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Pecado 02: Pasajera felicidad

Pov Narrador

[6 AÑOS ATRÁS]

Dentro de una gran sala de color blanco, con el suave olor a bebé impregnado yacían en silencio varios bebés con los ojos cerrados, todos en sus respectiva cunas frente a un gran vidrio hecho para que los visitantes pudieran ver a su bebé.

"Allí esta, es Haru" la voz de un hombre resonó por el pasillo del otro lado del vidrio mientras apuntaba con su dedo a un bebé en la segunda fila "Mi hijo está allí" el hombre tenía una gran sonrisa llena emoción mientras miraba al bebé fijamente.

"Es nuestro hijo Ziusudra, no es solo tu hijo ten eso en mente" un mujer rubia de voluptuosa figura reprocho las palabras del fornido hombre de cabellera roja.

"No te enojes Lailah, claro que tengo presente que es nuestro hijo" dijo el hombre que respondía al nombre de Ziusudra con una gran sonrisa mientras cruzaba sus brazos por la cintura de Lailah haciendo que esta se sonrojara de tal manera que solo pudo tapar su cara mientras dejaba salir un pequeño grito nervioso.

Cualquiera que viera a la pareja solo podía sonreír, el fornido hombre de larga cabellera color rojo con algunas puntas color dorado tenía una gran sonrisa llena de emoción, su aspecto demostraba su fuerza pero también su elegancia.

Por otro lado quien estaba entre los brazos del hombre era la rubia con una voluptuosa pero elegante figura, una mujer que solo podría ser descrita como una 'diosa', ella estaba totalmente avergonzada estaba cubriendo su cara con la palma de ambas manos mientras seguía pidiendo a su esposo que la bajara.

"Supongo que ambos siguen siendo tan animados como siempre..." la suave voz llamó la atención de la pareja haciendo que ambos detuvieran sus acciones y miran en la dirección a la cual se encontraba la voz.

"Gorou Hyodo tu eres quien debería ser más activo, tu personalidad es demasiado blanda, vamos alégrate tu primer hijo también vino al mundo.... casualmente el mismo dia que mi hijo, esto solo puede ser el destino" dijo Ziusudra reprochando la falta de energía por parte del nativo japonés de cabello corto y anteojos, un oficinista promedio si alguien requiere una descripción sencilla.

"Te lo dije querido, si querías hablar con Ziusudra tenías que hacerlo técnicamente gritando" dijo una mujer de cabello castaño con la apariencia usual para una mujer japonesa, ella tenía una sonrisa en la cara girándose para ver al lugar donde estaban los bebés "Pero es cierto lo que dijo Ziusudra, parece que fuera el destino"

"Ambos nacieron el mismo día, fueron puestos en la misma sala y uno a un lado del otro" dijo Lailah interrumpiendo el diálogo de la señora Hyodo, ambas eran buenas amigas desde hace un tiempo más específicamente desde la llegada de Lailah y Ziusudra a japón.

"Solo espero que ambos puedan llevarse bien cuando crezcan" dijo Gorou masajeando su frente preocupado mientras miraba a los bebés en el interior.

"No necesitas preocuparte, ellos serán como hermanos" Ziusudra tenía confianza en su hijo de tal manera que podría llamarlo su más grande orgullo.

Ambas mujeres sólo pudieron reír escuchando el pequeño intercambio entre sus esposos, debido a cómo definen el futuro de sus hijos a sólo unos días de que hayan nacido.

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Rápidamente pasaron seis años volando en un abrir y cerrar de ojos, en ese tiempo Issei y Haru se habían vuelto grandes amigos al punto de que podían llamarse hermanos, en la escuela siempre estaban juntos y los fines de semana se quedaban junto ya sea en la casa de Haru o en la casa de Issei.

Haru ahora mismo tenía seis años, era un niño delgado con el cabello y ojos de color rojos al igual que su padre, tez de color blanco pálido al igual que su madre.

Cuando Issei visitaba a Haru, ambos formaban equipo para luchar contra Ziusudra como si fuesen héroes contra el gran villano de cabellera roja, llegando a llamarlo el héroe caído de mesopotamia debido al parentesco de nombres que tenían ambas figuras.

La familia Yoichi era pequeña pero feliz, no hacía falta mucho para que pudieran pasarla bien debido a la personalidad de Ziusudra la casa siempre estaba animada. Pero esa felicidad duró muy poco tiempo, fue una efímera felicidad.

Fue durante una noche tranquila y calmada cuando una llamada llego al telefono de la residencia Hyodo, quien tomo el teléfono para contestar la llamada fue Gorou "Residencia Hyodo, diga"

"..." el silencio de Gorou llamó la atención de la familia Hyodo

"¿qué sucede cariño? ¿quien estaba en el teléfono?" preguntó la señora Hyodo con curiosidad pero al ver el serio rostro de su esposo supo que algo realmente importante sucedió

"e-es, es Ziusudra y Lailah" murmuró Gorou con un tono leve pero con una amarga tristeza, la señor Hyodo solo pudo cubrir su boca al escuchar las palabras de su esposo.

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Gorou se dirigió rápidamente hasta la residencia de la familia Yoichi, la policía estaba rodeando el lugar, todo estaba cubierto con una cinta amarilla que impedía el paso.

Sin esperar nada Gorou bajo del auto y corrió hacia la casa, pasó la cinta y siguió corriendo, varios policías lo vieron y siguieron para detenerlo pero sus esfuerzos fueron inútiles, Gorou siguió sin detenerse abriendo la puerta de golpe.

"Ugh" se quejó Gorou gimiendo en voz baja mirando hacia el interior, el suelo estaba cubierto de sangre, sabía muy bien lo sucedido Ziusudra y Lailah habían perdido la vida eso fue lo que los policías le avisaron por teléfono pero en ningún momento se refirieron a Haru, sabía que para la pareja Haru era lo más importante y por ello existía la posibilidad de que aún conservara la vida, oculto en algún punto de la casa.

Con la leve esperanza Gorou estaba de pie en la entrada de la casa de la familia Yoichi, la escena del crimen solo para buscar al hijo de sus amigos, al detenerse en la entrada quedó impactado, frente a él estaba el niño que reconocía.

Haru estaba de pie encandilado por la luz, cubierto de sangre desde su cabello hasta los pies. Garou dio pasos adelante lentamente se acercó hasta donde está el niño, las piernas de Gorou perdieron fuerza obligando a que Haru se arrodillara envolviendo al niño entre sus brazos mientras desde sus ojos escurren las lágrimas de dolor.

"Haru" murmuró Gorou preocupado pues Haru no dejaba salir ninguna palabra, no se movía de ninguna manera y no dejaba salir ninguna lágrima.

"No te preocupes hijo, ya estoy aquí, no dejaré que te suceda nada mas" murmuro Garou acariciando el cabello del niño con suavidad mientras este perdía el conocimiento levemente.

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