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Capítulo 6

"Es un placer conocerlos" sonrió.

Su tono de voz era tranquilo, pero su expresión era burlona y fría, sus ojos mortalmente indiferentes, no había ni un rastro de calidez en ellos.

Desde el inicio no fue una persona amable, acostumbrada a estar en la cima de la cadena alimenticia tenía una arrogancia innata de una Reina y la ferocidad de un depredador.

En el momento que Halana chocó con sus ojos, Samantha sintió que una serpiente viscosa se burlaba de ella, era paralizante y aterrador, esos ojos estaban llenos de advertencia.

Tenía las manos y los pies fríos, el cuerpo rígido, como un pez ahogándose en la orilla sin la energía suficiente para dar el salto faltante al mar.

Finalmente, Sasha cortó sin saberlo la tensión en el aire.

"Me muero de hambre vamos por algo de comer" fingió sollozar, acercando su rostro de nuevo a Brook.

Sin mirarlo Brook levantó la mano y apartó su cara.

Halana asintió de inmediato. Una pequeña sonrisa apareció en las pupilas negras, no había rastro de la maldad anterior.

"Y-y-yo me llaman de casa, nos vemos mañana Sasha" Samantha tartamudeo.

"¿Eh?".

Samantha se despidió sin girar el rostro y caminó acelerada hacia la salida.

Sasha miró su espalda confundido, sin entender por completo lo que había sucedido, finalmente se encogió de hombros y volvió la vista hacia Brook, como si este supiera lo que venía puso decididamente a Halana por delante de él como un escudo.

Sasha hizo un puchero, pero rápidamente su vista se vio atraída por la comida que le esperaba.

Antes de que Sasha se volviera pegajoso, Brook se alejó tres pasos hacia atrás.

No entendía porque tenía este amigo, no podía pagarlo.

Las tiendas de comida estaban en el cuarto piso del centro comercial, caminaron en un silencio relajado, solo con la voz alegre de Sasha interrumpiendo la calma con numerosas preguntas a Halana, era como si quisiera averiguar cada detalle de su biografía en los próximos diez minutos que les tomaba caminar hasta el cuarto piso.

En el momento que se abrió el ascensor en el último piso, Halana sintió que el ambiente cambiaba.

Un escalofrío la recorrió y en un segundo todo su mundo se fue a negro, como una exquisita seda negra cubriendo al mundo con su manto, no podía ver nada a su alrededor, pero tampoco lo necesitaba.

Aunque era la primera vez que se encontraba con un espíritu tan poderoso, solo sentía curiosidad y admiración.

Como una mano guiándola en cierta dirección caminó hacia la izquierda, perdiéndose entre la multitud.

Cuando los chicos se dieron cuenta que no había nadie siguiéndolos, Ángel ya se había alejado varios metros.

Para las personas externas, se veía solo como un chico caminando de manera casual a través del centro comercial, pero en estos momentos Halana había perdido todos sus sentidos, con excepción de la conexión espiritual.

Finalmente, el tirón se detuvo, y con naturalidad apoyó la mano en la vitrina de una pequeña tienda, una lengua viscosa y larga le acarició la mano, desde la punta de los dedos hasta la muñeca.

Halana se quedó quieta sin reacción alguna, el espíritu se emocionó aún más al sentir la poderosa energía proveniente del pequeño cuerpo, como una serpiente se enrolló a través de la muñeca subiendo hasta el cuello de Ángel, chupando toda la energía que pudiera, cuando llegó hasta sus ojos, finalmente recuperó la vista.

Con tranquilidad se frotó los ojos que tenían un poco de picazón y miró a su alrededor.

Todo seguía completamente negro, con la excepción de la vitrina, un cuadro simple y con materiales bastante mediocres estaba apoyado en una esquina, en el se veía el intento de un paisaje, y era lo suficiente malo, como para que con sus muchos años de estudio apenas pudiera identificarlo.

En el momento que sus ojos se encontraron con los árboles en el cuadro este la miró y parpadeo en su dirección, seguro podría asustar a un humano hasta la muerte.

Halana se rio divertida al ver como un espíritu maligno había sido atrapado en un cuadro horrendo.

Era el espíritu más fuerte que se había encontrado en toda su vida, pero estaba en el cuadro más malo que se había encontrado.

¿Bastante irónico verdad?

Desde afuera, la sonrisa de Halana había hecho que varias personas se detuvieran a mirarla embobados, si supiera que el aspecto angelical se estaba burlando de un espíritu maligno como lo harían con un cachorro, seguro saldrían corriendo del horror.

La imagen en el cuadro le gruñó indignada, Halana se encogió de hombros y señaló sus ojos, si quería ayuda debía devolverle la vista, podría hacerlo por si misma, pero gastaría energía y no tenía intenciones de caer enferma cuando le quedaba tanto por conocer en el centro comercial.

Xolroth se veía renuente, y finalmente negó con la cabeza.

¿Quién sabía si lo estaban engañando?

¡Ya lo habían hecho una vez y mira donde había terminado!

¡Este demonio de dos mil años, había terminado en una baratija!

Halana se encogió de hombros sin importarle y se dio vuelta para regresar por donde había venido, cuando estuviera lo suficiente lejos del demonio podría romper la maldición con facilidad.

Su mente ya había girado en torno al helado que había mencionado Sasha.

Cuando Xolroth se dio cuenta que se marchaba, finalmente entró en pánico y en un intento desesperado quitó el manto que cubría su mundo.

El cambio de escenario dejó aturdida a Halana, sin poder recuperarse de inmediato perdió la marcha y chocó con una silla en un pequeño local de comida.

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