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Le recé a una estrella

Jake me había tapado los ojos con sus manos y caminamos así hasta el ascensor. —¿A dónde vamos?—

—Ya verás— Yo reí por como me llevaba. Destapó mi visión y las puertas del ascensor dieron paso a un casino concurrido.

—¿Había un casino en el subtarreo?—

—Los Zuzunagas tenemos negocios en todas las áreas ilegales—

—¿En serio manejan casinos ilegales?—

—No, incluso las ventas de armas son legales, pero de todos modos la gente los considera negocios turbios aunque tengas una certificación— Explicó.

—¡Ahaja, qué mal!— Me burlé de él.

—¿Quieres probar algunos juegos?—

—¡Obvio, vamos!— Comenzamos jugando Póker. Era difícil leer a Jake, ya que en general estaba pensante en todo el juego y no ponía ninguna expresión en particular.

—Me estás mirando mucho...— Mi mirada lo puso nervioso. Colocó su escalera de colores sobre la mesa y tiré mi escalera real. —¿Cuántas posibilidades habían de que tuvieras una escalera real?—

—¿Importa?— Me llevé todas las fichas.

Y continué ganando en todos los juegos dejando a Jake totalmente apagado. —Incluso en la ruleta...—

—Ahaja— Me reí. —¿Celoso?—

—¿Cómo eres tan bueno jugando?—

—Cuando era niño solía apostar para ganar dinero— Contesté. —Aunque después desmantelaron el casino, ese sí era completamente ilegal—

—Eso significa que tú no fuiste en un comienzo de élite—

—No... Es gracioso, todos creen que sí. Fue difícil llegar a donde estoy ahora— Él me quedó observando.

—Eres más fuerte de lo que creí—

—¿Verdad?— Sonreí con ego. —¿Qué pensaste? Puede que aún sea un omega indefenso por fuera, pero nadie supera a mi víbora interior—Me acerqué a él y hablé despacio. —Por eso estoy aquí aprovechandome de tí. Porque, a pesar de que eres tan poderoso, eres realmente débil, Jake— Lo intimidé con solo mis palabras.

Subí al ascensor y enseguida lo hice él me tiró contra la pared de éste. —¡Auch! ¡Jodido, bruto, ten algo de consideración!— Le había sacado de quicio. Bueno, fue mi culpa por ser grosero, pero no tenía que tratarme así. —A esto me refiero, Jake... Crees que imponiendo tu fuerza puedes lograr todo. Voy a pensar que eres lo suficiente inteligente para soltarme ahora mismo— Hablé con mi tono fanfarrón.

Y como dije, él se alejo unos pasos. —Eres muy listo, Jake, pero no más que yo— Le sonreí.

—Julen, tampoco es una buena idea pasarse de listo— Me miró con arrogancia. —Puede que seas muy astuto, pero...— Me arrinconó. —El ascensor recién va en el número 47— Apuntó. —Nadie más subirá a este ascensor y estás aquí solo conmigo— Sus feromonas recorrieron mi cuerpo amenazantes.

—Mhm... ¿Y por qué debería sentir temor por eso?— Cuestioné. —Si es lo que quieres, ven a mí— Posé mi mano en su cuerpo. —Pero, si lo haces terminaríamos con nuestra idea de ser socios— Enterré mi dedo y recorrí así su pecho. —Así que... ¿Qué harás? ¿Tomarás mi provocación?— Apretó los dientes y se hizo a un lado. —Buen chico... Para ser un alpha que no ha tenido sexo en meses desde la última vez que lo hicimos, te controlas bien— Me crucé de brazos y divisé los números del ascensor ascendiendo.

—¿Qué significa ser socios? No es como si hubieramos firmado un contrato con normas concretas, fue un estúpido apretón de manos.— Mi sonrisa se expandió. —¡...Me engañaste!— Hasta que al fin se da cuenta. —¿No significó nada para tí ese día que viniste con tu jueguito de que somos socios?— Estaba completamente furioso. —¿No te importaron mis sentimientos...? Más importante... Dijiste que si sentías algo por mí yo debía hacer algo— Reí estruendoso.

—Oh, Jake... Caes tan fácilmente— Agarró mi cuello.

—Eres un puto manipulador— Abrí la boca tratando de respirar y me soltó. —¿En verdad tienes sentimientos?—

—¡Cof... Cof! ¿Tú los tienes? Eres como una máquina de matar— Volví a respirar.

—Bien, ya me cansaste...— Se encorvó a mi altura —Ya que lo sugeriste indirectamente... ¿Qué tal si solo te violo?—

—¿Qu-é?— Me sorprendió.

—De todos modos, yo soy el que tiene el poder aquí y puedo hacer lo que se me de la gana contigo— Miró los números. —304...— Sonrió sadicamente. —Y a decir verdad, tú me gustas mucho, Julen. Lo mejor de tu físico es el gran trasero que tienes— Continuó aproximándose y esparciendo su escencia. —¿Qué pasa? ¿No quieres que haga nada?— Me tomó del mentón para que le mirara.

Y pensé sus palabras por un segundo. No me molestó tener sexo con Jake, cosa que tengo clara. Pero, si él decide tomarme ahora, estaría totalmente despejado, mi mente guardaría cada instante de lo que haríamos y simplemente no podría olvidarlo.

El alpha me había devuelto la jugada. Lo peor de todo es que me lo preguntó, justo después de qué dijo que me forzaría. A mi cuerpo le fascinaba la idea. Jake tiene una forma de tocar única, porque es áspero, y al mismo tiempo amable.

—¿No ibas a solo violarme? ¿Para qué mi opinión?— Me jacté. —Ahora... Tú dices que vas a violarme, pero realmente no lo veo así. No sería una violación si lo haces— Me ruboricé.

Ni la más remota idea de por qué lo incentivé, sin embargo él tambien me gustaba. Solo eso, Jake me atrae de una manera peligrosa. Una vez que dé otro sorbo a mi vaso de licor, éste me consumirá por completo y empezaría a querer más, hasta tal punto, de quebrar mi propio vaso.

Me besó en un principio con suavidad, sus labios se deslizaron y apenas se movieron, luego se separó unos centímetros para sonreírme. Ahí toda su lengua se apoderó de mi boca.

—Julen... ¿Ya comenté qué eres hermoso?— Su lengua tocó mi cuello. —Y también eres desagradable— Volvió a sonreírme retorcido.

—Te dije que mi personalidad es una perra—

—Sea lo que sea... Tu horrible personalidad, empiezo a adorarla— sus dedos se deslizaron sobre mi ropa. Entonces, el ascensor se detuvo en nuestro destino. —Vamos— Tomó mi mano, obligándome a salir con él antes de cerrarse las puertas.

Su habitación era la más cercana, y por inercia entramos. —Tu escencia está siendo realmente fuerte.— Habló. —¿Tanto así querías tener sexo?— Dejamos caer nuestras chaquetas con ayuda del otro.

Aveces creo que Jake tiene triple personalidad, la mayoría del tiempo se encuentra callado o criticando algo, y otras se muestra tan agresivo que es capaz de matar a alguien... Y luego, está este Jake, un total pervertido que solo quiere cogerme. Son facetas muy diferentes entre si, pero siguen una lógica en común, si tiene algo en mente, no importa como se comporte, se va a desquitar con lo que le moleste o lo tratará gentilmente.

Era agradable su escencia intoxicandomé, y al mismo tiempo coloreando su dulce aroma en mí. Empujándome con brusquedad sobre la cama. Esparciendose nuestras feromonas, como petalos que se entrelazan jugando con el viento.

Desgarró mi camisa con su mano, ni siquiera la abrió, la despedazó. Por lo menos, sacó mis pantalones como una persona normal. Y lanzó su ropa al piso.

Sus ojos marrones me observaban con filo, estremeciendome con su deseo de poseerme. Era extraño, acaricié su mejilla, no veía frialdad en sus ojos, a pesar de ser un asesino. Sí había un vacío abrumador que me absorbía en ellos, pero no algo que me recordara a mi compañero destinado. Él no es mi destino, pero a su lado me siento cómodo. Mucho mejor que con Franchesco.

Sus manos tocaban mi cuerpo. Lugares íntimos, que solamente han sido recorridos por Eli alguna vez. Pero, Jake, él no tenía compasión cuando me tocaba, sus dedos se hundían en el agujero de mi trasero y su otra mano tocaba mi pezón, moviendolo en círculos. —¡Ugh...!— Y desde aquí Jake diría lo mínimo, solo me apreciaría con sus oscuros ojos. —Idiota... No me mires así— Aparté mi vista.

Toqué con mi pie su gran erección. —Mhm... No hagas eso, Julen—

—Pero, quiero hacerlo— Continué toqueteando con los dedos de mis pies y empecé a masajear su miembro.

—Ahg...— Gruñó, así que lo masturbé un poco más rápido. —Julen, no...— Tomó mi tobillo y me arrastró quedando alzado. Agarrando mis nalgas entró en mí.

—¡Ah~!— Se estaba moviendo violentamente y sus manos apretaban mi trasero del mismo modo. —¡Ah, ah...! ¡Jake, ve más lento!— Esta posición no era muy cómoda, la mitad de mi espalda estaba sobre la cama, porque el alpha continuaba parado penetrandome.

Me dió la vuelta, dejándome descansar unos segundos, pero en seguida volvió a meter su verga. Desde atrás me sentía aún más expuesto. De repente golpeó su palma contra mi trasero. —¡AH! ¡Tú...! ¿Qué estás haciendo?— Traté de mirarlo y se veía realmente divertido golpeando mis nalgas. —Idiota...— Me tomó por las axilas, hasta sentir su cuerpo contra mi espalda. Me abrazó besando mis hombros. —¡Mhm!— Ahora estaba siendo tierno ¿Quién lo entiende? —Jake...— Suspiré. —¡Ahh!— Entró su pene sin delicadeza, mis rodillas ya no podían sostenerme. Temblaba, por lo que casi me caigo, pero él sujetó mi brazo, y me dejó contra la cama nuevamente, mientras su cuerpo se aferraba al mió.

Respiraba ahogado por sus movimientos bruscos, su aliento concordaba con el mio, lo sentía en mi oído. Y la cruz de plata que colgaba en mi cuello, golpeaba mi pecho. —¡AH!... Me vengo...— Él me soltó cuando me vine y se separó de mí, masturbándose para terminar.

—Ah...— Se alivió y se acercó a mis labios, besándome con calentura. Su lengua siendo traviesa con la mía hizo que mis feromonas explotaran. —¿Estás tratando de aparearte conmigo?— Preguntó con su gruesa voz en mi oído.

—N-no...— Si hace todos esos movimientos conmigo, obviamente mi cuerpo iba a querer atraerlo.

—Julen, si tú quieres, yo puedo poner mi semilla en tí— Tocó mi vientre.

—Ni siquiera somos algo...— Presionó sobre mis brazos.

—Julen, creo que sabrás a que la mayoría de los alphas no les importa eso... Alguien como yo elige un omega que pueda cumplir con sus expectativas... Y realmente ya no quiero ser amigable contigo— Sonrió malévolo. —Así que si tú lo deseas, Julen, puedo hacerte mió— Realmente su parte alpha acaba de tomar todo el razonamiento de Jake en este instante.

—No quiero tener el hijo de alguien que no me ama— Respondí a su insinuación. Y su expresión me hizo sudar en frío, me aterrorizó dejándome inmóvil. Hace tiempo que no tenía este sentimiento. —Jake...— Él tomó la sábana y me cubrió. —¿Jake?— Su escencia se apaciguó.

Encendió un cigarro de la caja que tenía en su velador. —Me descontrolé un poco—

—Yo me lo busqué— Lo excusé.

El celular de Jake vibró desde el piso. —Dejaste caer tu ropa junto a tu celular— Me reí y él se colocó una bata antes de recogerlo.

—Es Elián, dice que Sieg está en proceso de parto—

—Mhm...— Sonreí curioso por su reacción. —No te ves aturdido—

—Me acabo de acostar contigo... No es como si estuviera pensando en él ahora, en verdad no siento nada respecto a esta noticia— Dijo. —Pero, creo que debería hacerle una video llamada a Eli—

—Aún no puedo creer que ese niño prefiera a Fred antes que a tí—

—¿Niño? Ni que fueras tan mayor—

—Ahaja, no puedo evitar ver a Sieg como un niño, es tan adorable— Respondí.

—Creo que te dije que Sieg siempre amó a Fred— Habló decaído.

—Mhm... Deja de dar lástima— Dije con mal tono.

—Perdón...— Que se disculpe me hace sentir peor. No sé ni por qué mis sentimientos se mezclan por alguien como Jake.

—Destrozaste mi ropa, así que tráeme un traje de baño, quiero despejarme— Él me dió lo que le pedí. —¿Un traje de baño entero?— Sonreí y me fui al baño para darme una ducha rápida, antes de dirigirme con él a la azotea.

Mientras yo me daba algunos chapuzones, él estaba hablando con Elián en una video llamada. Aproveché que había Sol para secarme cuando me cansé de nadar.

Jake se acercó con su teléfono, mientras yo seguía relajado bajo la sombrilla.

—Saluda a Sieg, Julen— Me saqué los lentes de Sol para ver la pantalla.

—Hey, felicidades, te enviaré un regalo. Y Fred, eres un tramposo al usar el nombre de tu hermana para hacerte famoso— Le mostré el dedo de al medio.

—¿¡Disculpa!?— Jake se alejó para que no causara una pelea.

Habían tenido un hijo, y se parecía a Fred... ¡Qué horror! Volví a colocarme los lentes de Sol. Bueno, si tengo hijos dudo que se involucre con un Rous, tengo pensado quedarme en Norte América. ¿Qué estoy pensando? Ni que tuviera a alguien para tener hijos.

Mis ojos se dirigieron a Jake, que dejó su celular en la mesa junto a mí, para sentarse y mirarme. —¿Qué?— Pregunté.

—Estaba pensando... Siempre quise tener mi propia familia y alguna vez soñé que podría lograrlo con Sieg, pero ese sueño se esfumó tan fácilmente— Alzó la vista.

—Uhg...— Me senté frente a él. —Jake, él ya no está para tí— Dije suavemente.

—Lo sé, pero aún es difícil superarlo... ¿Sabes? Yo estaba acostumbrado a su presencia. Compartíamos el mismo espacio, y aún así se sentía como si no estuviera ahí... Pero, cuando realmente no lo vi en el mismo lugar que yo, me di cuenta de lo solo que me sentía sin él— Relató.

—¿Por qué lo alejaste?—

—Porque... Ya no soportaba la presión— Cubrió su rostro entre sus manos. —Me dijeron que iban a ir por él si yo no entregaba la venta de productos—

—¿Venta de productos?—

—La mayoría de los acuerdos cuando llegué a ser el jefe de los Zuzunaga eran ilegales. Por lo que terminé con la mayor parte de ellos... Eso hizo enojar a muchos que mantuvieron negocios con la familia durante años, entre los más importantes, el mercado negro. Los Rosset tienen en su poder varias ramas, entretención y principalmente la medicina... Firmé un acuerdo con el presidente sobre la venta de perfumes en los lugares más bajos, para que llegara a más público... Ya que todavía los productos estaban perfeccionandose venían con especificaciones claras de cómo usarlos, además que es muy peligroso tratar con feromonas artificiales. Sin embargo, este producto empezó a venderse en el mercado negro y causó un caos en personas que querían subir de estatus social... Así que fui a detener el tráfico del perfume... Pero, en eso me metí en algo de vida o muerte... Mi padre sufrió las consecuencias y nos pusimos en peligro, además estaba el contrato con los Rosset. Cyer dijo que lo mejor era dejar de vender aquel producto y clasificarlo como ilegal. No quería que a Sieg le sucediera algo, por lo que me divorcié de él de la peor forma posible para que no lo buscaran y escapé hasta aquí—

—Y te persiguieron hasta aquí...—

—Quieren la receta del producto o al menos una muestra— Suspiró.

—¿Matándote conseguirán una muestra?— Pregunté.

—Las balas que usaron ese día no fue cualquier bala, mejor dicho es un nuevo prototipo que salió al mercado. No causa un gran impacto para matarte, pero si te inmoviliza.—

—Por eso no rompió mi guardapelo—

—Así es— Dijo.

—Mhm... ¡Pero, ahora por tu culpa estoy en peligro!—

—Creo que ese día se rindieron, tal vez encontraron algo más interesante para vender— Yo levanté una ceja incrédulo. —Te protegeré, Julen—

—¡Ja! Ni siquiera pudiste vencerlos por tí mismos ese día— Él se avergonzó.

—Tal vez lo mejor es que te alejes de mí...— Su voz tembló.

—Aunque quiera, creo que sería peor si lo hago— Me levanté para sentarme sobre él. —Además, todavía no me canso de tí— Sujetó mi espalda y cintura. En un segundo nuestros ojos conectaron para unir nuestros labios. Sus manos pasaron a abrazarme, y el beso se hizo más candente. Me movió hasta recostarme sobre el asiento, incluso lo bajó con la palanca, para que quedara recto. —Mhm...— Me abracé a él. —Jake, el asiento es duro— Reclamé.

Así que me tomó y me puso sobre él. —¿Así está bien?—

—¿Trajiste condones?— Sacó unos de sus bolsillos. —Ahaja... ¿Nadie nos verá desde aquí verdad?— Observé a los edificios cercanos.

—No creo— Tocó mis pezones sobre el traje de baño.

—¡Nhg...! Jake, si alguien nos fotografía estaré en problemas...—

—Casémonos y el problema se resuelve—

—¿Esa es tu respuesta para todo?— Él asintió. —Cretino...— Me obligó a moverme sobre su miembro, estaba rozandome sobre el traje de baño. —Ah...— Trató de sacármelo. —Idiota, tienes que desabrochar los lazos de mi espalda.— Así lo hizo, y soltó la parte de arriba, además deslizó los pantaloncillos del traje hasta mis muslos. —¡Espera, Jake!— Rompió el sobre del condón con sus dientes y lo colocó en su verga antes de introducirlo por mi trasero. —Ah...— Mis piernas estaban prácticamente amarradas, así que no podía moverlas, mientras él me embestía. —Más profundo...— Me agarré a su cuello. —¡Ah~!— Gemía con sus movimientos, incluso la cruz llegaba a saltar con lo bruto que iba.

Mi voz salía en cada acción que ejercía sobre mí. —Ahh~!— Me vine en la mitad, y él no se detenía, aunque chorreara de mí un montón de fluidos lubricantes. Incluso, así se deslizaba aún más adentro. —¡Jake! ¡Sí! ¡Ah! ¡Dame más fuerte!— Apretó sus dientes y me abrazó desde mi espalda baja entrando duramente. —¡Joder! ¡Oh, Dios... Podría morir! ¡Ahg! ¡Ahm!— Empecé a dar sentones sobre él, provocando un placer inimaginable. —¡Jake!— Gritaba, él respiraba acelerado en mi cuello.

Se dirigió a ver mi rostro. —Julen— Acarició mis labios, limpiando la saliva que dejé caer. Y su lengua pasó por mi mejilla, hasta besarme.

—¡MHMM!— Nos corrimos, a la vez que nos sujetabamos al otro. Todos mis músculos se tensaron y reaccionaron en el clímax.

Nuestros labios tomaron distancia y casi caigo desmayado, si no fuera porque continúo en los brazos del alpha. —¿Estás bien...?—

—De lo mejor... Creí ver el cielo— Sonreí con los ojos en blanco.

—¡Julen!— Me sacudió.

—Jake...— Si me va a dar así podría aceptar su propuesta de casarme con él.

—Me sobrepasé, trataré de ser más amable la próxima vez— Me tomó en brazos.

Creo que me quedé dormido mientras me llevaba, porque no recuerdo que sucedió luego, solo me desperté en mi habitación. Al menos pudo haberse quedado a dormir conmigo, pero Jake es tan aburrido...

Cuando me senté un dolor punzante en mi trasero me impidió levantarme. —Maldita bestia— Despacio y agarrándome a la pared me paré. Tenía un pijama puesto, era un vestido rosado con encaje negro. Seguramente de su ex esposa.

Tomé un camisón y salí en pantuflas hasta la azotea. Lugar donde encontré a Jake fumando. —Así que aquí estabas—

—Julen, no deberías estar aquí— Me coloqué a su lado en la baranda.

—La brisa es fresca, a pesar del calor— Cerré los ojos dejando que mi cabello se moviera con el viento.

—¿No te duele...?—

—Si te refieres a que si siento que un palo me atravesó el culo, pues sí... Siento que me violaron muchas veces— Con la dirección de mis palabras se ruborizó. —Creo que el más feliz eres tú ¿No?— Sonreí.

Me acerqué y lo abracé. Sus mejillas se pusieron aún más rojas. —¿Qué pasa, Jake? ¿Nunca un omega ha tratado de seducirte?— Saqué una risilla maliciosa. —Agáchate, eres muy alto— Él me besó. —Ahaja ¿Quién dijo que podías besarme?— Él retrocedió tapándose la boca, mientras yo sostenía una hoja que cayó en su cabello. —¡Ahaja!— Su reacción era chistosa.

—Julen... ¿Por qué no usas un collar de omega?—

—Ahora tengo menos necesidad si un grupo de mafiosos me está cuidando— Él tomó mi cuello entre sus dos manos sin poner fuerza.

—Julen, de la primera persona que deberías desconfiar es de mí—

—No tienes permiso de marcarme— Dije y volví adentro.

—Julen...— Él deslizó su mano con la mía.

—¿Qué pasa? ¿Te sientes solo?— No quité mi sonrisa de la cara. —¿Entonces, quieres dormir conmigo? ¿Dónde prefieres? ¿En tu cama o en la mía?—

—¿Está bien mi cuarto?— Lo arrastré hasta su habitación.

Nos acostamos en la misma cama. Nos miramos incómodos, pero le mostré mi sonrisa maliciosa.

Me preguntó en un susurro si podía abrazarme, y le contesté que «Sí» en el mismo tono. Aunque no nos oiga nadie más, mantuvimos el silencio. Nos acercamos el uno al otro, aprovechandonos de la soledad.

Jake y yo no teníamos nada que ver con el otro, sin embargo ambos compartíamos una cama, y nos dábamos afecto. Al mismo tiempo no eramos nada, y aunque aún recuerdo las palabras que me dijo el día que nos reunimos con su familia, estoy seguro que todo se debe a una dependencia que formó por la atención que le doy.

Y cuando abrí los ojos nuevamente, ya era de mañana, y los brazos del alpha me sostenían con calidez.

Lo más triste, es que él sueña con alguien más. —Sieg...— Habló dormido. Sabía que era difícil olvidar, superar a alguien que amaste. Pero es más doloroso no tener nada a tu favor para sacar los pensamientos que tiene de esa persona.

—Suéltame...— No podía moverme.

Solté unas cuantas lágrimas. ¿Qué podía hacer para no tener más presentes estos sentimientos? Jake no me ama... Es cierto que tengo más esperanza con él de las que tuve con Franchesco. Pero que se quede conmigo solo porque era lo que tenía está mal... Si solo quería acostarse con alguien, buscate una prostituta. Yo tengo la culpa de que llegaramos a esto. Al final parece que nadie puede amarme.

Saqué su brazo con fuerza y me levanté. —No debí meterme con un divorciado— Bien, la aventura llegó hasta aquí. —Me divertí...— Salí de la habitación, dejándolo solo.

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