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En algún bar citadino

¡El monstruo está justo detrás!

Siente su corazón a punto de escapar...

Los ojos de la criatura parecen de fuego, su boca dibuja una sonrisa aterradora, puede escuchar los gemidos y gruñidos ya muy cerca de su oído.

El monstruo intenta atraparlo y solo logra reaccionar, cuando este coloca una garra sobre su hombro.

Trata de llegar al balcón, pero es inútil, las garras de la bestia alcanzan su brazo, oprimiéndole con fuerza, carcomiéndole la carne.

Lo lanza a la cama, se posa sobre él, su peso lo inmoviliza, lo asfixia y ya no le dejará ir...

—¡Basta Yaaaa!

Me incorporo de golpe confundido, sudando y temblando sobre mi lecho, mis manos permanecen empuñando las sábanas, no tengo control alguno sobre el ritmo de mi respiración. El miedo, aún se encuentra instaurado en cada fibra de mi ser.

Observo el reloj en mi mesa marcando las 23:30.

Camino al balcón, entre trémulo y confuso, enciendo un cigarrillo intentando recuperar la compostura.

—¿Cuándo dejarás de atormentarme? —pregunto en vano al vacío de la noche, como si esa cosa, fuese a responderme desde la oscuridad.

Acabado de fumar y sabiendo que será imposible conciliar el sueño; me dispongo a huir al único sitio donde puedo alcanzar "la paz" suficiente para poder dormir.

Entonces una cálida noche de verano, un solitario y desvelado joven se enrumba al sitio usando su típico atuendo para la ocasión: Un abrigo enorme de piel sintética negra que lo cubre por completo y con el cual mantiene alejada a cualquier persona a su alrededor.

El lugar: algún bar citadino cuyas luces a medio tono, bañan cada rincón. Como cada fin de semana, está más concurrido que de costumbre; el aire se siente completamente viciado por el humo del tabaco y olor a alcohol.

Suena una mezcla tecno-pop y mirando la pista de baile es difícil saber quién va con quién.

En la barra donde suele haber algún bebedor esporádico, se aglomeran filas de personas pidiendo sus propios venenos; excepto en el extremo más alejado y sombrío, donde ni siquiera se acercan por temor a cierta estampa encorvada cubierta con un abrigo de piel sintética oscura.

La figura solitaria únicamente abre la boca para pedir un trago más. Después de todo, no viene a socializar, la única intención de sus constantes visitas es alcanzar "la paz".

Ok... basta con mi modo "escritor melodramático".

Primero lo primero, la razón para mi singular atuendo «y posición en el lugar» es simple, no quiero que nadie se acerque a mí, me gusta la soledad, creo que en parte las personas me espantan, por eso solo quiero beber hasta marearme y así no tener que lidiar con la montaña de sentimientos, terrores y miedos que es mi mente antes de dormir; quizás solo quiero inspirar en la gente el mismo horror que suelo sentir y del cual intento escapar a toda costa.

¿Te ha pasado que estás solo en tu cama, pero sientes que te miran, tocan o tratan de matarte?

Pues, eso me ha tocado vivir cada noche, hace mucho.

Desde el día que el monstruo apareció, me observa —algunas veces hace más que eso— de cualquier forma, me obliga a pasar la noche en vela.

Entonces descubrí que, bebiendo hasta el knockout puedo llegar a casa y descansar sin problemas ¡Fantástico! Un especialista seguro diría: "Estás acrecentando el problema", pero —la verdad— al menos puedo dormir sin ver su maldito rostro...

—¡Hey! "Chico oso" ¿Estás enterado que afuera es casi el infierno?

¿Quién diablos es este sujeto y por qué demonios se atreve a acercarse, peor aún a hablarme? ¿Por qué demonios interrumpe mis pensamientos? Bueno, esas son preguntas que no puedo responder, pero definitivamente solo atinaré a ignorarlo, probablemente se canse y desaparezca ¿Debería colocar un cartel que diga largo? Tal vez así me asegure que nadie me moleste.

—¿Estás vivo? O ¿Acaso intentas mantener esa gruesa piel hidratada?

¡Qué molesto sujeto! Aunque eso me causa algo de gracia...

—¡Oye! Entonces, si hay una persona allí, creí que eras un oso furtivo.

¡Ay! este entrometido se empeña en hacerme reír. Voy a tener que moverme y todo gracias a semejante idiota.

—Oye ¿a dónde vas?

—¿Conoces el significado de espacio personal? —espeto sin voltear a verlo.

—¿Y tú, el de amabilidad?

—¿Y tú, el de déjame en paz? —me giro amenazante, empuñando mi mano derecha.

—¿Y tú, el de intento ser amigable? —Viro mis ojos y suspiro con fuerza.

—¿Y tú, has visto que hay más gente aquí?

—¿Y tú, que eres el único con un abrigo así en verano?

¡Que molesto hombre!

Pero ¿Qué le pasa a este tipo?

¿Es tan difícil comprender un lárgate?

—Siempre te veo aquí y me causó curiosidad tu particular atuendo, así que decidí saber quién se escondi... —regreso de golpe hacia él, con intenciones asesinas.

De verdad no puedo creer que, con tantas personas en este sitio, el idiota decida fastidiarme a mí.

—��Hey! Ya córtala, no sé quién eres y tampoco me interesa, podrías dejarme solo de una mal-di...

En su intento por quitarse de encima al fastidioso del bar, pudo cruzar miradas con él, pero los ojos azules de aquel hombre se clavan en los suyos, haciéndolo sentir sumergido en un océano profundo, se pierde contemplando sus rasgos tan varoniles y aquellos labios provocativos que invitan un beso.

¡Ay ya dramaturgo! ¡Tengo que parar con eso!

—¿Por qué te callas a mitad de tu discurso? —habla con la ironía desbordando en su voz.

—Quiero estar solo ¿por qué sigues aquí? —contesto mordaz.

—Tu boca dijo eso, pero tu mirada me dice ¡quédate!, —coloca sus manos en torno a su boca formando una especie de parlante— lo pide a gritos "¡quédate!, ¡no me dejes!" ¿puedes escuchar? —simula una voz aguda y burlona, ¡quiero matarlo! Es tan...— ven conmigo, podrías divertirte para variar.

El Dios de ébano le señala el lugar y el chico del abrigo lo ve alejarse «¡no solo tiene el rostro de un ángel!» pensó al tiempo que muerde su labio inferior. Se permitió estudiarlo un instante: piernas infinitas, además uno de esos cuerpos que invita a morder cada parte, y por supuesto una abultada retaguardia que hipnotiza al caminar. ¡Uf!

¡Ay! ¡Detente dramaturgo!

Es que esto es una maldita locura, vengo siempre aquí, bebo en la soledad y me retiro, eso es todo, esa es la rutina y de la nada esto: ¿Cuántas posibilidades hay de toparte en un sitio como este, con un tipazo que se empeña en animarte —o fastidiarte— la noche?

Obviarélo que acaba de pasar y olvidaré ese repentino encuentro con ese adonis que poralgún extraño motivo acaba de invitarme a pasar el rato.

Un trago... luego otro...

—¡Oye! Me dejaste esperando.

¡Demonios!

Esa profunda e irónica voz de nuevo, ¿por qué de repente siento que mi corazón late más fuerte? El dj sigue haciendo sus mezclas, espero que así pase desapercibido esta taquicardia que empezó de repente.

—¿Te han dicho que eres molesto? —Mantengo mi vista fija en mi botella de vodka.

—¿Y a ti, que eres antipático?

—¿Entonces por qué sigues molestando?

Me giro por idiota y noto como una mueca burlona se dibuja en su rostro.

—Porque me lo han dicho tantas veces que ya perdió el significado.

Viro mis ojos y él vuelve a sonreír.

—Además sospecho que te encanta ser molestado por alguien como yo.

—¿Quieres decir horrible?

Hace un gesto de sorpresa y dolor, llevándose una mano al corazón.

—¡Me has herido!

—¿Dónde?, ¿En tu ego?

—¿Te parezco horrible?

Este insoportable hombre comienza a posar delante de mí, apretando sus brazos para remarcar sus músculos. Unos bíceps, tríceps y todo lo que termine en "ceps" de infarto, un amplio pecho con súper pectorales. De verdad provoca comerlo... ¿Qué?... ¡No! así no era, matarlo, provoca matarlo... ¡Qué estoy pensando!

—¿Terminaste Hércules?

—¡Oh Hércules! ¿Ya no soy horrible? —Ruedo mis ojos.

El irrespetuoso hombre, me toma fuerte de la mano, lo miro hostilmente, gesto al que él reacciona con una enorme sonrisa.

—Te llevo entonces... —Esto no puede estar pasando, estoy seguro que el monstruo aparecerá en cualquier momento, es que, ¡Esto tiene que ser un sueño!

La figura solitaria se siente arrastrada al lado oscuro, literalmente llevada de la mano por la tentación —definitivamente no conoce el concepto de espacio personal—. Su corazón casi estalla, ¡El camino se hace eterno! Y aparece en su interior una inmensidad de sensaciones.

Creo que acabaré escribiendo una novela.

—Chico oso, no tengo problema por seguir llamándote así, pero sería mejor decirme tu nombre, por cierto, dime Ray.

Quizás tiene razón, pero no vengo a hacer amigos, así que...

—Olvídalo ¿No dicen "si lo nombras te encariñas"? —dejaré salir todo mi sarcasmo con este idiota.

—¿Luego de aceptar mi invitación aún continúas con eso? Y ¿acaso eres un cachorro perdido?

—¡¿Aceptado?! —Simulo confusión— Fui traído aquí de la mano y contra mi voluntad. —replico mordaz.

—¡Contra tu voluntad! No recuerdo haber forcejeado ni obligarte, es más casi me abrazas en el camino.

Pero ¿Quién se cree?

—¡Uy! Claro porque estás tan bueno tú ¿verdad? —contesto sardónico.

—¿Es en serio? ¿me has estado viendo como un trozo de carne? —¡Qué tono más irónico! Y esa sonrisita...

Aunque en líneas generales, este sujeto me saca de quicio y creo que mis ojos acabaran volteados de tanto que me obliga a virarlos con sus comentarios, la verdad, creo que empiezo a disfrutar esto, ya no me siento tan avergonzado como hace rato, es sencillo hablar con este sujeto «bueno, con Ray» pero ¿Por qué será que con este tipo es diferente? Con sinceridad, hace mucho tiempo no me abro tan fácilmente con nadie, así se acerquen a mi suelo mandarlos por un tubo, entonces ¿Por qué él es distinto al resto?

—Est�� bien niño, ya descubriré tu nombre, tal vez no hoy, pero sé que algún día será; entonces ¿por qué el abrigo en pleno verano?

—¿Y por qué no?

—¡Qué gran respuesta! —contesta tan satírico, que parece un payaso y me hace reír— ¡Bravo! —da un par de aplausos— Eres todo un misterio niño. A propósito, eres alto, pero ahora sin la capucha te ves demasiado joven ¿Qué edad tienes?

—La suficiente para beber en un lugar como este.

—Eres increíble niño ¿alguna vez responderás sin evasiones?

—Tal vez no hoy, pero sé que algún día será. —remedo su tono grueso al hablar y sonrío burlón.

—¡Oye! Deja de imitarme.

Me hace gracia bromear con él, se nota que también lo disfruta.

Hay algo en este egocéntrico, comunicativo, insoportable, pesado —sobre todo eso—. Que por alguna razón me hace seguirle el juego. Aunque sigo queriendo matarlo.

El joven Ray, tiene 27 años y ha viajado por casi todo el mundo, conociendo, compartiendo y aprendiendo en los lugares que visita con la gente y su cultura. Para el chico del abrigo resulta un verdadero deleite escucharle contar cada aventura «es más que un sexy tipo» se dice a sí mismo.

Dramaturgo, eso sin mencionar que sus labios seducen al contar sus anécdotas.

—Entonces muchachito ¿quieres besarme? —pregunta Ray sacándome de mis pensamientos.

—Pero ¿Qué te crees? Estoy absorto escuchando tus anécdotas por el mundo y sales con eso.

—¡Uy! "absorto" interesante —dice en tono burlón, pero que fastidioso hombre—. Entonces si estabas escuchando —enarco una ceja y mascullo un obvio antes de tomar mi vodka—. Pensé que no, ya que solo miras mi boca.

Casi me ahogo con el licor.

No puedo parar de toser y este idiota en plan "preocupado" se levanta a palmear mi espalda.

—¡Ya de-ja-me! —consigo medio articular.

—Ok, ok, cálmate.

—¡Idiota!

—Qué lindo color tomate tienes por todo tu rostro.

—¡Es tu culpa! Casi me ahogo ¿se te olvida?

Realmente debería irme, ¿Qué rayos sigo haciendo aquí con este idiota, egocéntrico, insoportable, fastidioso... sexy, con labios provocativos que... Espera ¿qué?... ¡Es un pesado! Eso es todo.

—Ok ya, está bien, perdón. Dime, ¿Qué haces además de embriagarte cada noche usando una horrenda piel en verano?

Bueno, ya que parece no me iré por ahora, creo que debo darle algo...

—Soy estudiante, amo el arte y también la natación... solían llamarme baby shark porque era el menor del equipo e inicié muy pequeño.

—¡Oh eso es fantástico! Nadador. ¿Has ido a competencias?

En realidad, me retiré del deporte...

—Si, pero lo dejé —soné algo afligido y me mira confundido— el licor y el agua no son aliados Ray.

—Mira niño, quizás no soy quién para decirlo, pero eres muy joven para perderte en el alcohol. Tu mirada se iluminó hablando sobre eso ¿No crees que deberías abandonar este sitio y retomar tu pasión?

—Tal vez, pero solo puedo dormir bebiendo antes... —finjo una medio sonrisa— Mejor cuéntame más sobre ti.

—Está bien, perdóname si hablé de más, después de todo me gustas más cuando sonríes.

Soy todo un tomate ante ese comentario.

—Trabajo en el mundo del arte y por eso son mis viajes. También amo pintar, por ejemplo, el rubor que he marcado en tus mejillas desde que nos conocimos es arte puro.

—¿De veras? ¡Genial! —casi grito emocionado porque en serio adoro el arte, pero... espera... ¿Qué dijo?

En definitiva ¡necesito pensar un contraataque! Este tipo tan irritante juega con mis emociones a su entero antojo.

—Entonces baby shark, ahora que dejaste el deporte a qué te dedicas?

—Digamos que soy entusiasta de la fotografía artística.

—¡Ah qué bien! ¿Haces paisajes?, ¿Conceptual?, ¿Retratos? —una sonrisa irónica aparece en mi rostro ante la idea que se me acaba de ocurrir, espero funcione.

—Desnudos masculinos —casi se ahoga—. De hecho, Hércules tienes el tipo de cuerpo que me encanta para mis trabajos.

—¿No que horrible?

—Acabo de decir claramente que para mis trabajos. —traga hondo. Me hace gracia, pero debo seguir pareciendo serio.

Me levanto de mi sitio y voy hacia él, con todo descaro comienzo palpando sus brazos, hombros, mejillas y elevo su rostro para estudiarlo mejor. Se nota algo nervioso, percibo su respiración acelerarse. Por un momento me quedo perdido en su gélida mirada ¿Por qué sus ojos me hacen sentir así? Son de un azul tan puro. Dicen que detrás de los ojos se conoce el alma y no sé por qué en este momento siento que estoy en presencia de una noble, protectora, una que... Creo que estoy divagando...

—Niño ¡Qué preciosos ojos tienes! Son como un par de enormes gemas de jade. Niño a través de los tuyos veo un alma muy pura, en serio ¿Qué haces aquí? —eso fue algo raro. Su comentario me trae de vuelta «de donde sea que haya ido» y continúo con mi plan.

—Sí, tu tono de piel, facciones, ojos... serías perfecto para una sesión homo-erótica ¿me ayudarías?

—¡Oye! ¿Qué? —me dice casi jadeando.

¡Ja!, ¿Quién es el tomate ahora?

—¿No quieres posar para mí Ray?

—¿Qué? Debes estar bromeando.

Hasta allí llega mi seriedad, no puedo parar de reír.

—Niño endemoniado ¿No quieres ir a otro lugar más privado?

—¿A poco te gusta irte de hotel con desconocidos? Te recuerdo que ni siquiera sabes mi nombre.

—Dímelo y acaba con esta tortura.

Me pone ojitos de cachorro, eso me hace reír, pero no funciona conmigo. Voy a su oído para contestarle.

—Hagamos un trato: averigua mi nombre y me llevas a donde tú quieras.

—¿A dónde yo elija entonces? —nos miramos fijamente y asiento en silencio— ¿Y si decido secuestrarte y no dejarte ir nunca? —Río casi a carcajadas.

Me cuesta demasiado confiar en las personas, pero no sé por qué con él es diferente, algo me dice que no es un psicópata intentando joderme. Su mirada me provoca un sentimiento de —no lo sé— serenidad o algo parecido, realmente no entiendo qué pasa conmigo... tal vez ya he bebido de más...

—Entonces, ¿qué dices si vamos a pasar el resto de la noche en la playa Pedro?

—¿Pedro? —eso me hace reír— en serio ¿tengo cara de llamarme así?

En la escala de caliente a frio estas congelado…

—Ok no eres Pedro, ¿qué tal si salimos de aquí Juan, José, Joel, Jeremy…?

—¿Qué rayos tienes con la J? —ahora sí me carcajeo.

Me hace demasiada gracia porque si sigue así va a descubrirlo pronto...

—Digamos que tengo una corazonada, algo me dice que esa es la inicial de tu nombre, ¿o me equivoco Jimmy?

¡Vaya! No se equivoca, pero tampoco voy a afirmar o negar nada, es asombroso que haya llegado a esa conclusión…

—Dime, ¿me estoy acercando?

—Tendrás que seguir intentando.

—Dame una señal.

Sonrío y vuelvo a su oído.

—Ya me tengo que ir.

—Déjame llevarte, mi auto está afuera. —lo miro y sonrío.

—Para tu caballo don Juan, vivo cerca…

—Pero se nota que estás mareado…

Habla acercando su rostro al mío… ¿Dónde está mi lado lógico cuando lo necesito? Lo ignoro, pero me muerdo el labio inferior y acorto aún más la distancia entre ambos…

—Debo hacerme responsable de ti pequeño borrachito…

—He salido aún más ebrio de aquí. —siento mi rostro arder, pero ambos nos acercamos aún más…

—Niño, juegas conmigo…

—No hago tal cosa… fuiste tú quien se acercó a mí…

—¿Y ahora me haces un zoom de tu mirada o qué?

Posa su mano izquierda en mi mejilla, siento su nariz casi rozando la mía… mi lado lógico decide aparecer y gritarme "¡no lo hagas!", "¡es un desconocido!", pero lo mando a la mierda… ahora su mano derecha está en mi cintura, mi cara arde aún más…

—¡Lo sentimos! —grita una pareja ebria entre jolgorios luego de tropezarse y caer sobre Ray.

Mi lado lógico logra en ese momento escapar del mierdal y recuperar el control, así que miro a Ray con una sonrisa, noto su respiración acelerada, le hago un guiño y abandono el lugar mientras lo escucho llamarme…

¿Qué habría ocurrido de quedarme? Lo ignoro, pero tampoco sabía que estaba por averiguarlo...

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