Corre el año 418 del calendario del Dragon Blindado y muchas cosas han sucedido. Para empezar con buena mano, cabe decir que los tres grandes son muchacho de once años, fuertes, altos y hermosos. Cada uno se ha especializado en lo que le gusta. Por ejemplo: Kain Jr se dedica a aprender las técnicas del estilo Dios de la Espada, enfocándose en el iaido. También está aprendiendo magia con su madre de manera balanceada. Hasta el momento domina los cuatro tipos de elementos hasta el nivel avanzado. Ars por su parte, aprendió a utilizar el touki pero se enfoca en las lanzas, como su padre. Como una forma de pulirse, trata de aprender todos los estilos de lucha. Y por último, Elías estudia el estilo Dios del Norte, complementándolo con el estilo dios del agua. No tiene talento para la magia, así que trata de compensarlo con un montón de artilugios. Todos están en un nivel de fuerza física avanzada. Esto se debe a su edad y su desarrollo físico. Solo es cuestión de tiempo para que rompan la barrera del nivel santo en cuanto al touki. En cierto sentido, estos tres niños nacieron bendecidos porque poseen un nivel de magia superior a la media por sus sangre élfica, pero no tienen un cuerpo tan débil al ser en su mayor parte humanos (casi un 75%).
Por otro lado, Sakura, con solo cinco años ha empezado su entrenamiento. No en el sentido estricto de la palabra, pero la abuela Mamiko y Maaya la han empezado a instruir en artes espirituales; canticos y meditación en su mayoría. Se ve adorable con sus manos juntas y en posición de loto. Como es pequeña y se aburre rápido, abre un ojo para ver si la están mirando. Si no hay nadie, deshace su postura y empieza a revisar el pequeño templo de la familia Tsuki. De lo contrario, cierra su ojo y hace como si aquí no ha pasado nada. De esa manera prosigue con su meditación por media hora hasta que se aburre y le dice a Maaya que le duele el trasero. Eso también se ve lindo, porque se acaricia la espalda y le dice con una carita llena de aflicción. La abuela Mamiko solo ríe al verla tan linda, pero Maaya siempre la obliga a meditar por otros diez minutos. Es su forma de formar el hábito. Al menos, eso dice ella. Por otro lado, Ivania es una pequeña alegre y sonriente. Reida piensa en enseñarle su estilo de lucha, pero sigue diciendo que es demasiado pronto para ella. Así que en vez de enseñarle cómo manejar una espada, le pide a Catalina que le enseñe magia. Cosa que es un reto en sí mismo. La niña es aún más volátil que Sakura, así que se aburre pronto y empieza a deambular por aquí y por allá, hasta que Catalina también se aburre y deja las clases. No obstante, esa es solo la parte teórica. Al parecer nació una genio en la familia, porque en un cuanto a la magia práctica, la niña es muy aventajada. Tanto es así que últimamente Reida y Catalina se emocionaron y le querían empezar a enseñar a otras cosas, pero Kain las detuvo. Al igual que sus otros hijos, solo aprenderá magia cuando entienda el sentido del peligro.
Con respecto a la siguiente tanda de Dragonroad. Todos están pequeños, no tienen más de tres años. En esta familia aparte de Sakura, nadie más ha salido con un color de pelo diferente. Todos tienen un cabello dorado, Kain siempre menciona que lo heredaron de su abuela. Dejando de lado sus idioteces, los niños son Charles, hijo de Catalina. George, hijo de Lilia. Magdalena, hija de Victoria. Ralkan, hijo de Therese y Anise, hija de Barbara. Salvo por George, que fue nombrado por su abuelo. Kain estaba contento con todos los nombres de sus hijos.
Ahora, dentro de las cosas malas que han pasado, Kain solo podía pensar en una sola, la muerte de Rawls…
-o-
El año pasado, como a principios de año, en plena época fría, Kain dormía en su habitación con Therese. Era una noche que se destacaba por sus frías temperaturas. Afuera nevaba y estaba oscuro. Bueno, Kain con los maravillosos aparatos de la ciudad de Orario, había convertido la mansión de Millishión en una acogedora vivienda. Tenían la casa de Asura, pero no se podía comparar con esta comodidad. Cabe decir que habían caído varios centímetros de nieve, pero adentro de la casa podías andar con una simple camisa. Incluso Claire, la madre de Therese, les pidió una habitación para pasar la temporada fría. Era tan acogedor, que ni siquiera la inmensa y ostentosa mansión de al lado (Latreia), se podía comparar. Pero temas aparte, eran las tres de la mañana cuando Kain se despertó y se sentó en la cama. De repente comenzó a llorar sin consuelo. Sus lágrimas bañaban sus ojos y un llanto salía en un hilo de voz, más similar a una lamentación. Therese se despertó de inmediato, prendió la luz y abrazo a Kain.
-¿Qué pasa, Kain?- pregunto Therese preocupada en un susurro
Kain solo lloraba y formaba un llanto leve, pequeño y ahogado -Rawls- dijo con una voz pequeña y compungida -algo le paso. Soñé *sob* que caía por miles de metros*sob* él me llamaba y me pedía que lo ayudara. Yo no podía hacer nada. Después de eso, todo se volvió oscuro- Kain siguió llorando hasta que ya no pudo contener más su llanto y todo el mundo en la casa se despertó. Primero llegaron Lilia y Catalina. Ellas se acercaron preocupadas. Lo abrazaron y le dijeron que solo fue un sueño, pero Kain no podía ser consolado. Lloro y lloro. Lilia fue a la cocina para hacerle una taza de té. Por otro lado, Catalina reviso si estaba vestido. Solo estaba en ropa interior. Así que lo ayudo a vestirse y trajo a sus hijos. A lo mejor de esa forma se calmaba, pensó. No obstante, fue para peor, porque nada más ver a sus hijos, los abrazo mientras lloraba. Abrazo a todos sus hijos y derramo una gran cantidad de lágrimas. Los niños, sensibles como son, también lloraron. No sabían porque, pero lloraron. Incluso Kain jr, Ars y Elías, que ese año cumplirían diez años de edad, lloraron. Para ellos, su padre era el gran hombre jovial. Siempre con una sonrisa en la cara. Siempre alentándolos a leer y a entrenar. A redoblar sus esfuerzos y a estudiar algo si les llamaba la atención. Ese gran hombre que era tan alto que parecía que iba a alcanzar los cielos, estaba llorando como un niño.
Como a las cinco de la mañana, Kain se durmió abrazado a sus hijos mayores. El resto fue llevado a su cama y todos descansaron hasta bien tarde. Como a eso de las once de la mañana, Kain se despertó. Se sentía como si lo hubieran golpeado sin descanso. Como si lo hubieran apaleado y no tuviera energías para nada. Se dio un baño, trato de recomponer su mente y fue al piso subterráneo. Converso con Lilia, Reida y Catalina. Les dijo que iría a Asura a ver a su hermano. A lo mejor, era como ellas dijeron, era solo un sueño. Reida no lo quiso dejar solo, así que le encargo su hija a Maaya. Con la bendición de todos, hicieron su viaje a Asura. Ahí salieron de la antigua tienda de joyas. Hablaron con Haruki y él les dijo que ayer había sucedido una gran explosión de energía en la región de Fitoa, cerca de las montañas.
Kain fue corriendo sin esperar a saber más. Reida tuvo que correr con todas sus fuerzas para alcanzarlo y detenerlo -espera- dijo -necesitamos caballos. Puedes ser fuerte, pero no puedes hacer todo el viaje a pie. Vamos por caballos. Cálmate y piensa un poco-.
Kain quedo mirando a Reida, ella se había puesto en su camino. Por un momento pensó que era un enemigo que quería impedirle llegar a su objetivo. Pero se calmó y recobro sus pensamientos. Ella era Reida, la madre de su hija, una mujer hermosa en sus cuarenta, anterior Dios del Agua.
-Lo siento- dijo Kain y la abrazo. Por fin se tranquilizó y después de hablar que harían, compraron un par de caballos.
Todo el camino fue pacifico. El viaje que hicieron, fue a todo galope y duro una semana. Solo descansaron un par de veces al día y durmieron de noche. Kain podía tener una gran vitalidad, pero Reida era completamente humana. Abría un momento en que se cansara. Así que debía comerse sus preocupaciones y esperar. Una vez que retomaban el viaje, galoparon lo más rápido posible hasta llegar a la región de Fitoa. Solo cabe decir que Kain quedo devastado. En este lugar debería haber un campo de trigo que se extiende hasta el horizonte…pero ahora solo había un desierto. No había nada. Ni árboles, ni casas, ni ciudad amurallada, ni pasto, ni animales. Nada. Kain se bajó de su caballo y miró hacia el horizonte. Lo único que se escuchaba era el sonido del viento, que levantaba grandes polvaredas. Kain quedo shockeado, cayó sobre sus rodillas, su pecho comenzó a subir y a bajar en un ritmo errático. Al final, lo único que pudo hacer es llorar. Cuando ya no pudo aguantar más la pena, soltó un llanto desgarrador, similar al de una bestia herida. Reida se tapó la boca y comenzó a llorar. Lo único que pudo hacer era abrazarlo y llorar con él.
Eso se conoció como el incidente de teletransportación. En donde toda una región de Asura, habitada y construida durante siglos, desapareció de la noche a la mañana. No hubo explicaciones, ni culpables. Solo se supo que toda una región del país de Asura, se convirtió paramo desértico.