Kain salió por la tarde vistiendo su kimono verde y un haori blanco con el vajra de los Senju y el abanico de los Uchiha en la espalda. Paseo por las calles de tierra del distrito civil viendo cómo los civiles seguían trabajando la tierra igual que el año anterior. Lo cual, dentro de todo, le llenó de alivio. Todavía se acuerda de las palabras de Kazuhiko cuando le contó cómo los civiles de la nación de los Pastizales se arrodillaron pidiendo clemencia ante el paso de los shinobis. Como le dijo a Tsubaki en la mañana, Konoha no es perfecta, pero es un buen lugar para que viva la gente.
Kain rondó las calles del distrito civil durante una hora, saludo a varias personas y consultó por cómo les estaba yendo con la cosecha. Ellos le indicaron que este año estaba siendo un poco difícil conseguir agua porque los pozos se estaban empezando a secar. A lo cual, Kain fue a los pozos de agua y vio que se habían vuelto profundos orificios en la tierra con una charca de agua en el fondo. Kain realizo algunos jutsus de agua y llenó los pozos, lo cual alegro a la mayoría de la gente. No obstante, Kain no estaba conforme. Los civiles seguían viviendo en la precariedad, donde un problema tan insignificante como el agua significaba un duro golpe para su economía y bienestar. Konoha debía seguir mejorando, creciendo y fortificándose, eso es lo que hubiera querido su tío, pensó Kain.
Después subió por las calles mirando los alrededores hasta llegar a la avenida que cortaba Konoha por la mitad. Este sector continuaba siendo de tierra, pero en la vereda del frente donde vivían los shinobis, ya estaba pavimentado y con postes de luz. Kain cruzo la avenida y llego al distrito Ino—Shika—Cho. Entonces recordó a su amigo Ooyama y se preguntó si lo estaba haciendo bien. El gigante le dijo que iba a estar bien por su cuenta, que no tendría problemas para pasar desapercibido.
—Ojalá sea así— murmuro Kain y soltó un suspiro. Después avanzó por las calles del distrito Ino—Shika—Cho y tuvo que caminar unos cien metros para empezar a sentir en el aire el agradable aroma a barbacoa, dangos recién hechos y ramen. Entonces las calles se volvieron más concurridas y ruidosas, pero nunca tan abarrotadas como antes de la guerra. A simple vista, se veía que faltaban personas en los restaurantes de los Akimichi mientras que las tiendas de los Yamanaka seguían siendo ordenadas y estilizadas, pero se sentían vacías con solo uno o dos clientes.
Kain continúo avanzando por la calle y vio un hombre sentado sobre un tronco al lado de un carrito donde vendía su ramen. Su cabello llamaba bastante la atención, ya que lo llevaba bastante corte, algo poco habitual para la época. Por otro lado, se veía cansado y afligido.
—Oji-san ¿Estás atendiendo?— preguntó Kain
El tipo levantó el rostro, de primeras se veía decaído, pero después sonrió. Tenía los ojos rasgados, casi al punto de que parecía que los tenía cerrados —sí, señor, está abierto— respondió. Se puso de pie llenó de energía y camino hasta ponerse detrás de su carrito —¿Qué se le ofrece?—
—Nunca he comido ramen, pero se me antoja ¿Qué me recomiendas? El precio no es un problema— añadió Kain
—Oooh, en ese caso, déjame que te sirva mi especial de ternera— respondió el tipo
—Está bien— dijo Kain acercándose al carrito y captando un agradable aroma
—Sin embargo, bueno, esto—
Kain miró al tipo algo acomplejado y preguntó —¿Cuánto cuesta?—
—Quinientos ryo— dijo el tipo poniendo una sonrisa incomoda, como si le costará cobrar
—Está bien, dame un segundo— respondió Kain, saco un billete de mil ryo y lo dejo encima de la cubierta que funcionaba como mesa para los clientes. A lo sumo tenía unos cuarenta centímetros de profundidad, lo necesario para que cupiera un plato hondo.
—Eeeeh— dijo el tipo algo acomplejado por el billete y soltó una risita incomoda —bueno, veras, no tengo vuelto para tanto dinero—
—En ese caso dame dos de los platos que me ofreciste—
El tipo se alegró y le preguntó —¿El segundo para llevar?—
—No, no es necesario, solo dámelo y se lo daré a alguien. No es malo compartir—
El tipo quedó con la boca abierta, como si quisiera decir algo y a la vez estuviera sonriendo. Al final negó y solo se dedicó a confeccionar el plato. Cinco minutos después le entrego un plato hondo con una sopa, tallarines y dos filetes de res.
—Gracias, esto se ve bueno— respondió Kain con una sonrisa —¿Cómo te llamas oji—san?—
—Takeshi ¿y tu muchacho?—
—Me llamo, Kain, mucho gusto Takeshi-san. Ahora, si me disculpas— dijo Kain, tomo un par de palillos y comenzó a comer. Después de degustar durante un minuto, preguntó —¿Cómo te ha ido hoy Takeshi?—
—Bien, bien— respondió Takeshi poco convencido de su propia respuesta mientras preparaba el segundo plato
—No muy bien ¿Cierto?— preguntó Kain mientras tomaba unos fideos con los palillos. Takeshi soltó una risita algo avergonzado y asintió.
—Toma, aquí está el segundo— dijo Takeshi dejando el segundo plato en la cubierta, al lado de Kain.
—No te preocupes, las cosas se estabilizarán en Konoha y el negocio volverá a ser como antes—
—Eso espero, tengo muchas deudas— dijo Takeshi sin pensarlo mucho
—¡Kain!— dijo una voz femenina y animada. Kain detuvo sus palillos, miró hacia su izquierda y vio a Akane con Sakumo. Ellos se acercaron mientras caminaban tomados de la mano. Sakumo se sentía un poco avergonzado delante de Kain, pero Akane no le soltó la mano.
—Oooh ¿Cómo están los enamorados?— preguntó Kain con una gran sonrisa
Sakumo se ruborizo y miró hacia otro lado, pero Akane sonrió y dijo —bien, estábamos comprando algunas cosas. Sakumo va a ir a comer a mi casa, así que queremos sorprender a papá—
Kain se largó a reír y dijo —ten cuidado con las manos Sakumo, no vaya a ser que tu suegro te pille en algo turbio y te las paralice con un genjutsu—
—¡Cállate idiota!— dijo Sakumo aún más colorado
—Oye ¿Por qué no me acompañan?— preguntó Kain —tengo un plato extra, lo pueden comer entre los dos—
—No, ya te dije— insistió Akane —tenemos que preparar algo—
—Esto está muy bueno— respondió Kain levantando el plato hondo con la sopa emitiendo vapor —pruébalo, si no te gusta no insistiré—
—Bueno, solo un poco— dijo Akane, ellos se ganaron al lado de Kain y probaron el ramen.
—Esto está muy bueno— dijo Sakumo
—Es verdad— agrego Akane
—¡Verdad!— exclamo Kain —¿Por qué no le piden a Takeshi oji—san un par de porciones para llevar y con eso se ahorran el tener que preparar la comida?—
—¡Oh!— dijo Takeshi al escuchar la oferta —puedo preparar para que lleven y lo pueden servir en sus casas—
Akane lo pensó un poco, pero miró a Sakumo y vio que ya se había comido toda la carne él solo. Lo cual la hizo entrecerrar los ojos, porque lo considero una traición, pero ya arreglarían el marcador en otra ocasión.
—Está bien. Tres porciones oji-san— dijo Akane
Por otro lado, mientras Takeshi preparaba las porciones de ramen, Kain converso con Sakumo y Akane de lo que paso en la capital. Por supuesto, manteniendo siempre en extremo cuidado lo que decían. En muchos casos, se podría considerar información clasificada.
—¿Qué piensa Akane de esa muchacha Kasumi?— preguntó Kain mientras le cedía la mitad de su plato
—Gracias Kain, eres un buen otouto. Por otro lado, con respecto a Kasumi, no lo sé— respondió Akane feliz al recibir el plato, miró a Sakumo como reclamándole algo, pero este último miró hacia otro lado y se hizo el desentendido. Akane soltó un suspiro, tomo unos palillos nuevos y probo los tallarines. Después de que los sorbió y sintió el agradable sabor a ternera en el caldo, sonrió contenta —no lo sé— dijo —es inteligente y tiene una gran perspicacia, pero a veces dice cosas que te hacen arrepentirte de asociarte con ella. Creo que tiene visión, pero necesita aprender a controlar su lengua—
—Quiero mandarla a trabajar contigo, te puede servir en muchos aspectos. Sobre todo, cuando tenga que desempeñar un papel. Está acostumbrada representar papeles como negociante o diplomática, pero no está acostumbrada a ser ella misma. Digamos, que si la ayudas a congeniar esas dos cosas (lo que es y lo que quiere ser) podrías tener a alguien buena con las relaciones públicas. También tienes problemas con tu lengua viperina, así que sería una buena terapia—
—¡Oye! Se supone que soy tu onee-chan, tienes que apoyarme siempre—
—Bueno, si no pasaras peleando con Naomi cada vez que se ven, podría hacer la vista gorda—
—Sabes que ella no es real, le cae bien a todo el mundo—
—Idiota, ella es real, lo que pasa es que te cae mal a ti, así de sencillo. Tu dijiste que para ser "real" al menos debías caerle mal a alguien ¿o no? Bueno, esa persona, eres tú—
Akane frunció el ceño y se concentró en comer. Después de un minuto, murmuro —no eres para nada lindo cuando tienes la razón, idiota—
—Bueno, perdón por tener la razón— dijo Kain soltando un suspiro, miró a Takeshi y le dijo —nos vemos, oji-san, que te vaya bien con tu negocio—
—Ooh, nos vemos, Kain, cuídate— respondió Takeshi feliz por haber roto su racha de mala suerte
—Nos vemos, Sakumo, cuida de mi onee—chan, a veces tiene el cerebro conectado con el culo—
—Nos vemos Kain, cuídate— respondió Sakumo con una sonrisa en los labios y el estómago lleno
—Kain, vulgar, no eres para nada lindo a pesar de que eres mi otouto— respondió Akane de malhumor
Kain movió su mano de lado a lado y se despidió de ellos. Después avanzo adentrándose en el distrito Ino-Shika-Cho y llegó a la tienda que le había comprado al viejo Yamanaka. Al final, había sido una inversión que no se pudo utilizar durante todo este tiempo. Kain golpeo la puerta un par de veces y después de un tiempo escucho unos pasos. Kain se asomó a la vitrina y vio a través del vidrió que era el hermano menor de Okita.
—Hola, jefe— dijo el pequeño de seis años de cabello rubio y punzante al abrir la puerta
—Hola, Mitsuo y no soy tu jefe— respondió Kain, paso y le revolvió el cabello, cosa que no le gusto a Mitsuo. Él trato de apartar la mano de Kain, pero este último fue más rápido y Mitsuo no pudo hacer nada.
—jefe, onee-chan está cansada y ahora duerme como un tronco— dijo Mitsuo
—¿Y eso porque?—
—Bueno, onee-chan dijo que fue un ascenso repentino. Dijo que lo hizo tan bien en la capital que ahora le dan más misiones de alto nivel—
Kain entrecerró los ojos y respondió —Llama a tu onee-chan, no importa si está durmiendo, es por su seguridad—
—¿Hay algún peligro?— preguntó el pequeño Mitsuo
Kain sonrió y le palmeo el hombro —por eso quiero conversar con tu onee-chan— dijo —no te preocupes, una vez que la ayude ya no tendrá de que preocuparse—
—Está bien, jefe— respondió Mitsuo y troto por la tienda mientras gritaba "onee-chan, onee-chan, el jefe te quiere ver".
Kain negó algo divertido y cerró la puerta de la tienda con pestillo. A los pocos minutos Okita salió de su habitación con los pies descalzos. Se rascaba los ojos mientras vestía ropa oscura.
—¿Qué sucede sensei?— preguntó Okita soltando un enorme bostezo —Mitsuo dijo que tenía algo que decirme—
—Sí— respondió Kain, señalo con la mano a una esquina de la tienda donde había una mesa redonda y dos sillas. Okita camino y se sentó con el mostrador a sus espaldas mientras Kain se sentó del otro lado, con la vitrina que daba a la calle a sus espaldas.
Kain extendió su percepción alrededor de cincuenta metros a la redonda y como no encontró espías, dijo —no tomes más trabajos por esta semana—
Eso despertó a Okita de un solo golpe y le preguntó sorprendida —¡¿Por qué?! Ahora me está yendo bien, tengo muchos trabajos de alto nivel y bien remunerados—
—Solo hazme caso, esta semana será decisiva para Konoha y muchas cosas cambiaran— continuo Kain —si necesitas dinero te puedo prestar— se detuvo por un instante, miró por el lado y capto que Mitsuo mirando por detrás del dintel de la puerta que daba a la habitación de Okita —Mitsuo, es de mala educación escuchar la conversación de otros, ve a tu habitación— dijo
Mitsuo hizo un puchero, pero asintió.
Kain lo siguió con su percepción y una vez que supo que se había alejado, se acercó a Okita por encima de la mesa, ella hizo lo mismo y Kain murmuro —si te falta trabajo en algún momento no te preocupes, gane algunas cosas valiosas que harán palidecer cualquier ingreso que puedas obtener de las misiones shinobi. Lo importante es que te mantengas viva o de lo contrario, no podrás disfrutar de todo el dinero que has ganado en las misiones. Da alguna excusa o sencillamente di que no quieres trabajar. Incluso si te amenazan, no hagas misiones— Kain metió su mano a la manga de su kimono y saco tres sellos de papel —tres clones de sellos Uzumaki, los arregle para que tú los puedas activar—
Okita extendió su mano y tomo los sellos, los miró y después asintió —está bien, como siempre confiaré en usted— dijo
—Créeme, no te fallaré—