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Midgar y el templo de Tyr 2.261

Viggo había llegado a la región noreste de Midgar, donde todo estaba congelado gracias al último aliento de Thamur, un gigante de la escarcha. Gracias a las ventiscas de nieve no se veía a más de veinte metros por delante de él y Rosewisse. El silencio lo llenaba todo, no había señales de draugrs o los terribles wulver.

De vez en cuando se elevaban algunos montículos de nieve por donde sobresalían retazos de torres o murallas que pertenecieron a una civilización anterior a la caída del gigante.

Viggo vestía como siempre, dejando que una leve capa de touki lo protegiera del frio. Sin embargo, Rosewisse se había puesto su armadura de valkiria con el casco incluido. Eso más su refuerzo mágico le daban la capacidad de aguantar las terribles ventiscas de frio.

—Viggo— dijo Rosewisse —¿Seguro que no hay un truco especial para dominar el touki?—

Viggo quien lideraba el grupo, se detuvo y miró hacia atrás para ver una máscara dorada con dos cuernos y un par de alas que salían de la parte posterior. El contorno de los ojos estaba pintado rojo y en el centro, donde estaban los orificios, se veían los ojos azules de Rosewisse. Viggo soltó una risita, ya que Rosewisse realmente necesitaba esa mascara de valkiria porque a simple vista no daba miedo. Ella era fuerte, pero su apariencia era lo más parecido a lo que cree la gente que debería verse un ángel.

—Si te soy sincero— dijo Viggo volteando su rostro para volver a mirar hacia adelante, donde solo se veían ventiscas y campos de nieve —lo aprendí por instinto. En un principio no podía encontrarle el truco —comenzó a caminar mientras la nieve crujía bajo sus pies y Rosewisse lo seguía —pero hubo un día raro, donde hable con mi padre. La verdad, ni siquiera lo recuerdo, pero ese día logre el touki. No sé si lo hice tan bien que mis hermanos se emocionaron, pero rompieron el domo de entrenamiento de la elite de la familia Hera. Creo que el touki es otro conocimiento que deberíamos estudiar—

—Viggo— dijo Rosewisse con voz cansada y triste —no sé si eres genial o solo un tonto—

Viggo aguanto la respiración por un segundo y después soltó el aire con una risita —gracias ¿Era un elogio?—

—No, mi frustración en palabras— dijo Rosewisse en un tono molesto —llevo dos años practicando touki contigo, pero ni siquiera con los consejos de papá puedo alcanzarlo ¿Qué me falta?—

—Aaaaah, creo que te estás frustrando muy pronto solo por el hecho de que piensas que eres más lista que yo—

—Yo soy más lista que tú, tú papá lo confirmo—

—Sí, pero eso no te hace mejor guerrero. Además, es tú ego el que te frustra. Si lo piensas en tiempo, mis hermanos pasaron cincuenta años entrenando touki, pero solo llegaron a refuerzo mágico como tú. Eso te convierte a ti, Rosewisse Dragonroad, en una mujer increíble que igualo a guerreros con más de setenta años de experiencia con nada más que dieciocho años. Ahora, te sientes frustrada porque piensas "Viggo es tonto, él pudo dominar touki. Yo soy inteligente, debería dominar touki sin ninguna dificultad"—

—Yo, ahora que lo dices— dijo Rosewisse con su voz apagada por el casco de valkiria —lo siento por ser tan egoísta y pretenciosa— pero la ventisca era fuerte y su voz apenas salió del casco.

—¿Qué dijiste?— preguntó Viggo en voz alta

—Nada— grito Rosewisse —lo siento por ser mala contigo—

—Oooh, no te preocupes, se siente muy bien burlarse de los tontos pretencioso— grito Viggo de vuelta y de muy buen humor.

—Desgraciado— dijo Rosewisse quitándose el casco y sintiendo el frio de la ventisca de nieve —me estoy disculpando y tú te burlas—

—Bueno— dijo Viggo deteniéndose —tú te burlaste primero—

Rosewisse lo miró a los ojos mientras el frio le quemaba la cara —idiota, duermes solo— dijo

—Oye, eso es de mala perdedora. Vamos, Rosewisse, era una broma—

—Ya no te amo, idiota— dijo Rosewisse y camino por delante, enojada consigo misma por amar a un hombre tan burlesco. Viggo la siguió de cerca con una sonrisa en los labios, sin tomarse tan en serio la situación. Rosewisse era así, un poco pretenciosa por su gran inteligencia, pero tenía otros lados bonitos por los que Viggo estaba dispuesto a estar con ella. Incluso si a veces ella se creía más lista que él.

—Vamos, Rosewisse— grito Viggo con voz potente —amor de mi vida, era solo una broma—

—No te escucho— dijo Rosewisse caminando por delante, se puso el casco y continúo avanzando.

Viggo negó con la cabeza mientras sonreía y ocupo su clarividencia para mirar lo que había por delante. Su sonrisa se desvaneció de inmediato, camino lo más rápido que pudo y sostuvo a Rosewisse de la muñeca.

—¿Qué pasa? ¿Hay más bromas?— preguntó Rosewisse de malhumor

—No— dijo Viggo mirando hacia adelante y con una expresión fría —las bromas y conversaciones amistosas se acabaron. Ya sabes que hacer—

Viggo le soltó la mano y comenzó a correr por delante. Rosewisse materializo de inmediato su varita y lo siguió de cerca. Sin embargo, con sus alas cubiertas por la armadura de valkiria se le hacía especialmente difícil avanzar con toda esta ventisca.

Viggo continúo corriendo durante unos segundos más hasta que llegó a un suelo de hielo y escucho un metal cortar el aire a través de la ventisca. De inmediato, Viggo apretó su puño izquierdo, canalizo mana al brazalete y se desplego el escudo con el hechizo, Gran Barrera Mágica. Aquello que cortaba el aire en un viaje apresurado y destellante impacto contra el escudo, pero diferente de las otras ocasiones pudo resistirlo. Sin embargo, el objetivo de Viggo no era demostrar fuerza, así que él se reclino un poco hacia atrás para desviar aquel martillo envuelto en electricidad y caer de espaldas como si sus defensas hubieran sido superadas.

El martillo de Thor continúo viajando hacia el cielo, pero de inmediato volvió a la mano de su amo dejando una breve estela eléctrica que se desvaneció en la ventisca.

Viggo tirado sobre el hielo, miró hacia adelante como si estuviera asustado y vio la fuerte ventisca. A treinta metros de distancia se acercaba una enorme figura, más alto y ancho que él. En su mano izquierda llevaba algo que emitía rayos de electricidad. Poco a poco dicha figura fue más clara hasta que quedó un hombre de cabello cobrizo, desgreñado, barba y mirada intimidante.

—No has mejorado nada sin mi ayuda— dijo Thor con un tono de voz frio, insidioso y lento —la última vez pudiste detener mi martillo con tus manos. Parece que no eres tan bueno como cree el Padre de Todo—

Viggo se levantó del suelo y creo una capa de touki rojo sobre su cuerpo como si quisiera luchar en serio con Thor. Ambos se miraban a los ojos sin perder de vista al otro. Thor mostro una pequeña sonrisa y a pesar de su enorme barriga de bebedor, corrió a una gran velocidad portando el martillo en su mano izquierda. La electricidad del martillo se descontrolo lanzando rayos en todos lados y devastando el suelo de hielo bajo sus pies. Thor saltó, levantó el martillo con ambas manos y lo descargo con todas sus fuerzas. Viggo dio un salto hacia la izquierda, cayó al suelo, rodo, pero el impacto del martillo fue tan fuerte que su cuerpo salió volando mientras se quemaba por los intensos rayos eléctricos.

Viggo cayó rodando sobre la nieve, todo su cuerpo estaba cubierto de heridas que lo bañaron en sangre. Él se levantó y miró a Thor, a solo diez metros de él. Este último se sentía seguro, dueño de todo con su poderoso martillo. Viggo apretó sus puños con una mirada de furia. Quería sacar sus espadas del caos y cercenarle las extremidades como lo hizo con Zeus, pero no, no era el momento. Su objetivo no era este maldito maniaco asesino. Él activo una pequeña hebra de poder divino y su visión se dirigió al cinturón donde Thor tenía lo que estaba buscando, un bifrost. Diferente del que tenía Freya, la piedra en el centro de este bifrost emitía una gran cantidad de luz, como si nunca hubiera sido utilizado. Viggo soltó un suspiro y corrió al encuentro de Thor.

Por su parte, Thor soltó una carcajada de emoción. Hace muchos años que no tenía un enemigo que buscaba luchar con él abiertamente. Thor canalizo su poder divino al martillo, los rayos eléctricos se manifestaron grandes y destructivos. Viggo llegó delante de él, Thor lo recibió con su martillo a la cara. Viggo se agacho, el martillo paso de largo y le conecto un puñetazo en las costillas. Thor soltó el aliento, pero rápidamente se recuperó y golpeo con su martillo de revés. Viggo apenas si pudo activar su escudo y Thor lo golpeo. La barrera mágica resistió el golpe, pero Viggo salió volando a metros de distancia hasta que cayó sobre la nieve, continúo rodando otros metros y quedó boca abajo, tendido en la nieve.

—¿Eso es todo?— preguntó Thor con el ceño fruncido ante el increíble puñetazo que recibió en las costillas. Eso dolió como no recordaba en mucho tiempo. Sin embargo, el trabajo estaba hecho y le picaban las manos por descargar su mjolnir sobre la cabeza de Viggo. Camino a paso lento saboreando el momento hasta que llego a dos metros de Viggo. Su cabello rojo estaba desparramado y la sangre manchaba la nieve. Thor soltó una risita mientras su mjolnir emitía electricidad. Levantó su martillo en alto, pero cuando lo iba a descargar, alguien lanzó una bola de fuego.

Thor movió rápidamente su martillo y disipo la bola de fuego de un solo golpe. Miró a la distancia y vio una silueta alada que venía en su dirección —llegas tarde— dijo tratando de provocarla —ya lo maté—

Rosewisse abrió sus alas hacia los lados y lo apunto con su varita —indigno— grito imitando la furia de todas las valkirias enloquecidas dentro de las cámaras ocultas de Odín. Ese era el único ejemplo de actuación que encontraba lógico Rosewisse. Ella canalizo una gran bola de fuego y la lanzó a Thor. Este último dio un saltó por encima de la bola de fuego y cayó sobre Rosewisse descargando su martillo. Rosewisse aleteo hacia adelante y con sus piernas se impulsó hacia atrás, generando rápidamente una enorme distancia entre ella y Thor.

—Valhalla— grito Rosewisse, levantó su varita al cielo y creo un enorme circulo mágico del tamaño de un adulto. Del círculo salió una enorme bola de fuego que Thor evito saltando hacia los lados. Sin embargo, el círculo mágico en el cielo no se desvaneció, si no que empezó a lanzar una bola de fuego tras otra, todas poderosas con un amplio rango de destrucción.

Thor intento lanzar su martillo para destrozar la bola de fuego y lo logro, pero la bola de fuego que vino después continuo su trayectoria y tuvo que saltar lo más rápido que pudo para evitar el peor escenario. Thor entendió que si no destruía el circulo mágico en el cielo no se detendrían los ataques. Sin embargo, sus problemas solo se continuaron multiplicando porque además del círculo mágico en el cielo, Rosewisse creo otro con su varita y lo ataco desde el frente. Thor solo perdía terreno ante el continuo bombardeo de Rosewisse, pero no perdió la calma. Para él esto era lógico, solo un vanir podía competir con un aesir.

Thor lanzó su martillo al cielo, destruyo el circulo mágico y el bombardeo aéreo se detuvo. Rosewisse le lanzó una gran bola de fuego, pero fue cosa de saltar hacia un lado con velocidad para evadir el peligro. El martillo volvió a su mano y corrió al encuentro de Rosewisse con una mirada demencial. Feliz por poder encontrar a un gran enemigo después de tanto tiempo. Sin embargo, justo en ese momento se escuchó un rugido que lleno todo Midgar. Él y Rosewisse detuvieron su combate y miraron en la misma dirección. Algo más grande que el mismo cadáver de Thamur se movía por Midgar.

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