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Akira

Una semana después

Llamada telefónica:

—¿Me estás diciendo que se mudó?— pregunté a mi empleado.

—Sí, señor.

—¿Con qué intenciones?

—No sé, Sr. Akira.

—Envíame su nueva dirección.

—Entendido — colgué la llamada.

—¿Dónde está el bebé, Hisa?

—Está durmiendo en su cuna.

—En unas semanas tengo que viajar de vuelta, necesito que te quedes aquí cuidando del bebé.

—¿Qué vas hacer?

—Tengo unos asuntos que atender.

—Esta bien, no me dejes sola por mucho tiempo.

—No lo haré, no te preocupes.

      Lisa

Ha pasado una semana desde que se inauguró el centro comercial, hemos estado ocupados con todo el manejo, ya que ahora una de las partes me toca a mí. Ha sido una semana sumamente cargada, he llegado a la casa explotada, pero a valido la pena.

—Mañana es mi cumpleaños, mamá. Me gustaría que invitaras a Kanji a la casa — me pidió Lin.

—¿No irás a ver a Mr. Jefferson y a tu abuela?

—Sí, pero quiero que la fiesta se haga aquí.

—¿Por qué insistes tanto?

—Casi no pasas tiempo con él y debes hacerlo.

—¿De nuevo con el mismo tema?

—Solo quiero que pase más tiempo con nosotros, Kaori y yo queremos conocerlo más. ¿Hay algo de malo en eso?

—Esta bien, lo invitaré, pero no es seguro que pueda venir. Tiene mucho trabajo con el centro comercial ahora y no quiero interrumpirlo.

—No creo que se niegue.

Al llegar a la oficina, no encontraba cómo invitarlo, no sé si suene muy extraño viniendo eso de mi parte. Me acerqué a su puerta y la toqué, me dio el permiso de entrar y así lo hice.

—Buenos días, Kanji.

—Buenos días, Srta. Leiko. Que agradable sorpresa.

—Lo mismo digo. ¿Tienes algo que hacer mañana?— llevé mis manos a la espalda para no demostrarle lo nerviosa que estaba.

—Varias cosas, ¿Por qué?

—Quería invitarte a la fiesta de cumpleaños de Lin, me pidió que te invitara, pero si no puedes, no tienes que hacerlo — estaba intentando controlar mis nervios, pero era casi imposible. Kanji sonrió y se quitó los espejuelos.

—¿A qué hora será?

—A las 5.

—Cuenta con mi presencia.

—Eso fue rápido— solté. 

—Hace una semana no salimos a algún lado, solo estamos del trabajo a la casa.

—Tienes algo de razón.

—Estaré ahí. Gracias por la invitación, y mas por atreverte a decirlo— sonrió burlón.

—No te tomó más tiempo. Permiso— salí de su oficina y llevé mi mano al pecho, sentí que se me iba a salir el corazón. Jamás me había costado decir algo tan simple.

Al día siguiente

Estaba con los últimos preparativos de la fiesta de cumpleaños de Lin. Ya son 18 años, ha pasado el tiempo muy rápido. En unos dos meses, mi hija cumplirá sus 15. Ambos son tan maduros e inteligentes, son mi orgullo y mi razón de vivir. Haremos una fiesta pequeña, pues somos pocos. Tengo que prepararme mentalmente para los preguntas de mi madre. Al ver que Akira no está en un día tan importante, se pondrá de mal humor. Será la primera vez que verán nuestra nueva casa también.

Al terminar me bañé y me arreglé, ya todo estaba listo, los niños llegaron y Lin estaba muy emocionado al ver la torta que le preparé. Ambos adoran las tortas, todo lo que sea dulce.

—Hoy promete ser un día muy especial, ¿cierto, mamá?— su comentario no lo entendí, pero su sonrisa llena de malicia me dice que algo quiso decir con eso.

Llegó Kanji a la casa, y no esperaba que llegara justo a tiempo, a es tan puntual para todo. Se acercó a ambos y sonrió. 

—Feliz cumpleaños, Lin— lo felicitó, y luego se acercó a Kaori—. Hola Kaori, luces como toda una princesa— acarició su cabeza y le dio otro pequeño regalo.

—Gracias, ¿Y esto qué es?— preguntó Lin.

—Salgamos y verás— Kanji se acercó a mí y me dio un ramo de flores azules.

—No tenías que hacer esto, Kanji— bajé la cabeza de la vergüenza.

—Pero yo quiero. Cada día te ves más hermosa, lisa— sujeté el ramo y me acerqué a saludarlo. El beso en la mejilla ya era algo que comenzamos hacer desde ese día. Siempre que lo hace, causa esa corriente en mi.

—Gracias, Kanji— le dije, y sonrió.

—Vamos afuera, Lin.

Salieron y yo le pedí a la empleada que llevara el ramo de flores a mi habitación y las pusiera en agua. Al salir, quedé petrificada. Había un auto rojo deportivo frente a la casa.

—¿Te gusta, Lin?— preguntó Kanji.

—¿Realmente esto es mío? — preguntó Lin acercándose al auto.

—Ahora podrás ir a la  universidad con tu nuevo auto.

—No sé si pueda aceptar esto, es demasiado.

—¿Demasiado? Te lo has ganado. Eres un buen hijo, amigo, hermano y sobre todo buen estudiante. Te mereces esto y más—  yo no quise decir nada, pero esto era demasiado.

—Gracias, Kanji— se acercó y abrazó a Kanji.

—Tienes los documentos al día y todo está a tu nombre, es todo tuyo.

—¿Qué tal si lo probamos, Kaori?— preguntó Lin.

—Vamos — se subieron ambos al auto.

—Tengan cuidado, por favor— les dije.

—Sí, mamá, no te preocupes, regresamos rápido — se fueron de la casa.

—Kanji, ¿No crees que fue demasiado lo que acabas de hacer?

—No, diosa. Él se merece eso y más. Me consta que es un buen chico, además lo ayudará a ir a la universidad. Ya es todo un adulto, y tiene derecho de disfrutar de lujos. Has trabajado tú también para eso, no creo que esté fuera de lugar. Espero no te molestes conmigo por haberme tomado el atrevimiento.

—No, no estoy molesta.

—Sonríe, te ves mucho más hermosa cuando lo haces— llevó su mano a mi mentón y sentí mi rostro caliente. Vi cuando llegó Mr. Jefferson y Kanji quitó la mano.

—Bienvenidos a mi hogar — les dije junto a Kanji.

Nos saludamos y entramos a la casa, y las preguntas comenzaron.

—¿Dónde está, Akira?— preguntó mi madre.

—Tuvo que salir esta mañana, pero en unos días regresa.

—¿Otra vez sola, hija?

—No estoy sola, mamá, estoy con mis hijos.

—No sé, está situación no me gusta.

—No te preocupes, todo está bien.

Kaori y Lin llegaron a la casa de vuelta y se unieron a nosotros. Estuvimos hablando, disfrutando y compartiendo entre nosotros. Parecíamos una familia con la confianza que nos hablamos todos. Había llegado la hora de cortar la tarta de cumpleaños y de cantarle, así lo hicimos y luego nos tiramos una foto entre todos. Me sentía algo sola, normalmente estos días las pasaba Akira con nosotros. No debo sentirme mal por esto, él es quien se lo está perdiendo.

—Feliz cumpleaños, mi amor. Espero sean muchos más. Quiero poder seguir disfrutando cada momento al lado de ambos. Tener la oportunidad de verlos crecer, es una inmensa felicidad para toda madre. Gracias por estar siempre a mi lado, y por ser tan especial;  qunque no seas mi sangre, te amo como si lo fueras, al igual a ti Kaori. Soy la madre más orgullosa y dichosa al tenerlos a ustedes como hijos — los abracé a los dos.

—Yo estoy más orgulloso por la madre que me tocó. No sabes lo mucho que te amo, mamá— me abrazó mucho más fuerte, tenía las lágrimas en el borde de mis ojos, pero traté de aguantarme. No es justo que la noche se arruine por eso.

Lin abrió sus regalos, le dijeron muchas cosas bonitas, reímos y la pasamos todos bien. Mr. Jefferson, mi madre y mi hermano, se iban a ir. Antes de despedirse, vieron el auto y se asombraron. Antes de que preguntaran, Lin les dijo que había sido un regalo de Kanji. Me sentí avergonzada por lo que pensara mi mamá sobre eso, pero no dijo nada.

Kaori

—¿Puedes ayudarme, Kanji?— le pregunté.

—Claro, ¿Qué necesitas, princesa?

—Hay una caja en el armario del cuarto que no la alcanzo, ¿Podrías bajarla por mi?

—Claro, llévame.

Lisa

Me despedí de mi madre y entré a la casa.

—Mamá, ¿Puedes ayudarme con Kaori?— me preguntó Lin.

—¿Qué pasó con Kaori?

—Creo que está molesta conmigo, mamá. Subió al cuarto y no me ha dirigido palabra alguna.

—¿Por qué podría estar molesta? Hace unos momentos estaba bien.

—No sé, eso quiero saber.

—Esta bien, vamos.

Subí con Lin a la habitación y vi a Kaori en medio de la habitación, también vi a Kanji ayudándola con una caja.

—Kaori, ¿Qué te pasa?— me acerqué a ella.

—Tengo que ir al baño, mamá.

—Pero tienes el de tu cuarto — Kaori salió disparada fuera de la habitación y vi cuando Lin cerró la puerta, me acerqué y la forcé, pero no abría—. No estoy para juegos. ¡Abran la puerta! — les dije. Kanji se acercó a la puerta y trató de forzarla también. Escuché el ruido que hizo Lin con las llaves al otro lado de la puerta.

—Este será mi mejor regalo de cumpleaños, mamá. Que se diviertan. Por cierto, me iré con Kaori. Asegúrese de dejar todo claro entre ustedes. Tendrán tiempo demás. Te amo, mamá— me gritó desde el otro lado de la puerta.

—Te amo, mamá— gritó Kaori.

—Lin, ¡abre la puerta inmediatamente! — le pedí, dándole golpes.

—Hemos caído en la trampa de ellos. Que descuidados somos — Kanji rio.

Lin

—Buen trabajo, Kaori.

—Hacemos un buen equipo, Lin — ambos reímos.

—Ustedes no los sacarán de ahí, pueden irse a sus casas por hoy. Que descansen — les dije a los empleados.

—¿Crees que mamá nos perdone por esto?— preguntó Kaori.

—Sí, somos sus hijos; además lo hacemos por su bien.

—Tienes razón.

—¿Por qué no salimos y nos divertimos? Tenemos toda la noche para nosotros también.

—Sí— asintió con la cabeza y salimos de la casa.

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