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Mundo Shinobi - PGM - 165

La mujer soltó un suspiro y dijo -yo y mi marido vivíamos en el norte, en la costa de la nación del Trueno. Éramos pobres, pero felices. Los dos crecimos con cuatro amigos más. Todos, junto a mi marido, trabajaban pescando-

La mujer pasaba su mano peinando el cabello de su marido mientras este último dormía en su cama, dentro de su casa. Kain estaba sentado en una silla, a cuatro metros de distancia, mientras la escuchaba.

La mujer miró a Kain y continuo -No obstante, un año las corrientes marinas solo trajeron peces muertos y casi nos morimos de hambre. El hecho es que eso nos dejó una amarga experiencia y nos hizo entender que vivíamos en la precariedad. Nosotros crecimos en la costa, así que, ver nadar a la gran tortuga Genbu nos parecía normal. Los ancianos nos dijeron que el caparazón de la gran tortuga era una tierra sagrada, llena una densa vegetación y de tesoros con forma de fruta, pero para las personas normales era una tierra prohibida. Si los shinobi-sama se enteraban de que los civiles se habían subido a la espalda de la tortuga, los matarían- la mujer tomo una profunda respiración y agacho la mirada -pero nosotros habíamos pasado tanto susto al quedarnos sin comida que ignoramos las advertencias. Mi marido y sus cuatro amigos se subieron a un bote y navegaron hasta subir a la espalda de la gran tortuga Genbu. Pasaron los días y después de una semana, solo volvió mi marido con una gran cicatriz en el costado. Los ancianos dijeron que debería haber muerto, pero de seguro tuvo la suerte de comer algún fruto de la isla y sanarse- ella levantó su rostro y miró a Kain a los ojos -una vez que mi marido despertó, nos contó que fue atacado por una especie de león gigante. Todos nuestros amigos murieron tratando de huir de la bestia y él fue el único que sobrevivió porque uno de nuestros amigos se quedó para retener al animal-

La mujer se quedó callada, esperando a ver cuál era la reacción del niño de cabello blanco. Sin embargo, fuera de pensar en castigarla, Kain solo se cruzó de brazos y llevo su mano derecha a la cara para acariciarse el mentón, en una pose meditativa.

La mujer no pudo aguantar más y preguntó -¿No nos va a castigar?-

-¿Ah?- respondió Kain confundido, como si las palabras de la mujer lo hubieran sacado de su estado de concentración. Después de unos segundos, él sonrió y negó con la cabeza -no, para nada. Para empezar, yo soy de Konoha, no tengo jurisdicción en nada que tenga que ver con la nación del Trueno. Sin embargo, si es verdad lo que dicen tus ancianos, deberías ir más al sur y entrar a la nación del Fuego. Tú y tú marido no tienen chakra, así que serán tratados como civiles, pero puestos bajo vigilancia, solo para asegurarse de que no sean espías. Ya lo veras, el trato de los civiles en la nación del Fuego es muy diferente al de las otras naciones, mi tío se preocupó de eso-

-¿Su tío?- pregunto la mujer con una expresión confundida

-Sí, Hashirama Senju-

Los ojos de la mujer se abrieron amplios y de inmediato se postro en el suelo -perdóneme mi insolencia, shinobi-sama, perdóneme-

-Está bien, está bien- respondió Kain, se levantó de su silla y avanzó hasta la mujer, la tomo de las manos y la ayudo a ponerse de pie -yo no soy el dios shinobi-

-¿Pero?-

Kain negó -está bien, dije que está bien- dijo y le soltó las manos -bien, con eso dicho, ya escuché todo lo que podías decir. Tu marido podría hablarme de lo mismo que me dijiste, pero dudo que pueda aportar algo más. Después de todo, él no puede ver como los shinobis-

-¿Ver?-

-Sí, ver- respondió Kain activando su sharingan hasta el primer tomoe -los ojos de un shinobi ven otras cosas que están ocultas para los civiles-

La mujer dio un paso atrás al ver las pupilas carmesíes y asintió con miedo.

-No te preocupes, no eres mi enemigo- dijo Kain -bueno, me voy, de lo contrario seguiré aumentando tu miedo-

-Lo siento, shinobi-sama- dijo la mujer agachando la cabeza con cierta vergüenza. Kain la había ayudado, pero ella tenía miedo de lo que un niño tan tierno le pudiera hacer. Ella levantó su rostro y le pregunto -¿Mi marido estará bien de ahora en adelante?-

-Sí, debería estar bien. La herida que le hizo la bestia conserva energía natural y contaminaba su cuerpo. Como él es un civil y ni siquiera tiene chakra, esa energía contaminaba su mente y lo volvía loco-

-Gracias, shinobi-sama- respondió la mujer

Kain sonrió, hizo el gesto con su mano para despedirse y salió de la casa. A las afueras lo esperaba Osamu, custodiando a un lado de la puerta.

-¿Puedo obtener lo que buscaba?- pregunto Osamu

Kain miró a Osamu y asintió, después avanzó por las estrechas calles de adoquines mientras Osamu lo seguía de cerca.

-En realidad, no buscaba nada, solo me dio curiosidad como un civil podía tener en su cuerpo energía natural- dijo Kain con ligereza

-¿Energía natural?- preguntó Osamu confundido

-Es otra forma de energía-

-¿No estará hablando de la naturaleza del chakra?-

-No es lo mismo, Osamu- respondió Kain mirando el terrible estado de abandono que tenía la fortaleza de la nación de los Pastizales. La llegada de los shinobis de Konoha poco a poco le estaba dando energía a la ciudad. Después de todo, con su gran fuerza, Hyugas y Uchihas pudieron ordenar el gran destrozo en unas pocas horas y establecer un campamento a lo largo de la avenida principal.

-Una cosa es la afinidad del chakra- añadió Kain -que deriva de adonde está enfocado el chakra en el cuerpo. Eso sería la naturaleza del chakra. La energía natural es la energía que existe en el aire y en toda la naturaleza, es la fuerza que le da la posibilidad a los animales de crecer a niveles inimaginables-

Osamu solo escucho lo que decía Kain sin entender media palabra de lo que decía. Para empezar ¿El chakra se enfocaba en los órganos?

Kain le dio una breve mirada de soslayo a Osamu y al verlo confundido, sonrió y negó con la cabeza. Era como decía su tío, lo que para Kain es de conocimiento común y lógico, para otros es un conocimiento casi divino. Ver, te da una perspectiva diferente del mundo.

Al mismo tiempo en el que Kain paseaba por la fortaleza de la nación de los Pastizales, Hiruzen estaba enfrentando al enemigo más fuerte de su vida, uno de los protectores del Raikage. En ese momento estaba luchando fuera de la fortaleza de la Montaña de Escarcha, en la parte baja del valle cubierto de nieve y piedras. El día estaba nublado y corrían fuertes ventarrones.

Diferente del simpático y amigable Jin, este shinobi ni siquiera hablo con Hiruzen. Tenía la piel morena, el cabello oscuro y una barba bordeando su mandíbula. Por debajo utilizaba ropa oscura y por encima utilizaba una chaqueta táctica blanca con un solo tirante afirmado en su hombro izquierdo. Él utilizaba una larga espada en una mano mientras lanzaba rayos negros con su otra mano. Hiruzen ya llevaba más de media hora esquivando y se sentía cansado. Este shinobi era demasiado veloz para que siquiera pensará en lanzarle un jutsu. Hiruzen solo lo intento una vez y el otro shinobi aprovecho de avanzar hasta ganarse detrás de su espalda y lanzar un corte que casi lo decapito.

Hiruzen jadeaba mientras se escondía detrás de una gran piedra, pero de repente sintió el peligro y se agacho. Al mismo tiempo, él escucho como una fuerza devastadora pasaba cortando la roca en la que se escondía.

-Saru- grito Danzo quien venía en su dirección

-Danzo- grito Hiruzen con una gran sonrisa que se desmorono al ver a Danzo cubierto de heridas y siendo perseguido por un shinobi de Kumo -no vengas- grito

Sin embargo, Danzo que estaba al final de sus fuerzas, solo se detuvo delante de Hiruzen y realizo una rápida seguidilla de sellos y soplo con su boca lanzando balas de aire. El shinobi de la espada y los rayos se movió hacia un lado en un rápido parpadeo y evito el peligro. Al mismo tiempo, Hiruzen se levantó, saco un par de kunais con sellos explosivos y los lanzo al shinobi que perseguía a Danzo. El shinobi se agacho, los kunais pasaron por encima de su cabeza y golpearon una roca a cinco metros y estallaron.

Hiruzen y Danzó jadeaban de cansancio, se apoyaron en la espalda del otro intercambiando oponentes.

-Es un mal momento para seguirme- dijo Hiruzen

-Nadie te está siguiendo- respondió Danzo frunciendo el ceño -solo aleje a ese monstruo de nuestras tropas. Estaba arrasando con la vanguardia-

-Te estas demorando demasiado, Yamato- dijo el shinobi de Kumo frente a Hiruzen, el que en un principio perseguía a Danzo

-No todos son tan fuertes como tú, Ryo- respondió el otro shinobi frente Danzo, quien luchaba en un principio con Hiruzen.

-Tiempo de terminar- dijo Ryo frunciendo el ceño y comenzó a realizar una seguidilla de sellos -Kuchiyose no jutsu- grito y golpeo la nieve con la palma de la mano. Al instante siguiente, se produjo una enorme nube de humo y de su interior apareció una enorme pantera negra. La vestía rugió con ferocidad, asustando a Hiruzen.

-Saru, creo que es el mejor momento para que llames a ese mono- dijo Danzo sin perder de vista al enemigo frente a él.

-Enma, no va a estar contento- respondió Hiruzen

-¡A quién le importa, es ahora o nunca!- grito Danzo

Hiruzen comenzó a realizar los sellos de invocación uno detrás de otro, pero la pantera se lanzó contra él junto a Ryo. Hiruzen dio un gran salto para evadir, rodó sobre la nieve y después se puso a correr de sus atacantes.

Por otro lado, Danzo esquivo en otra dirección, rodó, se puso de pie, desenvaino su espada y se lanzó a luchar de frente contra el shinobi llamado Yamato. Este último sonrió al ver la temeridad y tomo su espada con ambas manos. Una vez que Danzo llego frente a Yamato, lanzó varios cortes con su espada corta, pero todos fueron bloqueados por Yamato. Este último parecía feliz al solo ocupar un arma para luchar.

-Kuchiyose no jutsu- se escuchó el grito de Hiruzen

Danzo sonrió al pensar que ahora tenía más oportunidades de vencer, pero al mismo tiempo, Yamato paso al ataque y lo sorprendió con su velocidad. Danzo retrocedió a medida que se defendía, pero era clara la diferencia de habilidad. De cada cinco cortes que lanzaba Yamato, Danzo solo se podía defender de cuatro, por lo que, a los pocos minutos se empezó a llenar de cortes, a sangrar y a teñir de rojo la nieve bajo sus pies. No obstante, Danzo no se desesperó en ningún momento, creyó que mientras mantuviera ocupado a Yamato, Hiruzen podría lidiar con el tipo de las invocaciones y después ayudarlo.

Una vez más, Danzo tomo la iniciativa, realizo los sellos con una mano y soplo con su boca proyectiles de aire. Al mismo tiempo, Yamato corrió en una dirección a una gran velocidad y rodeo a Danzo. Este último entendió que Yamato no podía ver la dirección de sus ataques, pero por el ángulo de su rostro podía calcular el espacio que podían cubrir. Danzo se giró, vio la espada venir en una poderosa estocado y solo pudo mover su espada lo más rápido posible para desviarla. No obstante, a pesar de su esfuerzo, la espada igual golpeo su hombro. Si no hubiera hecho nada, hubiera sido una estocada directa al corazón, pero una herida en su hombro, sumadas a las otras en todo su cuerpo, no era mejor.

Danzo jadeaba mientras sentía como el acero le abría la carne en el hombro -Saru, apura…- pero antes de que pudiera decir algo, escucho el grito de Hiruzen y vio el cuerpo de su amigo volar por su izquierda y caer rodando sobre la nieve junto al cuerpo de un gran mono de pelaje blanco del tamaño de una persona.

-Saru- murmuro Danzo, pero no pudo preocuparse de él. Yamato torció su espada en el hombro de Danzo y le hizo gritar de dolor.

-Maldito- grito Danzo, pero Yamato no les prestó atención a sus palabras y solo le dio una poderosa patada que lo envió a volar por los aires y caer tendido sobre la nieve. Danzo cayó al suelo y vio a Yamato dirigirse en su dirección. Sin embargo, de repente escucho el repiqueteo de unos rápidos pasos y vio a alguien saltar y darle una patada en la cabeza a Yamato.

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