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—Cuantos recuerdos debe traerte este lugar, linda, estás de vuelta a tu segunda casa— reía con tanta ganas, y no podía evitar sentir miedo.

El pánico de entrar ahí, me estaba consumiendo. Seguía golpeando con todas mis fuerzas el espaldal del asiento.

—¿Cuál es el desespero de bajarte? ¿Tanto extrañas este lugar?— abrió la puerta y traté de moverme del asiento, con la intención de bajarme—. Yo misma te ayudaré— me dio una patada tirándome fuera del auto. El golpe con el suelo, lo recibí en la cara. Traté de arrastrarme con tal de irme, pero ella me jaló la pierna para arrastrarme a la entrada del edificio.

Recuerdos:

Será tu nuevo hogar de ahora en adelante, espero te sientas cómoda.

No quería entrar ahí. Quería gritar, pero no podía hacerlo.

—No sabía que eras tan llorona, no pareces mujer de Akira —mis ojos estaban llorosos, solo podía sacudir mi cabeza, queriendo evitar entrar ahí—. Takeshi debe estar por llegar. Voy a entretenerme con ella mientras tanto—le dijo a uno de los hombres que venían en la camioneta con nosotros.

—Como ordene, señorita.

Me agarró del brazo para levantarme, me empujaba para que caminara, ya que no quería hacerlo. Cada paso que daba, era como revivir ese pasado espantoso que viví en este lugar. El olor a sangre y las paredes oscuras, me hacía recordar todo. Podía sentir mi cuerpo adolorido, al igual que podía verme tratando de escapar de este infierno sin lograrlo. Nos detuvimos frente a la puerta de ese cuarto sin ventilación, en el cual sufrí mis peores pesadillas.

—Hemos llegado — abrió la puerta y me empujó dentro del cuarto, haciéndome caer al suelo—. Lo mandé a decorar para ti— había pedazos de piel humana en las paredes y muchas moscas alrededor, sentía las ganas de vomitar, pero traté de aguantarlas lo más que pude. Cerré mis ojos tratando de pensar en otra cosa, pero el olor a podrido y a sangre, no ayudaba para pensar en algo que no fuera eso—. Abre los ojos— me dio una patada en la cara que me hizo caer a un lado. Dolía mucho, pero no podía dejar escapar mis gritos de dolor, eso lo hacía mucho más desesperante—. Quisiera decir que es un honor conocerte en persona, pero en realidad no lo es —puso su zapato en mi mejilla, y ejerció algo de presión contra el suelo—. Debes de estar preguntándote quién soy, y por qué te hago esto, ¿Cierto? — quitó su pierna de mi cara y se agachó al lado mío, para quitarse la máscara que cubría su rostro. Nunca la había visto en mi vida. ¿Quién demonios es? —. No entiendo cómo mi padre se dejó atrapar por ti, eres una mujer común y corriente— arrancó la cinta de un tirón que estaba tapando mi boca, y pude coger algo de aire.

—¿Quién eres?— le pregunté agitada. No entendía nada. Pensé en el hermano de Kanji, pero eso no tiene sentido.

—Hasta estúpida eres. ¿No está muy claro en mis ojos?— acercó su cara a la mía, y pude ver el parecido que tiene con Akira, por sus ojos azules.

—¿Así que eres la hermana de Akira?

—Por desgracia.

—¿Tu eres la que ha estado detrás de todo esto? ¿Es por tu culpa que mis hijos están en peligro?

—Tus hijos están muertos ya, querida cuñada.

—¿Qué? — fue como un puñal en el pecho el escuchar semejante cosa.

—Actuaron exactamente como quería que lo hicieran, no pensé que sería tan fácil separarlos. Debe estar sufriendo tanto, de que su querida amada no aparece por ninguna parte, y que para colmo de males fue un intento fallido al no poder salvar a tus hijos. Debe estar muy destruído.

—¡Cállate! ¡Eso no puede ser! — ella sacó el teléfono y mostró un vídeo con la noticia del hospital. Mostró el edificio cuando colapsó. Sentí un dolor muy fuerte en mi pecho, y un nudo en mi garganta se fue formando. Eso no puede ser cierto—. No, no, eso no puede ser— mis lágrimas seguían bajando. Mis hijos no pueden estar muertos, Akira jamás permitiriá eso.

—Les advertí lo que pasaría si jugaban sucio, y eso fue lo que hicieron, ahora debes atenerte a las consecuencias— me dio un puño en la cara, tan fuerte que pude percibir en instantes, el sabor a sangre en mi boca.

—No hagas esto, por favor— le supliqué. Necesito ver a mis hijos, tengo que salir de aquí y buscar a Akira. Traté de mover mi cuerpo para poder sentarme, pero ella me jaló el pelo, acostándome de vuelta en el piso.

—¿Ya tan pronto estás suplicando?  Apenas estamos comenzando, cuñada — se levantó del suelo y comenzó a darme patada tras patada, no hubo un lugar donde no me diera. Traté de tapar mi barriga, colocándome en posición fetal, pero fue imposible por mis manos atadas. Me dolía la operación, y lo más probable, termine por echarse a perder. Escupía en el suelo la sangre que se acumulaba en mi boca, y gritaba en cada golpe que me daba, pero sabía que de nada valdría que le pidiera que deje de hacerlo.

Estoy destinada a sufrir así por el resto de mi vida, y a perderlo todo. Otro bebé más que tiene que vivir este cruel destino. Mi cuerpo dolía, pero no era nada, comparado al dolor que estaba sintiendo en mi pecho. Mis hijos, mi bebé, Akira, todo se veía tan distante de mi e imposible de alcanzar. Sentía tanta frustración de no poder hacer nada, la misma frustración que tuve con Kanji.

—Me dijo un pajarito que te hicieron muchas cosas cuando estuviste encerrada aquí. ¿Podrías decirme qué cosas?— caminó a la puerta de la habitación, y alcanzó un palo de madera. Lo trajo consigo y lo acercó a mi cara. La miré sin decir una sola palabra. ¿Qué podría decir de igual manera?—. ¿Así que harás silencio? — movió con el palo mi camisa, dejando visible mi abdomen — ¿Así que es cierto que estás operada? Que lastima me das— dio un golpe con el palo en la herida, a lo que solté un grito de dolor y me retorcí en el suelo. Era un dolor indescriptible, era como si mis órganos fueran a salirse por la herida. El dolor era insoportable, pero estaba tratando de aguantar como una general; aunque no sirviera de nada. Con su pierna movió mi cuerpo poniéndome boca abajo y puse mi frente en el suelo, tratando de no mirar lo que fuera hacer. Tenía mucho miedo y dolor, mi cuerpo era un manojo de nervios, me dolia todo, pero sabía que eso no iba a terminar ahí. Sentí un golpe en mi espalda con el palo, y creí que iba a morir. Sentí que me faltó el aire por un instante debido al golpe tan fuerte que recibí—. ¿No suplicaras más?— preguntó en tono de burla. Eso es lo que ella quiere, pero no lo haré más. Prefiero que me mate de una vez, no quiero seguir viviendo esto más. Estoy cansada de que me hagan vivir un infierno, de ser yo con quién descargan su furia. Estaba cansada de todo.

Akira

—Akira, ¿A quién estás buscando? Hemos estado de arriba para abajo, de hospital en hospital. Mi esposa necesita descansar — dijo Jefferson.

—Ella tiene que estar en alguna parte, ella quedó en regresar. Tengo que encontrarla.

—Akira, ¿A quién buscas?

—A lisa.

—¿Has perdido la cabeza, hijo? Lisa está muerta.

—No, no lo está, ella estaba conmigo. Tengo que seguir buscándola y también a Kanji, no los he visto por ninguna parte y han pasado muchas horas.

—Estás actuando extraño. ¿Qué está pasando por tu cabeza?

—Tenemos que encontrarlos, solo espero que nada les haya pasado.

—Necesitas ayuda, Akira. Tu no estás bien, tienes que aprender a dejarla ir.

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