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Valkiria y Familia 2.155

A las seis de la tarde, Viggo y Tsubaki llegaron a la casa de Kain, en el límite del Distrito Herrero. Isabel, madre de Flora los recibió. Tsubaki camino al lado de Viggo, pero no le tomo la mano por vergüenza a lo que pudiera decir su madre, una mujer tradicional. Ya le había llamado la atención con anterioridad, diciendo que "una mujer debe ir dos pasos por detrás de su marido. No recuerdo haber criado a una mujer tan descarada". Tsubaki tampoco es que se saltara todos los protocolos, pero no le gustaba hacer ese tipo de cosas. Además, a Viggo tampoco le gustaba. Ellos preferían caminar hombro con hombro y tomados de la mano.

Tsubaki y Viggo fueron a la cocina, donde encontraron a Flora, Tatsumi y la bebé Eina sentados a la mesa. Flora jugaba con Eina, quien estaba sentada en una sillita alta mientras Tatsumi leía un libro en el idioma nativo de la tierra en la que se crio su madre.

-Oh, Tatsu, tan diligente como siempre- dijo Tsubaki de buen humor

-Aneue- respondió Tatsumi, de cabello oscuro y ojos rasgados -ha sido un tiempo-

-Y que lo digas- respondió Tsubaki con una sonrisa y le desordeno el cabello.

-Tsubaki- dijo Mikoto, desde la mesa en la que preparaba los alimentos -compórtate como una mujer adulta. No trates así a tu hermano-

-Hahaue- dijo Tsubaki mirando a su madre. Cabello oscuro, ojos rasgados y vestida con un kimono verde.

-Hahaue, no me molesta- dijo Tatsumi

-Silencio, Tatsumi- dijo Mikoto en un tono estricto -no me corrijas-

-Lo siento, hahaue- respondió Tatsumi

Tsubaki miró a su madre y le sostuvo la mirada, pero al final agacho su rostro. Después camino hasta su madre, Mikoto se dio la vuelta y la quedó mirando.

Mikoto asintió al ver a Tsubaki en buen estado y añadió -no me has venido a ver en un largo tiempo-

-Yo, estaba trabajando-

-En ese caso está bien- respondió Mikoto con una expresión seria. Se acercó a Tsubaki y le dio un abrazo -solo cuida de tu salud-

-Sí- susurro Tsubaki devolviéndole el abrazo a su madre

Ambas se separaron, Mikoto miró a Viggo, después a Tsubaki y le preguntó -¿No crees que es un buen momento para darme un nieto?-

-Eso- dijo Tsubaki con una sonrisa incomoda -es un poco pronto-

-Mikoto- dijo Kain, entrando a la cocina -nosotros hablamos de no presionar a los muchachos ¿No?-

Mikoto miró a Kain, de cabello blanco, orejas puntiagudas y ojos azules -pero danna-sama, Tsubaki ya es una mujer adulta. Sí tiene un marido, debería ser lo correcto-

-Ellos lo decidirán- dijo Kain, caminando hasta Mikoto, se detuvo a su lado y la abrazó por el lado. Después miró a Tsubaki y le dijo -es bueno ver que estás viva, mocosa. Ya me estaba preocupando-

-Shishihue- dijo Tsubaki mostrando una sonrisa -solo estaba trabajando en mi herrería. La dama Hephaestus dijo que estaba a solo un paso-

-Es bueno que persigas tu sueño, pero no olvides todo lo que amas-

-Lo sé- respondió Tsubaki y le dio un apretado abrazo a Kain

-Sin embargo, tú madre tiene razón ¿Cuándo nos van a dar un nieto?-

-Tú también- dijo Tsubaki apartándose de Kain y mostrando una sonrisa que no lo era.

-Cada cosa a su tiempo- añadió Viggo, caminando y parándose al lado de Tsubaki. Ella lo miró, le tomo la mano y asintió. Ambos miraron a Kain y Mikoto mientras el resto los miraba.

-Dame unos minutos- dijo Mikoto -me falta un poco para tener lista la comida-

-Déjame ayudarte- dijo Tsubaki

-Eres la invitada, no puedes-

-No seas testaruda- dijo Tsubaki y Mikoto la castigo con una palmada en la cabeza. Tsubaki se acarició la cabeza y respondió -vieja bruja, haciendo lo que se te da la gana-

-Soy tu madre, no me corrijas-

-Lo que digas, haré lo que quiera-

-Haz lo que quieras-

Viggo y Kain quedaron mirando a la madre e hija, una al lado de la otra. La única diferencia era la edad y que Tsubaki tenía la piel morena.

-Ven aquí muchacho- dijo Kain, abrazando a Viggo y llevándolo a otro lado.

-Papá, Papá- grito la pequeña Eina desde su sillita alta. Kain miró hacia atrás y camino a la mesa. Tomo a la bebé Eina y la cargo en sus brazos.

-Papá, tía Aina dijo que dejaras de consentir a Eina- protesto Flora, sentada al lado de la sillita alta. Tatsumi a su lado asintió.

Kain hizo una sonrisa burlesca y le preguntó -¿Me lo dices tú? ¿Debo recordar quien me pidió algo el otro día y casi se puso a llorar?-

-No me puse a llorar- replico Flora enojada

Tatsumi soltó un suspiro y murmuro -papá malcría demasiado a Flora, a pesar de que está vieja-

-¡¿Qué dijiste, Tatsu?!- grito Flora

-Flora- dijo Tsubaki y Mikoto al mismo tiempo -no grites en la mesa- ambas se miraron a los ojos, miraron hacia otro lado y bufaron al mismo tiempo.

-Dos cosas- dijo Kain, miró a Flora y continuo -eres mimada, incluso para tu edad. Estás un paso de ser adulta. Así que no me vengas a corregir por mimar a una bebé- después miró a Tatsumi y continuo -tú aprende a cerrar la boca. De lo contrario, siempre te meterás en problemas, sobre todo con las mujeres-

Kain les dio la espalda y se llevó a Viggo mientras cargaba a Eina en sus brazos. Ellos caminaron por el pasillo a la biblioteca. Al mismo tiempo, Eina en los brazos de Kain, estiro sus pequeños brazos y trato de tomar los cabellos rojos de Viggo. Este último tomo un mechón y se lo paso a Eina en sus pequeñas manos.

-¿De qué quiere hablar padre?- preguntó Viggo

-Quería ver como estabas. Uno no todos los días ve un archidragón eterno-

-¿Archidragón eterno?-

-Claro- dijo Kain, deteniéndose delante de la puerta de la biblioteca, sosteniendo con un brazo a Eina y abriendo la puerta con la otra mano. Viggo entro, después Kain y cerró la puerta -los dragones son criaturas, su forma les da su estatus. Un dragón puede alcanzar la eternidad cuando todo su cuerpo es cubierto de duras escamas con la fortaleza de las rocas. Pierde el oído, el olfato y la vista, pero al mismo tiempo, gana la inmortalidad. Ya en ese nivel es casi imposible hacerle daño. Sus escamas se vuelven tan duras que resisten todo tipo de magias, excepto una-

-¿Qué magia?- preguntó Viggo

Kain tendió su mano izquierda, señalando los sillones. Viggo camino a un sillón, se sentó y Kain se sentó en el sillón de tres cuerpos. Sentó a la bebé Eina en el sillón y ella apoyo sus brazos para pararse sobre sus pies. Ella se comenzó a mover y tocar la mano de Viggo y después caminar de vuelta para tocar la mano de Kain.

-La luz solar- dijo Kain -así que, si a futuro quieres desarrollar algún tipo de magia, te recomiendo que desarrolles la luz solar- Viggo asintió tomando una nota mental y Kain continuo -¿Cómo has estado? ¿Has podido dormir?-

-Yo…- dijo Viggo, lo pensó un poco y asintió después -sí, los dos primeros días fueron terribles. Me desperté varias veces en la noche, pero ahora estoy bien-

-Me lo suponía- respondió Kain -no te preocupes, jamás dejaría que te enfrentaras a algo así si no estuvieras preparado-

-Lo sé, padre- respondió Viggo -es solo que la visión-

-La visión es algo que está más allá de la imaginación. Lo único bueno es que esas cosas mueren cuando la humanidad toma control del mundo-

-Entiendo- dijo Viggo -¿Qué tipo de arma te encargo Kiara? Al final nunca me dijeron-

-Eso es una sorpresa, pero si te soy sincero, es una arma bastante entretenida- respondió Kain con una sonrisa al recordar su último trabajo -a todo esto, debes leer esto- levantó su mano derecha con la palma mirando al techo y extrajo un libro de su anillo. Al instante apareció un libro en su mano y la bebé Eina que corría tocando la mano de Viggo y la de Kain, se quedó mirando impresionada. Llevó sus pequeñas manos a la cara y aspiro aire por la boca con mirada llena de asombro. Ella miró a Kain y después apuntó al libro en su mano. Kain soltó una risotada, la abrazo y le dio muchos besos en sus mejillas regordetas.

-Esto no es para los bebés- dijo Kain, entregándole el libro a Viggo. Eina estiro sus manos para tomar el libro, pero Kain la abrazo por la cintura. Viggo tomo el libro y Eina lo quedó mirando con el ceño fruncido.

-No te enojos, Eina- dijo Kain, lio un beso en el cabello verde y sacó unas bolitas de caramelo de su anillo. Se las tendió y Eina estiro sus pequeñas manos para tomarlos.

-Padre debería dejar de malcriar a Eina- dijo Viggo

Kain miró a Viggo de forma despectiva y le dijo -vas a ser padre, muchacho. Dime lo mismo cuando tengas a tu hijo en tus brazos. Entonces tomare nota. Hasta entonces, no me digas como tratar a mis hijos-

Eina se llevó un caramelo a la boca y al probar su sabor, sonrió con una expresión de felicidad.

Viggo negó con la cabeza y quedó mirando a Eina. Entonces pensó en Semiramis y lo cerca que estaba por volverse padre. Era una sensación extraña, mezcla de anticipación y miedo.

Por la noche, Viggo y Tsubaki dejaron la casa de Kain. Ellos caminaron por la vereda tomados de la mano mientras las farolas en la calle se encendían. Las calles estaban atestadas por los aventureros. Unos que volvían del calabozo bajo la torre de Babel. Otros que se dirigían a la zona Este, donde estaba el distrito de entretenimiento.

-Viggo- dijo Tsubaki

Viggo miró a Tsubaki, hermosa y demasiado delgada por la concentración en trabajar en su herrería. Viggo miró hacia la vereda por delante -¿Sí?- preguntó

-Tú sabes, sobre lo que dijo hahahue-

-No es necesario que te preocupes- dijo Viggo -ya lo hablamos, no hay apuro-

-No estoy apurada, es solo, es solo que creo que después de que me vuelva maestra herrera, podría ser posible-

-Espero que esto no sea una trampa para dedicar más tiempo a la herrería- dijo Viggo con una sonrisa astuta

-No, para nada- respondió Tsubaki sonriendo y negando con la cabeza -es solo que me parece adecuado. Para mamá y yo es importante que me vuelva maestra herrera. Ha sido su sueño y paso a ser el mío. Eso, ahora es lo más importante para mí-

-Lo sé, te recuerdo en el taller de padre, luchando con los metales para que por lo menos las espadas te quedarán derechas, jajaja-

Tsubaki le dio un puñetazo en el hombro y le dijo -no te rías, fue molesto y frustrante. Esas espadas parecían culebras-

-Lo siento, es que, bueno, sabes que te estuve viendo en todo momento-

-Sí, también te estuve mirando en todo momento-

Ambos se detuvieron y se tomaron las manos. Los transeúntes pasaron por su lado. Algunos diciendo cosas molestas como que la vereda no era lugar para quedarse mirando el uno al otro. Viggo y Tsubaki los ignoraron.

-Te amo- dijo Viggo

-Yo también te amo- respondió Tsubaki

Ambos acercaron sus rostros y se besaron en un intercambió suave. Después se separaron y siguieron caminando. Uno al lado del otro, tomados de la mano.

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