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La misión de la demonio

- ¡Ahhhhhhhhhhhhhhhh!

El ensordecedor grito de aquel viejo se escuchó por todos lados.

- ¡Callate! Este no es nada en comparación con lo que le hacías a aquellas chicas.

Me encontraba encerrada en una habitación torturando a un hombre de edad avanzada, no dejaba de gritar, pero era algo entendible, ya que le estoy enterrando una barra de acero de 3cm de grosor por el ano. Sin embargo, esto no es castigo suficiente para alguien que secuestra, tortura, viola y cercena niñas menores de 12 años, nunca habrá un castigo justo para este tipo de degenerados.

- Veo que lo estas disfrutando. - Comentó alguien detrás de mí con una voz grave - Sinceramente es un poco aterradora esa faceta tuya.

- El Señor del Infierno no tiene derecho a juzgarme. — Respondi con un tono seco.

Me volteé momentáneamente para lanzar una mirada de desprecio a aquel hombre vestido de traje y continúe con lo mio.

- Necesito hablar contigo. — Intento iniciar nuevamente una conversación, para ser sincera, ya estoy harta de este tipo.

- No tenemos nada de que hablar. — Le respondí antes de volver a lo mío.

Retiré la barra de metal del recto del hombre y comencé a cortarle uno por uno cada dedo de las manos, lo suficientemente lento como para aumentar su dolor. Como el hombre de traje no se retiraba, me volteé para escucharlo, solo para que me deje en paz.

- ¿Que quieres, Lucifer?

- Mejor hablemos en un lugar más privado, no quiero que demonios sin importancia escuchen nuestra conversación.

Solté un pequeño suspiro de resignación y lo seguí. Para que me pida hablar de esta forma, debe haber pasado algo extraordinario.

**********

Llegamos hasta una habitación con decoración antigua. Un par de candelabros dorados colgaban del techo rojo para dar iluminación, una alfombra roja con bordes dorados adornaba el piso, y al final da la habitación había dos sillas de una tela muy fina, en donde el suele tomarse unos tragos con Samael cada vez que decide hacer del vago.

Sabia que la obsesión de Lucifer por los humanos era bastante exagerada, pero nunca pensé que incluso llegaría a imitar la manera en que viven.

- Venga, habla de una vez, tengo que volver al trabajo.

- ¿No te aburres de torturar a esas pobres almas?

- Solo tú disfrutas de torturar a las personas, puede que los de aquí sean llamados demonios, pero ambos conocemos la verdad sobre ellos.

A nadie en este infierno le gusta realizar este tipo de trabajo sucio, pero si no hacemos nada, los que serán torturado seremos nosotros, asi que no tenemos otra elección que hacerlo.

- Si, si. No te traje aquí para hablar sobre lo injusto que fue raptar a todos esos demonios y traerlos aquí. Quiero hablar de trabajo.

- ¿Trabajo? ¿Desde cuándo te importa tanto tu trabajo?

Si este ser tan singular que solo desea divertirse y pasarla bien quiere hablar de trabajo, es porque alguien lo esta obligando. Y si tomo en cuenta su seria expresión, que no suele ser habitual en él, algo muy grave paso en alguno de los mundos creado por Dios.

- No es para tanto, incluso yo tengo que poner manos a la obra de vez en cuando, te explicaré lo sucedido - Lucifer tomó asiento y me invito a hacer lo mismo - Hace poco, los humanos comenzaron una guerra nuclear entre ellos, ¿Porque? No lo sé, ni siquiera Dios lo sabe.

Eso era algo que se veía venir, ya fueron capaces de lanzar un ataque nuclear en la 2da guerra mundial cuando Estados Unidos atacó Hiroshima. Desde entonces el potencial bélico de los grandes países se mide en la capacidad de crear bombas nucleares. Estados Unidos, China y Rusia son los países más propenso a comenzar dicha guerra. Aunque esta guerra fue prevista por los celestiales.

- Pensé que esos inútiles tenían todo bajo control en el 34to mundo, - Siguió hablando Lucifer - pero la excesiva necedad de Dios por crear mundos le ha de haber jugado una mala pasada, porque no fue capaz de prevenir la extinción de los humanos del 34to mundo.

- ¡¿Extinción?! ¿No me estarás jugando una broma?

Mi asombro era evidente, esa noticia fue, sin lugar a dudas, algo que no esperaba escuchar. Según Dios y Jesús, los que enviarían el apocalipsis al mundo seriamos los demonios junto a Lucifer, cosa que en ningún momento planeamos hacer. Pero escuchar que sus preciados humanos causaron su misma extinción es algo reconfortante. Son seres despreciables que solo piensan en ellos, ni siquiera les importa asesinarse entre ellos, incluso si solo es para divertirse.

- Por supuesto que no, jamás bromearía con algo así.

Lucifer se quedo unos minutos callados, parecía querer decir algo, pero no tenia idea de como hacerlo, y yo no tenía ánimos de seguirlo escuchando.

- Si eso es todo lo que me ibas a decir, entonces me iré.

Me paré de la silla y comencé a caminar hasta la puerta, pero me detuve al escuchar a Lucifer.

- Yo no he dicho que te puedes ir, - Con una mirada amenazante y una voz intimidante, me ordenó detenerme.

Mi cuerpo se erizo al sentir esa mirada sobre mí, Lucifer no era el Rey del Infierno por nada, su fuerza y poder están en un nivel totalmente diferente al resto, ni siquiera yo, con mi descendencia celestial podría hacerle frente.

- Tu trabajo aquí ha culminado, los celestiales te han asignado al grupo de demonios que escoltaran a los reencarnados.

¡¿Reencarnados?! Ya hace miles de años que Dios había dejado de hacer tales actos de misericordia, sino recuerdo mal, el ultimo en ser reencarnado por petición de Dios fue Moisés, quien se lo ganó siendo un lamebotas de él.

- Dirígete mañana temprano al cuarto de tortura 1548, allí conocerás a quien se te ha asignado.

Quise objetar contra esa decisión, pero mi boca era incapaz de abrirse debido al miedo, en este momento no me quedaba nada que hacer más que retirarme.

**********

Llegado el día siguiente, me dirigí hacia el cuarto 1548. Vestí una falda corta y una camisa llamativa solo para provocar a quien me toque escoltar a otro mundo, al fin de cuenta, no importa si es hombre o mujer, podré jugar con ella un rato.

Entré por la puerta azul que aparece siempre de la nada y ví que allí adentro solo estaba Lucifer, y una silla en medio del cuarto.

- ¿Todavía no ha llegado esa persona?

Lucifer solo negó con la cabeza, parecía estar algo pensativo, diría que un poco más que ayer, pero eso no de mi incumbencia. Esperamos por una media hora antes de que llegara aquella persona. Por la puerta azul, entró un joven de cabello y ojos rojos, debía tener unos 18 o 19 años cuando murió, pobre, no disfrutó al máximo los placeres de la vida, tal vez yo pueda ayudarlo con eso. Lucifer chasqueo los dedos para quitar la maldición e inmediatamente ese chico se quejó.

- ¡Maldito chasquido! ¿No podéis dejar de hacer eso?

¡Oh! El chico tiene bolas para decir esas cosas sabiendo que esta muerto.

- Creo que no entiendes tu posición - Lucifer sonrió de manera macabra mientras decía esas palabras - si quisiera, yo podría enviarte al infierno, con tu pasado de bebedor y fumador compulsivo entrarías sin problemas.

El chico enderezó su cuerpo y se quedó estático al escuchar las palabras de Lucifer. Incluso yo sentiría miedo si me dicen que podría ser enviado a la tortura eterna.

- O eso me gustaría decir - continuó Lucifer - desafortunadamente para mi, los humanos causaron un revuelo que no esperábamos. - Se puso la mano en la cara - Mira, que causar el apocalipsis antes que nosotros, ¡De verdad que son estúpidos!. Pero eso no importa ahora, gracias a ustedes, tenemos sobrepoblación tanto en el cielo como en el infierno, por lo que enviarte allá se me hace imposible en estos momentos, así que te daré una nueva oportunidad para redimirte. Serás enviado a otro mundo, un mundo diferente del tuyo en muchos los sentidos, allí hay cosas que jamás has visto, y por eso te va acompañar ella - Señaló a la joven a su derecha - Su nombre es Sofía, ella será tu guardián y se asegurará que aprendas todo lo que necesitas saber de aquel mundo.

Lucifer siempre ha sido exagerado, le encanta montar un teatro cuando se trata de recibir a las personas que pueden ser enviadas al infierno.

El chico tenía gana de hacer varias preguntas, como cualquier otro que ha escuchado esas palabras, pero antes de poder hacerlo, Lucifer lo golpeó para desmayarlo. Luego se volteó a verme.

- Toma, - Me paso una espada con empuñadura de abedul y una lanza roja con detalles plateados - estas armas te ayudaran en el camino, no dudes darle una a él si la necesita, el mundo al que voy a enviarlos es muy peligroso para alguien como él.

Por primera vez en mi vida, veía preocupación en el rostro de Lucifer, eso sólo significa que este joven no estaba destinado a ir al infierno sino al cielo y el mundo al que vamos es el Original, si mi teoría es cierta este chico no durará mucho.

- Bueno, voy a enviarlos al otro mundo, no seas tan odiosa con él, puedes considerar hacer uno o dos amigos en el otro mundo, ya que aquí no tuviste la oportunidad de hacerlo.

Antes de ser envueltos por la luz que indicaba la apertura del portal hacia otro mundo , Lucifer me lanzo una sonrisa, cosa que jamás había visto. Y de esa forma llegue al otro mundo junto a este joven.

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