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Cazafantasmas

Diciembre 23, 2030 – Triangle (Distrito 20)

—Ya lo dije antes, ¿no? —Mi hermana cruzó las manos—. Todo posee un motivo para ser de la forma que es. Tú sueño personal es lo mismo. Se repite los sábados, ya. Es distinto a los demás, ya. Es naranja, ya. ¿Y qué? ¿Eso cambia algo?

—No —respondí.

—Exacto, no. Es simplemente un sueño. Más extraño, ¡eso sí! El problema es que no sabemos porque te pasa a ti...

Medité al respecto.

—Fuhh. Que enigma, eh.

—Nada de 'eh' —elevó sus manos, al instante, amasó mis mejillas—. Hablo en serio. No te relajes, bobo.

Señorita, no haga eso.

Me arden las mejillas…

—En eso te equivocas —Carraspeé, y dije—: El hecho de que parezca relajado no significa que este relajado.

— ¿Entonces?

—Bueno, me acostumbré al prado naranja. Han pasado años, ¿sabes?

El término 'prado naranja' hacía alusión al lugar que visitaba en sueños. Un hermoso valle tapizado con flores naranjas. En el cual, el mañana y la noche no existían. Solamente, el ocaso.

Desnuda está la tierra,

y el alma aúlla al horizonte pálido

como loba famélica. ¿Qué buscas,

poeta, en el ocaso?

¡Amargo caminar, porque el camino

pesa en el corazón! ¡El viento helado,

y la noche que llega, y la amargura

de la distancia!... En el camino blanco

algunos yertos árboles negrean;

en los montes lejanos

hay oro y sangre... El sol murió... ¿Qué buscas,

poeta, en el ocaso?

Esbocé una leve sonrisa.

'Desnuda esta la tierra' - Antonio Machado.

Ese poema describía perfectamente lo que sentía en ese lugar, (sueño, etc.)

...

En todo caso, los eventos raros que me pasaban no terminaban ahí. Haciendo un resumen. Mi nombre es Edward Zedrick y veo fantasmas.

¡Que no soy loco!

Ejem.

Al decir fantasma, no me refería a espectros ni almas en pena. Yo hablaba de audios, hologramas y mensajes (que parecían dirigidos a mí). Ese tipo de eventos.

A las personas como yo —que podían ver fantasmas y soñaban además—, se les llamaba 'soñadores', o 'dreamers'. Mi hermana y yo creamos los nombres, el concepto. Nunca pensamos que el evento sería más que 'eso'.

El día que conocí a Rebecca. Mis ideas cambiaron de sentido, ¡en menos de un tris!

Con ella descubrí que no era el único que soñaba en esta urbe. Ella misma 'soñaba', con otro mundo distinto al prado.

—S-sorpresa... ¡Somos iguales! —me dijo.

— ¡O-oye...! —respondí.

— ¿Qué pasa...?

— ¡Seamos amigos!

Un matiz rojo invadió sus mejillas.

—Ve-vergüenza. Jamás he tenido un amigo hombre...

— ¡E-eso no importa! ¡Seamos amigos!

—N-no sé...

Insistí, ella desvió la mirada y dijo:

—Molestia. ¡E-está bien! Me ayudaste bastante. ¡S-serás mi primer amigo!

—Me hice amigo de una belleza, eh. ¡Soy un hombre con suerte!

—C-cállate.

Tras eso, los días se acumularon como la arena en un reloj.

Naturalmente, Rebecca y yo nos hicimos grandes amigos.

A Rebecca le encantaban los dragones, la robótica y la carne. En mi caso, me encantaban la ciencia, las espadas y el espacio.

Todavía recuerdo la vez que Rebecca vino a jugar videojuegos a mi casa.

...

—Chispas... ¡Mi hermano mayor trajo una chica a casa! —Naomi corrió hasta el pasillo—. ¡Mamá, ven rápido! ¡Mira esto!

—Uhh —Rebecca se avergonzó un poco.

— ¡¿Q-qué dijiste?! —mi madre apareció en el pasillo.

—P-presentación. Buenas días, señora...

—Ahh, ¡b-buenos días! —ella cargaba un cucharon en sus manos—. ¿Eres la novia de Ed?

Intervine como un rayo.

— ¡C-claro que no! —Dirigí a mi madre en el pasillo—. Es mi amiga. Se llama Rebecca. Y más importante, ¡es un dreamer!

Rebecca comenzó a participar activamente en las charlas que teníamos con respecto a los sueños personales —después de eso.

Hicimos grandes avances, conjeturas y demás. Sobre todo, tras la aparición de ese fantasma. El Arcanis. Ese evento fue rarísimo.

Si no mal recuerdo, se trató de un lobo que medía entre 2.5 y 3 metros de altura. Tenía hermosa melena albina y manchas ingénitas que parecían tatuajes tribales. En su frente relucía la marca de un astro. Asimismo, su larga cola evocaba el matiz que poseían las nubes errantes —que surcaban la atmosfera.

Ese evento me abrió los ojos. Si no mal recuerdo, salí con Rebecca y mi hermana (a pasear). Visitamos el rascacielos más alto del mundo, Triangle LifeTree.

Una vez que ascendimos al centésimo piso, gritamos: ¡Qué es esto!

Un desfile de pequeños seres invadía el lugar.

Pigmeos raptores con aserrados dientes de plata, armadillos dorados que giraban como adorables balones, mini-leones de melenas plateadas, figuras graciosas que parecían hechas a pulso, unicornios arcoíris, pingüinos regordetes con picos de metal, canes y felinos, loros y demás.

—Sorpresa. ¡O-observa esto, Ed!

— ¡Hermanito! ¡Hermanito! ¡Mira, que guay!

Investigué un poco el asunto y descubrí que las mascotas holográficas provenían de un aplicativo denominado 'Fantasy Pet'. Al parecer, la aplicación accedía a los 'Holografic Engine' distribuidos en todo el piso. De ese modo, era capaz de crear ese tipo de escenarios.

Descargué la aplicación. No era nada complicada.

Navegué en ella, había tres opciones para conseguir mascotas: usar el catálogo, importar imágenes, o dibujar (diseños, etc). Sin dudar, presioné el botón que decía 'catálogo'. Infinidad de mascotas inundaron mi pantalla.

Elegí un diseño y di 'aceptar'. En ese instante, mi smartphone hizo un par de sonidos raros y se apagó sin razón aparente.

¿Eh? ¿Qué está pasando?, pensé.

Mi smartphone regresó a la normalidad en pocos segundos. Me dirigí a la misma aplicación de antes. '¿Qué es esto?', expresé. Los cientos de mascotas en el vasto inventario habían desaparecido.

Me desplacé a lo largo de la pantalla. Nada, solo vacío. Hasta que llegué a la parte final y divisé algo.

¿Qué es esto?

Acerqué mi dedo y presioné el botón.

En eso, el holograma de un lobezno apareció frente a mí. Rebecca y mi hermana quedaron encantadas. No obstante, a los pocos segundos, esa lindura me acribilló con la mirada, transformándose (en el lobo gigante) y atacándome.

Cerraba su mandíbula con demencia insana, quería devorarme, aplastar mi cabeza, destazar mi torso en dos. Me odiaba con cada fibra de su enorme ser. A pesar de ello, fue incapaz de hacerme algo. Los hologramas no dañaban este mundo, el real.

...

El incidente no pasó a mayores.

En lugar de eso... aprendí bastante...

Con mi hermana y Rebecca resumí los avances. Comprimí las ideas que tuvimos en cinco pigmeos puntos. Escuchen:

Uno. Cada soñador posee un sueño personal distinto.

Rebecca y yo teníamos sueños diferentes. Le puse al mío 'El Prado Naranja', y Rebecca al suyo 'El Oasis'. Cada sueño tenía un trasfondo distinto. Sentía que había un significado detrás de un prado naranja, empero, no sabía nada al respecto.

En el caso de Rebecca sucedía algo similar.

Investigamos. ¿Qué descubrimos?

¡Los resultados parecían un chiste!

¿Soñar con flores naranjas significa que serás feliz?

Y soñar que visitas un oasis significa que estás cansado... de la vida, el trabajo, los estudios, el estrés. Caray, ¿qué broma de mal gusto es esa?

Dos. Los sueños de dos soñadores que duermen juntos... se sincronizan.

Descubrí esto la vez que Rebecca se quedó en mi casa. Mi hermana la invitó, y ambas tuvieron una pijamada. Tendimos algunos colchones en la sala y dormimos los tres juntos. Esa noche visité el oasis… estaba confundido y no sabía en qué lugar estaba, hasta que vi una hermosa figura, chapoteando en el lago: era Rebecca. Las sombras escondían su figura... pero se trataba de ella... y estaba desnuda... ¡Juro que no vi nada! Sin embargo, la silueta quedó grabada en mi mente... se veía hermosa. Bueno, me alejé al instante y esperé a que terminara de bañarse. Luego le conté lo que había pasado.

Sí, que me dijera: Molestia. ¡Es un sueño, así que ven para acá!, mientras su cara estaba roja y me perseguía cargando un palo en sus manos... era difícil de olvidar...

Tres. Los fantasmas afectan el plano físico.

En pocas palabras, algunos fantasmas eran capaces de alterar el plano real.

No se trataba de grandes cambios ni nada, pero pasaban. A veces los smartphones se apagaban, otras veces, la iluminación del lugar empezaba a fallar y de vez en cuando... algún tipo de estática surgía de parlantes y demás.

No entendía porque pasaba eso. Nos faltaban datos.

Me hacía preguntarme, los fantasmas, ¿qué son?

Cuatro. Los fantasmas son distintos.

Los fantasmas se dividían en tres 'especies' (según la actitud que mostraban): indiferentes, amables y agresivos. Por otro lado, se presentaban en distintos medios (hologramas, mensajes, imágenes). El único factor común era: su forma, parecían animales fantásticos o pequeños esbirros. (Por ejemplo, el Arcanis). Que confuso.

Cinco. Sueños personales, y fantasmas, ¡están conectados!

Si un soñador trataba con un fantasma (acercándose, siendo perseguido, etc). Esa persona adquiría, o despertaba, recuerdos fugaces que hacían alusión al Prado Naranja o al Oasis.

En cambio, si un 'NoSoñador' trataba con un fantasma. Los fantasmas ni siquiera se acercaban a él.

Agité mi cabeza y volví a pensar. Había trascurrido un año desde la aparición de ese fantasma. El Arcanis.

En algún punto mi hermana me apodó 'el caza-fantasmas', ya que cazaba fantasmas. Lo tenía merecido en cierto aspecto. Salía cada fin de semana buscando fantasmas. Me gustaba cazar fantasmas. Conste que cazar fantasmas no significaba 'cazar fantasmas'. Yo cazaba, pero más que todo, cazaba los recuerdos que suscitaban los fantasmas.

Actualmente, visitaba el distrito veinte. El motivo principal era acudir a un evento que mi hermana había esperado todo el mes, y el secundario: 'cazar fantasmas'.

— ¡Hermanito, avanza! ¡Tenemos que ir rápido, la proyección holográfica empezara pronto!

Me mantuve impertérrito y dije.

—No problem. ¡Conozco un atajo!

Tomé su mano.

La dama que corría a mi lado, una hermosa chica de ojos castaña —y un cabello almendrado que relucía como la seda más fina—, era mi hermana pequeña, Naomi Zedrick. Había cumplido trece el mes pasado, y era fan del género fantástico, en todas sus formas y colores. Videojuegos, novelas, series, etc.

Aunque no soñaba como Rebecca y yo, le parecían fascinantes los eventos que pasaban entorno a mí. '¡Fumuh! ¡Soy tu mejor fan! ¡Hermanito! ', me decía.

Ignoramos la mirada de varios transeúntes, y serpenteamos entre callejones y avenidas. Al poco rato, divisé la calle que estaba buscando. Sonreí.

—Listo, estamos aquí.

—Fumuh... eso veo...

— ¡Vamos!

—Espera... tu frente... ¡hay sudor! —ella tomó un paño húmedo y empezó a limpiarla, sonriendo—. Listo, está mejor.

— ¡G-gracias! —Rasqué mi cabello—. ¿Entramos?

— ¡Yes! —Me tomó del brazo—. ¡En marcha, hermanito!

Reímos en conjunto y avanzamos. El frío del invierno golpeó nuestras caras. Mi hermana usaba guantes, bufanda y una chaqueta guinda. En eso, elevé la vista y observé el frente. Un inmenso panel anunciaba el evento que mi hermana tanto había esperado, agucé la vista.

"¡No se pierdan el evento del mes! ¡Una proyección en donde se presentarán animales fantásticos! ¡A GRAN ESCALA! ¡SUPER-REALISTA! ¡HOLOGRAMAS DE ÚLTIMA GENERACIÓN! Vengan y diviértanse. ¡Es gratis!".

Silbé por reflejo. Hologramas adornaban las calles.

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