Kain y Nagisa caminaron por un parque cerca del hotel de ciudad Tengu. Era de noche, pero estaba iluminado.
Nagisa llevaba un kimono de color esmeralda con detalles florales y un obi azul. En el departamento del hotel había dejado el vestido tan estrafalario que Kain le había dado. Ahora ella actuaba como una joven esposa y él como un joven marido. Ambos caminando a paso lento por el parque de aspecto sintético. Los caminos eran de concreto, los espacios con arena blanca. Islas de pasto con un árbol y algunas flores silvestre. Todo cuidado de tal manera que parecía poco natural, pero relajante. Ciudad Tengu se había transformado en la ciudad del trabajo, así que no se veían niños por las proximidades. Era una ciudad joven, pero en crecimiento.
Kain y Nagisa se detuvieron frente a una banca metálica. Kain se quitó el haori, lo puso sobre el asiento y Nagisa se sentó. Después se sentó Kain y juntos disfrutaron la tranquilidad del parque. A lo lejos se veían las calles y los primeros vehículos en transitarlas. Bastantes vehículos pequeños de industrias Takahashi, alguno que otro de los enormes todo terreno de industrias Hoshino y unos camiones, también de los Takahashi.
—¿Qué te pareció utilizar ese vestido?— preguntó Kain
Nagisa lo miró, sonrió y le preguntó —¿Vamos a continuar con eso?—
—Sí, me gustaría saber tu impresión. Me da la sensación de que no te gusto mucho—
—No es eso— respondió Nagisa con tranquilidad —es solo que, me da curiosidad. Mirar a Kasumi es divertido. No debería decirlo, pero es como ver un payaso—
Kain sonrió, pero por dentro estaba bastante asombrado de que Nagisa tuviera esa percepción de Kasumi. Sin embargo, él se guardó sus pensamientos y dejo que Nagisa continuara.
—La forma en la que se viste y actúa es divertido, pero no me gustaría ser como ella— dijo Nagisa —me siento más cómoda siendo shinobi, siendo el que vigila a los demás que siendo el observado. Ser observado es…incomodo—
—Veo— dijo Kain, paso su brazo por los hombros de Nagisa y la abrazó. Ella se acercó a Kain, ladeo su cabeza y la apoyo en el pecho —¿Todavía te sientes en peligro?—
—¿A qué se refiere?— preguntó Nagisa
—Me refiero, a cuando te raptaron los shinobis de Iwa y te empezaron a sacar sangre para hacer medicina—
Nagisa lo quedó pensando por un momento y negó con la cabeza —ya no, la verdad, ni siquiera me había acordado de eso. Últimamente lo único que me importa son dos cosas. Tú y mi misión de anbu. A veces me dan ganas de dejar mi trabajo de anbu y quedarme todo el día contigo, pero, lo pienso y creo que sería aburrido. Además, no creo que tú te quedes quieto en un solo lugar. Así como viajamos desde la mansión en la nación de la Tierra al hotel de ciudad Tengu. Dime ¿Cuántos países visitas a diario?—
Nagisa miró a Kain a los ojos, pero él solo sonrió.
Para Kain, la pregunta era ¿En cuantas ubicaciones del planeta podía estar al mismo tiempo?
—Varios países, viajo cada cierto tiempo, pero no estás limitada por tu trabajo. Solo te doy estás misiones porque tú estás interesada— dijo Kain con tranquilidad, le dio una mirada suave y amigable.
Nagisa sonrió y se apegó al pecho de Kain mientras miraba el parque —¿Y tú crees que podríamos pasar todo el tiempo juntos?— preguntó
—No lo sé, pero si no lo intentamos, sería difícil decirlo—
—Mmm ¿Y si me interpongo entre tú y tus otras mujeres?— preguntó Nagisa
—¿Quién dijo que te interpondrías?— preguntó Kain y la miró a los ojos con una sonrisa atrevida
Nagisa se puso roja, pero en lugar de ponerse tímida se largó a reír. Ella se abrazó a Kain, levantó su rostro y lo beso. Ella apegó su rostro al pecho de Kain y cerró sus ojos sintiendo su calor.
—¿Crees que podrías actuar como Kasumi?— preguntó Kain
Nagisa lo miró algo asombrada y le preguntó de vuelta —¿Del tipo zorra que no tiene límites?—
Kain se quedó congelado por un momento y después estallo en carcajadas al escuchar cómo se refería Nagisa a Kasumi. Él se apartó y se tuvo que agarrar el estómago de tanta risa que le dio.
Nagisa lo quedó mirando, también sonrió y se ruborizo un poco por sus palabras, pero no se retractó.
Kain se calmó y le dijo —no me refería a ese tipo de actuación, sino al hecho de actuar de por sí, como meterse en un papel y saber llevarlo hasta el final—
—Aaaaah, no lo sé, nunca he hecho nada fuera de mi carácter— dijo Nagisa
Kain la quedó mirando, el tierno rostro, el cabello naranja ordenado en un moño, el kimono color esmeralda, los bonitos ojos verdes, la nariz fina y la boca grande con una sonrisa angelical.
—¿Qué tipo es tu carácter?— preguntó Kain
—No lo sé, nada del tipo vergonzoso— dijo Nagisa —como cosas estrafalarias ni actitudes forzadas. Nunca podría actuar como Kasumi, pero podría hacer de mendigo o médico—
—Papeles serios, por decirlo de una manera—
—Sí, papeles serios, pero nada estrafalario—
—Lo sé, ya lo dijiste—
—Debo dejarlo claro, usted parece tener una idea en su cabeza—
—Algo así—
—Mmmm, si me cuentas, podríamos adaptarnos para que coincida—
—No creo que sea tu papel— respondió Kain negando con la cabeza —es demasiado estrafalario, pero podrías ayudarme—
—A ver, cuéntame— dijo Nagisa
Kain sonrió de forma astuta, acercó su boca y le susurro al oído.
Nagisa se apartó y quedó mirando a Kain con extrañeza —de ninguna forma— dijo —me moriría de la vergüenza—
—Ves— dijo Kain con una amplia sonrisa —no es tu papel—
—¿En serio vas a hacer eso?— preguntó Nagisa
—Sí, es para darle algo de sabor a los exámenes chunin—
—Mmmmmmm— dijo Nagisa como si hiciera fuerza en su mente para hacer calzar la imagen de lo que Kain le dijo con los exámenes chunin —lo encuentro extraño, pero por alguna razón, calza con la imagen de los exámenes chunin—
—¡¿Verdad?!— preguntó Kain con una amplia sonrisa
—Sí, pero de que es raro, es raro— dijo Nagisa, un poco sorprendida por la imaginación de Kain, pero no en contra. Nagisa podía estar en un poco en contra de Kasumi, pero le gustaban las novelas de Murasaki. Así que también le gustaría ver al diabólico emperador.
El tiempo paso y Nagisa sintió que estaba al borde de sus energías. Ella estuvo todo el día despierta en la nación de la Tierra y ahora estuvo otras cinco horas despierta, en ciudad Tengu, nación del Rayo.
Así que Kain, al verla cabecear a punto de caer dormida, los transporto al departamento, en el último piso del hotel de ciudad Tengu.
Nagisa abrió los ojos amplios al repentino cambio, pero después los entrecerró, porque sentía los parpados cansados —¿Kain-sama?— preguntó.
—Estamos en el hotel. Te llevare a nuestra habitación para que puedas descansar— dijo Kain y la tomo en brazos.
Nagisa asintió con los ojos a punto de cerrarse.
Kain la llevó a la habitación del segundo piso, la ayudo a desnudarse y se acostaron juntos. Nagisa se acomodó de lado, de cara a Kain y él la abrazó por la cintura. Nagisa sonrió, le dio un beso y se quedó dormida. Había pasado un largo tiempo desde que ella pudo dormir tan cómodamente. Kain se quedó despierto, mirando a Nagisa, pero también cerró los ojos.
Al dormirse, cada uno tomo su posición. Nagisa en posición fetal dándole la espalda a Kain y este último mirando hacia el techo.
Kain frunció la nariz al sentir una ligera patada en la canilla, abrió un poco los ojos y miró hacia el lado. Nagisa le daba la espalda como otras veces. Él levantó la sábana y miró hacia abajo. Ella tenía su pierna extendida y lo tocaba con el pie. Kain bajo la tapa y volvió a cerrar los ojos.
Por la mañana, Kain se despertó con los primero rayos del sol. Él abrió los ojos y vio el techo blanco con las luces empotradas. Él extendió su mano hacia el lado, tanteo la cama y encontró el trasero de Nagisa. Él se giró hacia la izquierda, la abrazó por detrás y Nagisa gimió al sentir su calor. Kain volvió a cerrar los ojos, pero no pudo dormir. En su lugar, se quedó tranquilo y pensando en todo lo que tenía que preparar de este lado del mundo. Pronto él iba a comenzar a moverse hacia las villas shinobis: Suna, Iwa, Kumo, Kiri, Konoha.
Al mismo tiempo, Nagisa se despertó medio somnolienta, así que se volteó y se acurruco contra el pecho de Kain. Ella tampoco pudo dormir, pero tampoco quería abrir los ojos. Sin embargo, eso no le impedía besar a Kain en el pecho y esperar su reacción. No paso nada, así que Nagisa lo volvió a intentar y lo beso en el pecho. De nuevo nada. Ella fue subiendo por el pecho de Kain y le dio un beso cada un minuto. Ella llegó al cuello y lo beso, pero todavía no respondía. Ella siguió por el cuello, pero antes de que llegara a la mandíbula, Kain reacciono y la beso.
Kain se apoyó sobre el pecho de Nagisa, sintiendo lo blando y esponjoso de sus senos. Sin embargo, él se concentró en la boca y le devolvió cada uno de los besos que ella le dio para activarlo. Kain llevó su mano al seno izquierdo, lo tomo y acaricio, dibujo el contorno con la mano y lo pellizco suavemente. Todo sin nunca dejar de besar a Nagisa.
Nagisa respondió llevando su mano a la entrepierna de Kain y acariciándolo hasta esperar que él estuviera duro. Cuando eso paso, Kain detuvo sus besos por unos segundos, Nagisa abrió los ojos y lo observo. Él tenía el cabello blanco cayendo a los lados de su rostro, los ojos azules enfocados en ella. Nagisa sonrió y abrió sus piernas. Kain acercó su rostro y la beso, después entró en ella.
Los jadeos y gemidos llenaban la habitación. La luz del día entraba por los ventanales. Las sábanas suaves de seda, la traspiración de los cuerpos, el movimiento de la cama, el palmoteo de las caderas.
Kain disminuyo el movimiento de sus caderas y apartó su boca de la de Nagisa. La miró a los ojos, le daba besos intermitentes. Nagisa lo abrazaba con piernas y manos. Kain acercó su rostro y la volvió a besar intensamente. El movimiento de sus caderas lento, pero firme. Sin apuro, contemplando, saboreando la sensación del aire en sus pulmones, el roce de la piel, el cosquilleo en los labios, el calor de los sexos, la humedad de la traspiración. Kain empujo una última vez sus caderas y lo dejo todo dentro de Nagisa. Él presiono todo lo que pudo y ella lo abrazo con la misma intensidad.
Kain apartó su boca y observo a Nagisa. Ella tenía el cabello naranja desordenado alrededor de su rostro, la piel cubierta por una capa de sudor, la mirada lánguida y una sonrisa en los labios, su cuello rojo y su pecho subiendo y bajando. Kain acercó su boca y la beso. Él reposo su cuerpo sobre el de Nagisa para que ella pudiera sentir una parte de su peso y calor.
Kain y Nagisa se quedaron acostados durante media hora, mirando la habitación, tomados de la mano, pero no juntos. El calor corporal y la traspiración lo hacían insoportable.
Kain soltó la mano de Nagisa y se destapo. Él camino hacia el baño y abrió la puerta. Nagisa también se levantó de la cama y lo siguió. Ella tenía que volver a su misión, quizá como estarían las cosas ahora que Kasumi hizo su pequeño acto.
Nagisa entro al baño y vio a Kain de espaldas a ella, orinando en el baño. Ella fue al armario, sacó un par de toallas y batas. Ella las dejo ordenadas y a su alcance.
Kain camino a la puerta de la mampara, abrió la puerta y se acercó a la llave de la ducha. Él dio el agua y cayó a forma de lluvia. Primero helada, lo cual fue lo mejor para él, pero para Nagisa fue horrible y ella espero a que cayera el agua tibia.
Kain sintió el cambio en el agua y después sintió un par de manos acariciándolo por la espalda. Kain miró hacia atrás y vio a Nagisa jabonándole la espalda. Una vez que estuvo listo, él se dio la vuelta y miró a Nagisa. Ella era una cabeza más pequeña que él. Kain acercó su rostro, Nagisa levantó el suyo y sus labios coincidieron.