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La esposa

Tanto Ernesto como su esposa se encontraban en la cama en pijamas; había sido un día largo y lo único que Ernesto quería hacer era descansar. Su esposa se encontraba tejiendo y él estaba leyendo un libro a luz de las velas.

—¿Qué decisión tomaron respecto a tu padre?—preguntó la esposa de Ernesto mientras tejía.

—Se va a ir a un manicomio en Inglaterra...—Comentó Ernesto con un tono de voz cansado; lidiar con los problemas mentales de su padre cada vez lo estaban desgastando más.

Ya hace varios años que Ernesto venía atendiendo a sus dos padres y desde que murió su madre había puesto mucha energía en tratar de ayudar a su padre. Pero por más soluciones que proponga Ernesto, todas las soluciones parecían fallarle y el dolor de la impotencia por no poder ayudar a sus padres ya estaba agotando a Ernesto mentalmente, por lo que terminó aceptando la propuesta de su hermano.

—Mandarlo a un manicomio es lo mejor para los chicos y también para tu padre…—Comentó la esposa con preocupación por el estado de ánimo de su marido—La gente que trabaja en ese manicomio debe atender a personas de todo el mundo con los mismos problemas que tu padre.

—Si, pero no podremos ir a verlo nunca más...—Comentó Ernesto con preocupación—Tengo demasiado trabajo para irme unos meses al exterior.

—Pero tu hermano irá a verlo de vez en cuando...—Comentó la esposa tratando de convencer a su marido de no arrepentirse de su decisión—Además, tu padre probablemente encuentre compañía oportuna entre las personas con sus mismos problemas mentales.

—Mi padre siempre fue bastante solitario, dudo que haga muchas amistades...—Comentó Ernesto con cansancio—Pero tienes razón: mi hermano tendrá que empezar a cuidar a papá. Somos dos hermanos, pero solo yo me tengo que encargar de todos los problemas de esta familia. Incluso a punto de casarse, mi hermano sigue creyendo que es un joven de 20 años aventurero de la vida.

—Lo mismo ocurría con el campo: tú lo trabajabas y tu hermano obtenía ganancias por eso… —Se quejó la esposa bastante molesta con el tema—Ahora tu hermano tiene su compañía comercial, ni siquiera deberíamos seguir dándole dinero.

Ernesto cerró el libro, lo colocó en un mueble al lado de la cama y se acomodó en la almohada. Mientras miraba el techo de tablones de madera del dormitorio, Ernesto comentó con tono hastiado:

—El dinero es lo de menos: nunca me preocupó ese problema. Pero este tema es más serio: puedo conseguir alguien que trabaje en el campo ocupando su lugar, pero no puedo conseguir otro hijo para mi padre. Únicamente le imploro a dios, que mi hermano haya crecido lo suficiente para no abandonar a nuestro padre en Inglaterra y lo visite de vez en cuando.

—Tranquilo, cuando tu hermano tenga hijos, verá a su padre de otra manera—Comentó la esposa de Ernesto mientras dejaba de tejer y se acomodaba en la cama para dormir—Apaga las velas cuando puedas.

Ernesto miró a su esposa tratando de dormir en la cama; deseando poder estar tan tranquilo como ella para poder dormir pacíficamente.

Con el rostro demacrado por el día psicológicamente agotador, Ernesto se levantó de la cama y apagó las velas en la habitación. Ernesto volvió a acomodarse en su cama y rezó en su mente para que todo el casamiento saliera bien y su padre pueda ir a un sitio donde sea más feliz pronto.

V1

pedro_corticreators' thoughts
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