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Cosas de la vida (EDITADO)

Había pasado un mes desde que Yuuma había llegado a Konoha y las cosas se desarrollaron de una buena manera.

Su rutina se turnaba entre estar en la aldea y su mundo interior, lugar donde organizó todo acorde con la antigua disposición del Caos Primordial.

Todos los Reinos Estelares se lograron asentar en sus locaciones, en donde prosiguieron con sus vidas.

Con respecto a sus mujeres, con el objetivo de adaptarse al futuro manejo de ETIOS, se sometieron a un nuevo tipo de entrenamiento.

Robert no dejaría que se queden sin hacer nada, por lo que las comenzó a entrenar de una manera especial.

Ya que actualmente no podían manejar ETIOS, tenían que comenzar desde cero.

Debían adaptar sus cuerpos a la tensión física, todo con el fin de prepararlas ante cualquier situación inesperada.

Ellas querían ayudar a su marido con las futuras batallas, por ello debían vivir la experiencia de actuar sin el uso de su energía profunda, ya que en los diferentes mundos a los que vayan no podrán hacer uso de ella, al menos no por el momento.

Así, la rutina con sus mujeres consistía en entrenamiento, momentos de relajo y finalmente grandes sesiones de sexo intenso.

Ya sabes, el equilibrio que necesita la vida.

Como respecto al mundo exterior, hace dos semanas que había solicitado el permiso para construir al lado de su casa un tipo de almacén.

Cuando Minato le preguntó para que qeuría construir esto, la respuesta lo dejó sim palabras.

Una tienda de conveniencia.

Como no tenía nada que hacer, Decidió pasar el tiempo en este 'hobby'.

Se había inspirado en cierto personaje de anime que había puesto una tienda de conveniencia, en la cual vendía golosinas y chucherías, así como material de abastecimiento para los cegadores de alma visitantes de ese mundo

Por ello comenzó a vender un motón de chucherías, desde golosinas y pequeños juguetes, hasta utensilios de cocina y del hogar.

Nuestro protagonista había escogido este rubro ya que podía quedarse en este lugar sin que nadie lo moleste, teniendo a la naturaleza de su lado y la tranquilidad del ambiente, no podía pedir más para que su cuerpo se restaure.

Claro que era verdad el estar recuperándose, ya que su cuerpo había quedado muy jodido por querer jugar con la línea del tiempo.

Sin embargo, no le tomaría unos años tal como le había engañado a Minato. Solo era necesario un par de meses y listo.

Otro motivo por el cual eligió este tipo de tiendas, quizás siendo el principal, es por el público objetivo al cual estaba dirigido.

Los dulces siempre atraen a los niños, pero el estar rodeado de mocosos no era lo que quería nuestro protagonista, sino mas bien lo que viene después de esos niños…

Amas de casa, madres jóvenes, maduras hogareñas.

¡Toda una colección de MILFs pendiente de estos mocosos!

Y eso era lo que actualmente más abundaba en esta aldea.

No hace más de un año había terminado la tercera guerra ninja, trayendo un gran saldo de víctimas, lo que golpeó fuerte a todas las aldeas participantes, Konoha siendo la peor de todas.

Aunque salieron como los victoriosos de este conflicto, sus pérdidas militares fueron realmente grandes.

Muchos Shinobi, hombres y mujeres adultos, jóvenes adolescentes e incluso niños recién salidos de la academia ninja fueron arrojados al campo de batalla para morir.

Esta guerra se convirtió en una sin precedentes en lo que respecta al desgaste de material bélico y humano.

Por ello había varias mujeres afectadas por este conflicto.

¡La pérdida de sus esposos sería algo muy difícil para ellas, por lo que cuidarían a sus pequeños retoños con todas sus fuerzas!

Por el otro lado, teníamos a las mujeres quienes si tenían a sus maridos en casa, tenían un hogar estable, una comodidad relativamente buena, una seguridad hogareña… pero su situación sentimental era la que parecía muerta.

Estas mujeres habían perdido la confianza en si mismas ya que sus esposos dejaron de estar atentos con ellas, comenzando una etapa de frialdad en sus relaciones.

Esto era algo común en este mundo, quedando solo las obligaciones de pareja y sus 'sentimientos' juveniles como únicos motivos para mantener sus relaciones a flote.

Al inicio, estas madres eran recelosas con la nueva 'tienda de conveniencia' abierta recientemente en un lugar nada comercial, por lo que no dejaban ir a sus hijos, creyendo que era algo perjudicial.

Sin embargo, solo bastó que uno de eso pequeñines corriera la voz del maravilloso sabor que tenían las golosinas, sumado al bajo costo de ellas, para que el resto de niños se escapara a comprar aquellas golosinas.

Así, los mocosos comenzaron a visitar diariamente la tienda, llenando de risas y gritos el pacífico lugar de Robert.

Para nuestro protagonista, este sacrificio era realmente necesario, el cual dio frutos cuando una de esas 'desamparadas' amas de casa llegó buscando a su hijo, un mocoso hiperactivo.

La mujer había quedado viuda por esta guerra y la carga sobre sus hombros había aumentado, ya que ahora criaba ella sola a su hijo, por lo que le preocupaba la situación de su pequeño demonio y todo lo que hacía.

Sin embargo, ese pequeño niño no hacía caso y últimamente se escapaba a jugar con otros niños, aumentando su estrés.

Ese día ella no esperaba que al seguirlo para conocer por qué se estaba escapando y a donde se iba, llegaría hasta la nueva tienda de conveniencia, lugar donde se reunía con otros niños para jugar y comprar golosinas.

Ella había escuchado de este lugar, pero no le parecía de confianza una tienda que estuviera en esta parte del bosque, por lo que quiso tirar de su hijo y regresar prontamente a su hogar.

Sin embargo, cuando conoció al tendero de este lugar, todas las cosas negativas de esta tienda parecieron esfumarse de su mente.

Su porte alto y fornido, su varonil rostro, unos ojos profundos como el océano, su negro y largo cabello atado en una media cola, su atenta dedicación a los niños y, para rematar, su hermosa sonrisa, hicieron que la mente de esta ama de casa quedara en trance, avergonzándose posteriormente de tal reacción y disculpándose por la forma en como fue vista.

¡Y fue gracias a esta mujer que se corrió la voz, como reguero de pólvora, sobre el guapo y sexy tendero quien te recibiría con una hermosa sonrisa en la nueva Tienda de Conveniencia!

Debido a esto, varias mujeres maduras comenzaron a desfilar por la tienda con el pretexto de 'buscar' a sus hijos en tal lugar, solo para poder ver el rostro de aquel hombre, un rostro que las hacia sentir como unas niñas en sus años de academia, quitando de sus mentes, momentáneamente, los dolorosos recuerdos de la guerra y la falta de calor que agobiaban sus maduras mentes.

Así, nuestro protagonista se había integrado lentamente en este pueblo, ganándose la confianza de las personas (mujeres principalmente) con la que interactuaba… pero comenzando a ganarse el descontento de varios maridos…

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Hoy era una hermosa mañana y Yuuma había salido de su mundo interior para abrir su tienta como de costumbre.

Sin embargo, no esperaba encontrase con un niño parado a fuera de su casa.

Tenía unos grandes ojos oscuros y grises, cabello negro que colgaba cerca de las mejillas para enmarcar su infantil rostro, el cual parecía tener dos pequeñas muescas a ambos lados de su nariz.

Vestía una especie de polera azul oscuro, con mangas anchas y cortas, así como el cuello largo y ancho. También vestía unos pantalones negros cortos y un par de sandalias abiertas en las puntas.

Este niño estaba mirando atentamente a Yuuma, quien estaba quitando la parte delantera de su puerta para abrir la entrada de la tienda.

Debido a esto Yuuma se quedó quieto cuando vio a la pequeña presencia.

'Bueno, no esperé encontrarme con el creador de toda la historia de Naruto el día de hoy' - pensó nuestro protagonista al ver al mocoso parado frente a su tienda.

No obstante, no perdió tiempo y comenzó a hablar.

"Umm… recién estoy abriendo la tienda, pero puedes decirme que dulce quieres y te lo daré"

Yuuma habló tranquilamente mientras volvió a alistar la entrada de su bodega.

Aunque no esperaba mucho de esta conversación, el niño no habló para nada, solo se quedó mirando a Yuuma con esos ojos grandes y oscuros.

"Esto… ¿puedes entenderme?" – Nuestro protagonista volvió a hablar, pero no obtuvo respuesta verbal del niño, quien solamente se acercó y siguió mirándolo con detenimiento.

Yuuma solo sonrió mientras seguía haciendo sus cosas, sabía que este niño no es tonto como el resto de mocosos alborotadores, por lo que su mente debe estar pensando en varias cosas.

Luego de un par de minutos silenciosos, el niño habló.

"¿Por qué tienes tu tienda en este lugar?" – Cuando el pequeño habló, Yuuma no esperaba que fuera esta pregunta lo primero que diría, lo que lo hizo reír internamente.

"Es porque mi casa está en este lugar y no tengo suficiente dinero para comprar o alquilar un local en la parte comercial de la aldea"

Sin tener problemas en responder, Yuuma habló como si estuviera conversando con un adolescente.

Este niño era en verdad muy inteligente, ya que, a esta edad, podía entablar conversaciones filosóficas que podrían poner en aprietos a los más versados sujetos.

Por ello nuestro protagonista lo trató de manera simple, sin elogios o frases que normalmente le dices a un mocoso de cinco años.

"Quisiera probar uno de los duces de goma que vendes... escuché a varios de los niños mencionarlo como algo realmente sabroso y quiero corroborarlo"

Nuestro protagonista solo sacudió la cabeza ante esta nueva pregunta.

'Creo que pensé demasiado, aun es un niño'

Yuuma se dijo a sí mismo nuestro protagonista mientras terminó de abrir su tienda y sacó de un frasco las gomitas que le pidió este pequeño.

"Toma, aquí tienes, el costo sería de 2 ryo"

luego de recibier la golosina, el niño la desenvolvió rápidamente y se lo llevó a la boca.

"¡UMM, delicioso! ¡En verdad el resto de niños decían la verdad!"

Abriendo los ojos ampliamente, el pequeño hablo entusiasmadamente.

"Que bueno que te guste. Es uno de los más pedidos. Si quieres más puedes venir… este… ¿Cuál es tu nombre?" – Yuuma preguntó 'curiosamente'

"Mi nombre es Uchiha Itachi" – Respondió el niño pelinegro.

"Mucho gusto Itachi, mi nombre es Yuuma" – Con una sonrisa nuestro protagonista le respondió – "Como te dije, puedes venir si quieres otro dulce"

Itachi se quedó mirándolo en silencio, como si pensara detenidamente en la oferta. Después de un momento sin decir algo habló.

"Quisiera… pero no me llevo muy bien con el resto de niños que siempre vienen"

Respondió Itachi un poco en duda.

"¿Hum? ¿Acaso ellos te intimidan?" - Nuestro protagonista preguntó a manera de duda, a lo que el niño negó con la cabeza.

"Es al revés… creo. Son ellos los que se sienten intimidados por mí, creen que siempre pienso de más las cosas"

Eso era algo que había sucedido en la infancia de Itachi.

Ser el hijo del patriarca Uchiha ya te ponía en el ojo del público, siendo los niños más susceptibles a ello y, al mismo tiempo, los que menos tacto tienen con sus comentarios.

No es que discriminaran al niño, sino que no podían entenderlo completamente.

La forma de pensar demasiado en cosas sin sentido para el resto de niños lo hacían verse 'raro' en los ojos de los demás mocosos.

Itachi no tenia la culpa de esto.

Su inteligencia natural y su joven exposición a las atrocidades violentas de la guerra habían hecho que el niño comenzara a cuestionar las muchas cosas que veía ocurrir a su alrededor, cuestionar el sentido de la vida, el propósito de su pueblo, la razón para morir por ello, si valía la pena tanto sufrimiento.

Algo que fue demasiado para sus cinco años de vida.

A eso súmale el descuido de un padre estricto, quien más se centraba en la gloria perdida de su clan; así como una madre que estaba pasando por su segundo embarazo, dejaron al pequeño Itachi solo con sus pensamientos.

Yuuma, quien sabia todo esto, solo podía suspirar por la vida que tuvo este mocoso.

Si bien no fue la más drástica, toda esta infancia determinó su personalidad desprendida, aunque un poco retorcida, que siempre tuvo con su aldea.

Este era uno de los personajes más penosos de la serie.

Tener que matar a tus padres, vecinos, conocidos, incluso a tu interés amoroso… todo por el bien común… quizás un determinado mago de barba blanca adicto a los caramelos estaría orgulloso de esto.

'Bueno niño, me recuerdas mucho a Xisu, así que cambiaré tu destino, así como el de mi querido 'hijastro'... espero que puedas ser de utilidad en el futuro'

Nuestro protagonista murmuró para sus adentros.

"Ya veo… pero al verte no creo que tu seas alguien que intimide al resto… quizás el resto de niños no entiendan la forma en que percibes las cosas… te recomendaría que hables de esto con tu padre" – Yuuma habló 'sugestivamente' esperando la respuesta del pelinegro.

"Mi padre… él está muy ocupado con los asuntos de mi clan, por lo que no tiene tiempo para conversar conmigo y apenas lo veo en las noches. Se que su cargo demanda mucho de su tiempo… pero…"

El niño no terminó de hablar ya que Yuuma alzó su mano para detenerlo.

"Entiendo chico… entonces ¿qué pasa con tu madre?" – Yuuma preguntó rápidamente ya que sintió las emociones fluctuantes en el pequeño Itachi al hablar de su padre.

"No quiero que ella se preocupe mucho… está embarazada y pronto dará a luz, por lo que no quiero causarle problemas" – Respondió en niño un poco calmado.

Nuestro protagonista se quedó mirando al niño y luego desvió sus ojos hacia el horizonte, como si analizara detenidamente las palabras del pequeño niño y después de un 'debate' interno, habló.

"Vaya… esto es muy especial, por decir lo menos. Me recuerdas a un cierto muchacho de mi 'país' de origen… umm… ya sé, si alguna vez quieres hablar de algo que te moleste, puedes venir, yo no tengo ningún problema con esto. Sin embargo, primero debes intentar hablar con tus padres y si eso no se puede hacer, puedes ser libre de decirme todas las cosas que piensas. Si te molesta el resto de niños puede hacerlo después que ellos se vayan ¿Qué te parece?"

Las palabras del tendero hicieron que el niño pensara mucho.

Este señor era alguien que no conocía y lo veía por primera vez. Sabia que no se deben confiar en los extraños, pero el resto de niños siempre hablan de lo genial que era este sujeto, ayudándolos con algunas cosas y aveces les regalaba dulces.

Mas aun eran los comentarios positivos que había escuchado de algunas señoras cuando caminaba por las calles comerciales de la aldea. Todo esto hizo que el pelinegro dejara de lado sus dudas y asintiera con la cabeza.

"Bueno, ahora creo que debes regresar a tu casa, puede que tu madre esté preocupada por ti, vuelve cuando gustes pequeño Uchiha"

Nuestro protagonista le dio una palmada en la cabeza del niño, cosa que sorprendió al pequeño, pero que no lo desaprobó.

"Umm, gracias por el dulce… volveré cuando quiera otro"

El niño se dio la vuelta y se marchó a un paso sereno, dejando a Yuuma con una sonrisa irónica.

"Ahh… estos niños…"

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(Una semana después)

Ubicada en una zona residencial especial ubicada en el distrito Kokei a espaldas del hospital, se podía ver una casa conformada por un edificio de tres pisos.

Contaba con un balcón rectilíneo y unas escaleras por las cuales acceder al segundo piso y el techo de color rojo.

Entrando por la puerta principal de esta casa podíamos ver a un cansado Minato, quien tenía unas ojeras bajo los ojos y un semblante derrotado, nada de lo que mostraba cuando se enfrentaba a sus enemigos.

"Ya regresé…" – Habló el rubio con una voz apagada.

"¡Bienvenido!"

De repente se escuchó una voz alegre y llena de energía la cual provino de la cocina.

Justo cuando Minato estaba quitándose sus cosas en la entrada de la casa, una mujer apareció por la puerta de la sala que conectaba con el interior.

Tenía el pelo largo de color rojo que llegaba hasta debajo de su cadera. Además, su cabello se separaba a ambos lados de su bonito rostro por una pinza que tenía en su lado izquierdo.

También tenía una vestimenta tipo hogareña la que consistía en un vestido con un delantal. Su piel era de color blanco y sus ojos, gris-violeta. Además, llevaba una pulsera color azul en su muñeca izquierda.

Esta hermosa mujer es Kushina Uzumaki, la esposa del cuarto Hokage y la actual Jinchuriki del zorro demonio de nueve colas.

Cuando ella vio a su marido, se sintió triste y furiosa por el semblante que este tenía.

Su Marido había logrado el sueño que una vez fue suyo, llenándola de orgullo… pero el ser Hokage era completamente diferente a lo que siempre se imaginó.

Largos horarios de papeleo, ausencias en la casa, cansancio extremo, preocupación por los asuntos políticos, lidiar con peticiones sin sentido por parte de los civiles…

Todas estas cosas fantásticas que se tejían alrededor de la mítica figura del Hokage, de las cuales aprendieron en la academia…. No se ajustaban a la realidad.

Ella podía ver como poco a poco el trabajo absorbía lentamente la energía de Minato, dejándolo agotado por completo.

Sin embargo, el ninja rubio le había dicho que no era para mucho, cosa que ella no aceptaba para nada, regañándolo cada vez que el hombre se sobre esforzaba, como hoy.

El quería hacerlo todo por su cuenta, pero el labor político y administrativo no era algo que una sola persona podría sobrellevar, incluso el relámpago amarillo de Konoha no podía contra ese enemigo.

"Minato ¿cuántas veces te he dicho que no te excedas con el trabajo? Se que el trabajo es muy pesado, ¡pero debes aprender a delegar! Ya hemos hablado de esto dattebane"

Una apenada pero amarga Kushina habló con un tono dominante.

"Casi no paras en casa… ¡y esta vez han sido dos días seguidos!"

Kushina era una mujer muy sensata, alegre y muy hermosa, pero con un gran carácter.

Desde niña ella siempre había tenido un gran temperamento generalmente cuando se emocionaba, pero a pesar de eso se caracterizaba principalmente por ser una persona muy generosa.

Era completamente diferente al calmado y agradable Minato, quien solo sonreía ante la actitud de su esposa.

"Lo se Kushina y lo siento en verdad, pero la situación entre los altos mandos de Konoha es muy complicada actualmente para dejar cabos sueltos en manos de terceros… también ya habíamos hablado de ellos"

Minato respondió pausadamente, tratando de no enfurecer más a su esposa.

"Pero…" – Cuando la pelirroja estuvo a punto de protestar, fue interrumpida por la mano de su esposo.

"Hai, hai, mejor dime como a estado tu día, quisiera tener una agradable cena mientras me cuentas todas tus cosas ¿te parece?"

El Hokage habló mientras le daba una sonrisa, a lo que Kushina solo se quejó y acepto, yendo a la cocina para servir la cena.

Minato no pudo evitar perderse en sus recuerdos mientras la pelirroja comenzaba a contar todo lo que había pasado en estos dos días.

Las cosas no estaban mejorando en la aldea.

El constante descontento justificado de los Uchiha por sutil ostracismo al cual estaban siendo sometidos comenzaba a dar los primeros signos de alarma.

La historia de ese clan era muy compleja debido a los diferentes factores comprometidos, cosas que se eligieron olvidar en su momento, pero que hora parecían pasar factura.

Antes de la fundación de las aldeas ocultas cuando era la época de la guerra, los Uchiha llegaron a tener una gran fama debido a que tenían un potente chakra y un Kekkei Genkai llamado Sharingan, siendo Madara Uchiha, quien logró dominar el Dojutsu (jutsu ocular) de su clan además de poder llevarlo a un nuevo nivel conocido como el Mangekyo Sharingan.

Más tarde Hashirama Senju, miembro del clan Senju y el primer Hokage, harto de la guerra, que sólo traía muerte y destrucción, decidió hacer un tratado de paz con los Uchiha, Madara no estaba de acuerdo, pero como la mayoría de su clan quería la tregua no tuvo más opción que aceptar la propuesta.

Esta nueva alianza creo Konoha y escogieron a Hashirama como el primer Hokage, pero Madara creía que debía ser él e intentó revivir las llamas de la guerra, aunque ninguno de los miembros del clan quiso apoyarlo, por lo que este último abandonó la aldea, regresando tiempo después para atacar Konoha, siendo detenido por el primer Hokage y asesinado.

Incluso cuando Madara atacó la aldea, Hashirama no permitió que este hecho fuera para reprochar e ignorar a sus camaradas Uchiha en la aldea.

Esto lo puso en desacuerdo con su hermano menor, Tobirama Senju, que era más bien un realista, un desconfiado de los Uchiha al verlos como una amenaza futura para Konoha, pero era por una causa justificada, al menos para el menor de los Senju.

Tobirama entendía que, como todos sabían que Su hermano fue quien fundó la aldea, él sería elegido como líder y no Madara Uchiha, quien no era apoyado ni siquiera por los miembros de su propio clan, lo que sería grave ya que los Uchiha, para hacerse más fuertes, necesitan llenarse de sentimientos fuertes… como el odio.

Esto era como una especie de maldición transmitida por generaciones y por esto, nunca se sabría que podrían hacer, por lo tanto, no era posible confiar en ellos.

Después de la repentina muerte de Hashirama, fue Tobirama quien asumió el cargo de segundo Hokage. Con el tiempo, el segundo Senju creó la Policía Militar de Konoha, encargada a los Uchiha, como un símbolo de confianza.

Pero lo que buscaba Tobirama era en realidad una forma de mantener a los miembros del clan fuera del gobierno de Konoha y aprovecharon esa oportunidad para ponerlos bajo estricta vigilancia con la ayuda de la recién creada unidad ANBU.

Aunque esto sería visto como un acto de odio, Tobirama señaló que, si bien no se fiaba de los Uchiha, él no tenía ningún odio, ni rencor hacia ellos y observó que había varios Uchiha que trascendían la mentalidad y maldición de su clan, poniendo el bienestar de toda Konoha y la paz, por encima de todo.

Sin embargo, esos pensamientos no eran algo que los actuales Uchiha creyeran.

Ahora las voces de protesta entre los ancianos de ese clan estaban llegando a los oídos del Hokage, así como reportes de ciertos abusos de los miembros de la policía Militar, producto del descontento actual que vivía su gente.

Esto sumado a lo muy sentimentales que eran, estaba derivando en algo que pronto explotará si no se hacía nada.

…. "¡Hey!"

"¡Eh?"

Estos pensamientos estaban dando vueltas en la mente del Hokage, hasta que fue regresado a la realidad por un grito de su esposa.

"Ahh… ¡otra vez estás pensando en el trabajo sin prestar atención a lo que te estoy contando!"

La pelirroja arrugó el entrecejo mientras trataba de contener su molesta. Su esposo fue quien le pidió que contara sobre su día, pero su mente estaba en otro lado sin prestarle atención.

"¡Lo siento mucho Kushina! Estaba tan cansado que mi mente comenzó a vagar ¡Prometo no perderme otra vez!" – Rascándose la nuca y sosteniendo una sonrisa apenada, Minato se disculpó con Kushina, tratando de calmarla – "Ahora si prestaré atención a lo que estabas diciendo jejeje"

"Grrr… Ahhh… no tienes remedio" – Sacudiendo la cabeza, Kushina habló mientras trataba de sonreír.

Su esposo era un caso perdido desde que se convirtió en Hokage, pero ella lo apoyaría con todo lo que tenía.

La relación Minato era algo que consideraba especial, aunque había momentos en los que ella parecía mas una madre regañando a su hijo.

Debido a que estaban recién casados podría no afectarle mucho la ausencia de su esposo, pero las cosas no siempre eran color de rosa.

Dormir en una cama vacía… no ver a su esposo al despertarse… sentir la soledad de la casa… y cuando por fin Minato estaba en casa… solo era para descansar…

Aunque ella era una kunoichi (ninja mujer) también era una mujer, por lo que esperaba tener la presencia y el afecto de su esposo.

Ella no era muy conocedora de las relaciones entre los hombres y mujeres, sin embargo, sabía que hasta los animales necesitaban momentos de intimidad… algo que no había pasado desde su noche de bodas… una que no salió del todo bien.

Lo único bueno de todo eso sería el fruto creciendo en su vientre. Pero aun con todo esto, ella estaba dispuesta a apoyar a su marido ya que de esto se trata el matrimonio ¿verdad?

"Es mejor que sí, sino dormirás en el mueble el día de Hoy ¡dattebane!" – Respondió con suficiencia la mujer.

"Hai, hai, lo que tu digas" – Minato respondió con un tono alegre, haciendo que ambos rieran por un momento, aligerando el ambiente.

"Te estaba contando sobre los últimos chismes, ya sabes, lo que las amas de casas dicen. La novedad es un tal vendedor de golosinas que tiene una tienda en el bosque, según dicen es alguien super atento y casi todos los niños van a ese lugar a jugar"

La pelirroja comentó mientras recogía los platos de la mesa.

Escuchar esto hizo que el Hokage pensara en aquella persona que había hecho que sus problemas aumentaran.

"Ahhh… si, lo sé, su nombre es Yuuma" – el rubio responidó mientras sus hombros caían en derrota.

En un inicio no supo por qué le había pedido un permiso para poner una tienda, pero igual se lo dio ya que el hombre le dijo era parte de su recuperación, con lo que convenció al Hokage.

Sin embargo, desde el momento que se hizo famoso entre las amas de casa, los informes sobre los niños yendo a su tienda, así como las diversas madres de estos pequeños, comenzaron a llenar su mesa.

Todo su equipo de ANBU asignado a cuidarlo reportaban este curioso incidente.

Pero sus problemas no eran esos, ya que no había nada de malo en ir a comprar a una tienda ¿verdad?

Bueno, no todos pensaban así.

¡Lo malo era que muchos maridos celosos habían acudido a su oficina a quejarse por ello!

¡Los reclamos no solo venían de hombres comunes, sino de miembros del consejo!

El Hokage no sabía que deciles a estos sujetos ya que por sus informes sabía que nada malo había pasado, pero aquí estaban reclamándole que cerrara tal lugar.

Esto era de no creer…

¡Pero ahí no acabó el asunto, ya que luego de esas quejas, fueron las esposas de esos maridos molestos, así como algunas viudas, las que visitaron su oficina pidiendo que no cerraran la nueva tienda de conveniencia argumentando que era algo positivo para la distracción de los niños!

¡¿Qué diablos era lo que estaba pasando?!

"Con que Yuuma eh" – Kushina susurró mientras parecía recordar algo – "Mikoto-chan dijo que su hijo ha estado yendo a ese lugar seguido, parece que se ha hecho amigo de este tal Yuuma"

Minato miró a su esposa y después de decidir algo, planeó en contarle la verdad sobre este sujeto.

Aunque las cosas de la aldea no debían contarse a los familiares, ella era su esposa y confiaba plenamente en ella.

Quería hacerlo para que Kushina esté de acuerdo en permitir que Yuuma tratara de traducir los textos antiguos de Uzushiogakure dejados por Mito Uzumaki, lo cual servirían para reforzar la seguridad de Konoha.

"Hablando de él, quisiera contarte algo…"

Pequeño capítulo, espero lo disfruten~

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