Después del desayuno, Kain reunió a los dos equipos en su habitación. Kain se sentó de espaldas a la pared mientras los seis se sentaban de espaldas a la puerta corredera. Kain inspecciono el estado de todos de izquierda a derecha, empezando por Kiyomi y Tsunade. La primera parecía ser inmune a los problemas que tuvo la noche anterior y durmió bien. Sin embargo, Tsunade tenía enormes ojeras bajo los ojos, como si solo hubiera dormido un par de horas. Después venía Jiraiya, Kenji y Mitsuo, quienes tenían moretones por todos lados, pero se veían menos hinchados que ayer. Por último, Orochimaru tenía la piel pálida igual que siempre y una mirada tranquila.
—Los he llamado para que vuelvan a Konoha y le entreguen una información a hokage-sama— dijo Kain
—¿Qué sucede, onii-chan?— preguntó Kiyomi
—No te lo puedo decir, pero es de vital importancia que vuelvan a Konoha y le entreguen una información a hokage-sama— respondió Kain sacando un sobre desde el interior de su kimono —se podría considerar una misión de rango B—
—Mmm, a mí solo me parece un recado como cuando íbamos a capturar gatos— dijo Jiraiya con las manos detrás de la nuca.
Kain hizo una sonrisa astuta, ya que, si Jiraiya supiera que esta misión implicaba sacar al hokage de Konoha, no estaría tan tranquilo.
Por motivos de seguridad, el hokage era la última línea de defensa de la villa y siempre debía permanecer en las mejores condiciones; tanto de salud como de chakra. Una vez que el hokage salía de la villa para realizar algún trámite se activaban ciertos protocolos de seguridad como el ingreso limitado a la villa y un grupo de consejeros que se ocupaban de las labores del hokage. Sin embargo, Kain sabía que Tobirama era demasiado importante para Danzo y Hiruzen y ellos nunca se olvidarían de la venganza.
—Lo importante es que me escuches, Jiraiya— dijo Kain —una vez que la misión tenga éxito, la paga será igual de generosa—
—Eso, eso— dijo Jiraiya mirando hacia otro lado, como si le gustara la idea, pero no lo quisiera admitir —eso, bueno, está bien, si sensei lo dice, lo haremos—
—¿Dónde está onee-chan?— preguntó Kiyomi
—Nagisa está realizando una misión relacionada con esto. Así que es importante que no hablen con nadie, incluso si es conocido—
—Claro, si no somos niños— dijo Jiraiya como si fuera lo más lógico del mundo mientras los moretones resaltaban sobre su rostro. Kain soltó una risita y después miró a Kiyomi. Ella se sintió avergonzada y miró hacia otro lado, pero por dentro no se arrepentía de ser tan violenta.
—Como sea— dijo Kain le tendió el sobre a Kiyomi y ella lo acepto como si fuera de lo más normal.
—Oye, Uchiha ¿Por qué se lo entregas a esta tonta?— protesto Tsunade, miró a Kiyomi a los ojos y este última le regalo una sonrisa burlona. Cosa que hizo enojar a Tsunade.
—Sí, sí, nosotros somos el mejor equipo— añadió Jiraiya
Kain los quedó mirando y vio que Kiyomi sonreía de forma burlesca. Ella abrió la boca para decir algo, pero Kain levantó la mano para detenerla y respondió en su lugar —la razón para entregarle el sobre a Kiyomi, es porque es la líder de un equipo que hasta el momento han realizado misiones de rango C ¿Pueden decir lo mismo?—
Tsunade y Jiraiya fruncieron el ceño, agacharon la mirada y se quedaron callados.
Kain miró a Orochimaru y le dijo —ayúdame vigilando que no se pongan a pelear, en especial, Tsunade y Kiyomi—
Orochimaru puso una mirada compleja y dijo con cierta reticencia —sí, lo intentare—
Kain después miró a todos y dijo —no se preocupen, incluso si no son del mismo equipo, una vez que la misión tenga éxito se registrara en su hoja de vida y elevará su estatus como shinobis. Lo mismo la paga—
Tsunade y Jiraiya sonrieron más tranquilos y pensaron que no tendrían que hacer nada, pero su gran problema era que ellos no entendían como era Kiyomi una vez que estaba al mando. Kain sonrió disfrutando de su ingenuidad.
Una vez que Kiyomi y los demás salieron del hotel de Kie, Kain se quedó en su habitación, camino hasta la ventana que daba al exterior y dijo —Shiori-chan—
Al instante siguiente un anbu con mascara de escarabajo bajo del techo. Como ella era de baja estatura, se agacho y se apoyó en la base de la muralla exterior para que la gente que pasaba por la calle a cincuenta metros no la notara.
Kain miró los pastizales y casas que ascendían por la montaña, con un cielo despejado y una que otra nube blanca —sigue a Kiyomi y vigila a los otros— dijo
—No soy niñera— respondió Shiori
—¿Tú también?— preguntó Kain con una sonrisa burlona —todos tienen un increíble potencial, si ellos cumplen estas misiones quiere decir que a futuro se les podrá dar más responsabilidad. No eres una niñera, pero eres como un jardinero. Te preocupas de que las plantas crezcan sanas, protegidas del exceso de sol y humedad, además de los insectos dañinos—
—Cada día te pareces más a Tobirama— murmuro Shiori con cierta molestia
—¿Por el hecho de cuidar y cultivar a las futuras generaciones? En ese aspecto, no me molesta. El futuro me pertenece, pero cuando yo no este, alguien debe cuidar que las cosas no se salgan de control—
—Ahora suenas soberbio—
—Bueno, puede que a medida que conozco más de este mundo, más miedo llena mi corazón y eso crea todos estos pecados ¿Me odias?—
Shiori se quedó callada por un minuto, después se levantó y se volteo para mirar a Kain a través de la ventana. Ella se quitó la máscara con el dibujo de un escarabajo y lo miró con sus ojos oscuros como dos aceitunas —no odio a mis amigos, pero ten cuidado de convertirte en eso que tanto odias—
—Tú también odiaste a Tobirama por el trato que te dio— dijo Kain con una sonrisa burlona —pero te entiendo, siempre seré el mismo muchacho guapo y encantador—
—Egocéntrico— murmuro Shiori con cierto fastidio y dio un saltó para subir al techo.
Kain percibió lo que había en cien metros a la redonda y sintió como Shiori corrió en la misma dirección que tomo Kiyomi y el resto. Después de cerciorarse de que todo iba en la dirección correcta, Kain cerró la ventana, fue a ver a Kie y le pago la estadía como si todos se hubieran quedado todo el día. Ella dijo que no lo podía aceptar, solo habían desayunado. Sin embargo, Kain insistió entendiendo su posición. Ella vive en este pequeño poblado que casi no tiene visitas.
Kain salió del hotel y camino hacia el norte, con dirección a la nación de la Escarcha. Avanzo por el poblado a paso lento con una sonrisa en los labios. Se podría considerar que ayer fue un día fructífero. Logro recolectar los hongos para Orochimaru, le enseño algo útil de Jiraiya y se acercó más a Tsunade. Por la noche Nagisa tuvo el valor de confesar sus sentimientos y él logro probar el dulce amor de una muchacha adorable. Además de que la ayudo a desarrollarse como anbu y ahora le dio su siguiente misión.
Por otro lado, Kiyomi estaba liderando a los dos equipos de vuelta a Konoha y esto la ayudaría a crecer como líder. Era cierto que todos tenían un gran potencial, incluso Mitsuo, a pesar de no ser de un clan de renombre. Sin embargo, solo Kiyomi tenía el carácter, inteligencia y fuerza para ser un líder. Ahora, si Kiyomi lograba controlar su temperamento sería perfecta, al punto de que Kain no dudaría de que ella se volvería hokage en el futuro.
Kain tomo una profunda respiración, levantó su rostro al cielo y vio las largas ramas de los árboles cubiertas de hojas verdes. La imagen del cielo azul se filtraba a través de las hojas mientras corría una brisa llevando el aroma del bosque. Kain soltó una bocanada de aire, levantó sus manos como si estuviera sosteniendo algo y llevó su chakra al corazón y estómago. Los órganos le devolvieron chakra del tipo fuego y tierra y lo manipulo con la fuerza del alma para transformarlo. Entonces todo su cuerpo se llenó de un aura purpura y comenzó a levitar a unos centímetros del suelo.
Kain inspecciono los alrededores con su percepción y solo pudo sentir a los animales, aves e insectos. Por otro lado, la activación del aura purpura asusto a las aves y se alejaron volando. Sin embargo, Kain continúo reuniendo el aura purpura alrededor de su cuerpo y se elevó lentamente hasta alcanzar los cinco metros de altura. Entonces abrió los ojos y su cuerpo fue disparado a la atmosfera como si fuera un proyectil. La presión sobre su rostro fue tan fuerte que sentía que alguien le aplastaba la cara. Él frunció el ceño y apretó los dientes mientras se seguía elevando hasta que ya no pudo más y el aura purpura se disipo. Entonces su cuerpo perdió el poderoso impulso y continúo ascendiendo hasta perder la inercia. De repente empezó a caer mientras veía como se acercaba a la tierra a una gran velocidad. Desde aquí podía ver perfectamente hasta donde se extendía la nación de las Aguas Termales y donde comenzaban los pantanos llenos de niebla que antecedían a las montañas coronadas de nieve de la nación de la Escarcha.
Kain extendió sus manos hacia los lados como si estuviera planeando mientras su haori blanco aleteaba. La presión del aire era tan fuerte que casi no podía respirar, pero se aguantó el aire y continúo cayendo a una velocidad abrumadora. Sin embargo, pasado un minuto, se empezó a preocupar por el escaso aire en sus pulmones y una vez más comenzó a emitir el aura purpura. De esa manera comenzó a desacelerar su caída al punto que quedó suspendido en el aire, a más de cien metros de la tierra. Entonces pudo tomar una profunda respiración y sonrió lleno de satisfacción.
—¿Veamos dónde van estos tipos?— preguntó Kain para sí y activo su mangekyo. Esto le permitió mirar a la distancia y empezar a captar los movimientos a lo largo del bosque de la nación de las Aguas Termales. Sin embargo, y para su sorpresa, el monje y sus cinco seguidores habían llegado a los pantanos cerca de las montañas que separan la nación de las Aguas Termales de la Escarcha.
Kain recordó lo que le dijo el monje cuando le dejo escapar en la madrugada "mi esperanza está en Jashin" dijo. Ahora corría como si un monstruo lo estuviera persiguiendo, pensando que una vez que llegue a la guarida de los servidores de Jashin, va a estar seguro.
—No hay problema con que tus esperanzas estén en Jashin— murmuro Kain con una sonrisa mientras levitaba y las fuertes corrientes de aire agitaban su cabello blanco. Después se dio la vuelta y miró hacia la nación del Fuego. Como supuso hace muchos años, los árboles en la nación del Fuego crecían demasiado grandes y desde esta altura le impedían ver las murallas de Konoha. Sin embargo, era visible la cima de la montaña detrás del municipio con las esculturas de los tres hokages. Kain se enfocó en la escultura de Hiruzen y se preguntó si su amigo tomaría su oferta. Después soltó un suspiro, se volteó con dirección a la nación de la Escarcha y comenzó a volar por los cielos con dirección a las montañas coronadas de nieve.