se encuentren acostumbrados al silencio y a la soledad, en tanto habiendo dejado a la abuela en su recamara salí tras necesitarlo a caminar por los alrededores.

El aire fresco sin nada que lo perturbarse, el sonido del viento contra los árboles al batir sus ramas con entera delicadeza dejando caer algunas de sus hojas, lo especialmente caluroso del día de manos de la humedad que caracteriza el ambiente antes de cual tormenta se avecina lo hacían sin dudas perfectamente insólito.

Ya había llegado la tarde cuando decidí tomar a Ivanty para salir a caminar y así recorrer el sendero a un lado del río como siempre solía hacerlo cuando vivía en estas tierras y como siempre hago una vez que me encuentro de nuevo aquí.

Te preguntaras porque soy apegada a tal animal y no es más que tal caballo representa una parte de mí, ya que Ivanty ha estado en mi vida desde que tengo conocimiento, junto a él, a los abuelos y a Alexander en aquel entonces fue que disfrute los mejores años de mi vida cuando aún aquel era un potrillo.

Y así como si aquel conocimiento alguno tuviese mientras caminábamos y yo me disponía a expresarle cada una de mis emociones y lo que me aquejaba y hablando con él le contaba de mi más grandes sueños junto a mis más grandes desilusiones mientras que aquel simulaba prestar atención como si realmente me entendiese, pero que siendo un animal al fin solo se disponía a seguirme y nada más.

Ivanty era un animal sumamente dócil y dulce del cual nadie que le conociese presentaba queja alguna, por lo que la mayor parte del tiempo se encontraba sin riendas a los que se mantuviese sujeto viviendo la mayor parte del tiempo en completa libertad por lo que todos allí le cuidaban y protegían en todo momento.

Así tal cual uno al lado del otro recorríamos aquel sendero entre el campo de árboles frutales el cual era atravesado justo por el centro por un camino adoquinado no muy bien se empezaba a subir la colina que da al río que brota desde el interior de la montaña y que atraviesa en parte a la propiedad.

Tal camino cuando se toma de regreso conduce este con especial dirección hasta la zona de la caballeriza la cual se encuentra a unos cuantos minutos de allí lo que hace imposible el perderse en aquel lugar.

Ivanty y yo andábamos con completa tranquilidad disfrutando ambos de la compañía uno del otro, cosa que se podía apreciar completamente en su conducta quien de vez en cuando relinchaba con emoción mientras que yo lo retaba de una forma juguetona.

El tiempo había empezado a cambiar drásticamente y la opacidad en el cielo se había hecho más notable, la temperatura descendió algunos grados por lo que el ambiente se podía sentir aún más frío de lo que ya se venía experimentando desde hacía unos minutos cosa que sucedió de la nada.

Mirando tales cambió decidí que lo más oportuno sería regresar para resguardarnos ante la llegada de la tormenta y tomando paso firme sabiendo que aquel animal me seguiría acelere un poco mi marcha.

Para mí, dentro de mi conocimiento simulaba el hecho de que Alexander, el abuelo y Christian probablemente aun no habían regresado a casa así que ninguna preocupación respecto a aquel individuo me provocaba intranquilidad, por lo que desconocía por completo que tal hombre se encontrase merodeando por aquel lugar, quien vigilándome con extrema cautela descifraba cada uno de mis movimientos en silencio.

Así fue entonces como aquel calculo tanto el tiempo exacto en que cometería su nueva artimaña y que procuro que en su plan no hubiera error alguno pues con cual cautela lo realizo, así a lo lejos me observo resguardado y oculto a mi vista, escondido a un lado del camino tras un arbusto donde espero y espero hasta que llegase el tiempo justo.

Ivanty y yo nos acercábamos cada vez más hasta la zona cero totalmente exentos de su presencia, hasta que finalmente llegamos hasta el punto en el que Alexander nos quería para lanzarse contra nosotros como cual lobo hambriento.

Desde donde se encontraba salió con cual salto cayendo justo al frente nuestro lleno de energía lanzado un grito capaz de erizar hasta el más mínimo pelo de mí ser.

La sorpresa que me ocasiono me hizo permanecer muda tras verle, pero ese no solo fue el caso, si no todo se puso peor Ivanty al verle no tardo en elevarse manteniéndose equilibrado contra sus dos patas traseras haciéndole agitarse enormemente.

Pensaras que es algo sencillo un mero susto, una simple broma, pero nada es tan simple con aquel hombre, pues de donde sabrá Dios aquel consigo una máscara carnavalesca y por su forma estimaba cuál sería su procedencia ya que anteriormente le había visto a un lado cercana a la oficina del abuelo, por lo que la sorpresa no me impacto tan de lleno y como parte de su armamento la utilizo en nuestra contra.

Para Alexander aquello no fue suficiente así que siguió arremetiendo en contra de tal animal provocando que gradualmente Ivanty retrocediese alejándose de nosotros por el camino que anteriormente habíamos recorrido que da en dirección al río.

Cuando ya se había dado el gusto de jugar tal broma contra nosotros sin tardar aquel aparto la máscara de su rostro mostrándome cual expresión burlesca procedente de su ser.

— Tienes que ver tu rostro no tiene comparación — recalco tomado por la risa contagiosa que se hacía escuchar brotar de su garganta.

La irá me segó instantáneamente, pues la verdad no importaba lo que aquel pudiese hacer en mi contra, pero, de ahí a arremeter en contra Ivanty el cual nunca le había hecho nada que no se mereciese era un límite el cual había sobrepasado y esta vez yo no lo iba a dejar pasar como si nada.

Sin tardar me acerqué a él y tras inferir tremenda cachetada contra su mejilla izquierda le miré con algo de evidente amenaza — eres un idiota.

Sin perder tiempo salí corriendo con la esperanza latente de dar con aquel corcel, aunque sabía pues con toda entereza que no le alcanzaría para nada pues si se ha de comparar su semejante fuerza más la tremenda habilidad de tal animal a pesar de su vejez conmigo no hay posibilidad alguna que resultara en buen rollo de ello, pero aun así presumía que quizás y digo quizás podría llegar a deslumbrar en la distancia por donde aquel intentaría huir.

Corrí y no muy bien me acerqué a la pequeña pendiente que da rumbo al río lo vi así que con facilidad pude notar como Ivanty se encontraba cruzando el último tramo del río llegando sin más hasta la orilla del otro lado la cual a diferencia de esta aquella zona era más plana por lo que subir para él no sería de gran problema.

— Ivanty alto — grite con todas mis fuerzas, pero aquel simplemente no me escucho.

Aquello me provoco una enorme ansiedad pues el otro lado del río no había sido completamente explorado era virgen en gran parte por decirlo de alguna manera claro está puesto que desconozco sí alguien de Flor del este se ha dedicado a investigar tal área salvo aquel día en que Alexander y yo nos perdimos una vez que estuvimos acampando por allá con los abuelos siendo aun unos niños.

Así que sabía que en sus entrañas aquel pequeño bosque guardaba muchísimos secretos, sabía que entre sus límites para un animal de su naturaleza el peligro podría estar al asecho y más de una posibilidad se me cruzaba por mi cabeza.

Yo simplemente no podía darme el lujo de perderle o de que le pasase algo malo así que lo más pronto posible debía de regresarle a casa por lo que no lo pensé y descendí del todo la colina, me adentre entre aquellas aguas quienes, aunque simulaban ser tranquilas para aquel momento es de admitir que tengo de entero conocimiento lo traicioneras que pueden llegar a hacer, pues tienen la fuerza suficiente cuando el nacimiento se encuentra agitado de arrastrar a cualquiera colina abajo con violencia.

En tanto muchos malos pensamientos rondaban por mi cabeza la cual se mantenía plagada de preocupación y de miedo.

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