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Akira

—Perdónenme las dos, pero no quiero que sufran más por mi culpa. Tengo mucho que hacer, luego regresaré por ustedes. Lo prometo.

Lisa

Debo llamar a Mr. Jefferson, él no puede permitir esto. Llamé y llamé, pero nadie respondió. Él también debe estar de acuerdo, ¿Por qué? ¿Por qué nos haces esto, Akira? ¿Cómo fui tan tonta y no me di cuenta antes? ¡Que estúpida fui!

Jefferson

—Perdóname, lisa, no puedo responderte.

Recuerdos:

—¿Por qué no me disparaste a mi, Akira?

—Ya fue suficiente. Ya maté a ese cabrón, no voy a acabar contigo también hoy.

—¿Te das cuenta? Has cambiado. Si esto hubiera ocurrido hace años, no hubieras dudado en dispararme. ¿Aún así piensas en seguir con esto? Aún estás a tiempo de quitarte esa idea de la cabeza, Akira.

—No, no lo estoy. Si quieres disparar y evitar que lo haga entonces hazlo. Adiós, padre— siguió caminando.

¿No te das cuenta, Akira? Estás cometiendo el peor error de tu vida. ¡Eres tan terco!

Lisa

¿Por qué hiciste esto, Akira? MNo te das cuenta que Kaori y yo te necesitamos? ¡Maldito seas! ¿Eso no cuenta para ti? Sé que al estar a tu lado no te sirvo para nada, solo soy un estorbo porque ni siquiera sé defenderme. Sé que por mi te han atacado mucho, todo lo que ha pasado es por siempre ser tú quien me defiende. Soy una inútil, al final de cuentas, es por eso que hiciste esto, ¿Cierto? Preferiste hacer las cosas por tu cuenta como siempre. Tomas decisiones a la ligera, pero no piensas en el maldito daño que nos haces a nosotras. Kaori está creciendo y cada vez necesita más de tí y tú haces esto. ¡Es que te odio! ¡Maldito seas! ¿Cómo se te cruza por la mente hacer algo así? Eres lo peor, pero esto no se va a quedar así. Si eso es lo que tanto te mortifica, me encargaré de callarte la boca; me volveré fuerte y digna para poder estar a tu lado, si eso es lo que tanto te molesta. No vas a librarte tan fácil de mí, si eso es lo que querías. MQuieres jugar de esta manera tan cruel y sucia? Yo también lo haré.

—Señorita, ya llegamos. Venga por aquí

—No me toquen. Yo puedo hacerlo sola— bajé del avión con Kaori y me dirigí al auto que nos estaba esperando. Llegamos a una casa bastante lejos de todo, ¿así que ha esto te referías cuando dijiste una nueva vida? Planeaste todo esto a la ligera, muy bonito de tu parte.

—¿Papá?— balbuceó Kaori.

—Ya mamita, pronto lo haré regresar. Te lo prometo, chiquita.

—¿Qué estado es este?— le pregunté al empleado, ya que no fue tanto tiempo de vuelo.

—Detroit, señorita.

—Bien, debes conocer la ciudad, ¿verdad?

—No, señorita, ¿La puedo ayudar en algo?

—Si, mañana quiero que salgamos a la ciudad. Quiero explorar y conocer este lugar.

—Como ordene, señorita.

—Y si habla con Akira, dígale que no sé lo voy a perdonar nunca. Gracias— caminé con Kaori a la habitación para bañarla.

Buscaré un lugar donde puedan enseñarme a defenderme. Tengo que sacar toda esta maldita ira de dentro de mi. Quiero golpearlo por todo esto que hizo.

A la mañana siguiente fui con Kaori muy temprano a la ciudad. Todo se sentía tan distante y diferente; no solo hablo del frío, más bien me siento algo sola. No pude dormir bien en la noche, tuve muchas pesadillas. Kaori no dejaba de llamar a su papá. Ni siquiera trajo a Aoi para que juegue con Kaori. Ya tenía planeado esto desde antes y me molesta no haberme dado cuenta, quizás lo hubiera podido evitar. ¿Por eso me hizo el amor la noche antes? ¿Por eso te veías tan destruído? Eres tan terco y estúpido, pero como daría todo por que estuvieras aquí. Nos haces tan falta y apenas ha pasado un día.

Akira

—Akira, ¿Vamos a ir para allá? Te ves hecho mierda—dijo Jefferson.

—No pude dormir en toda la noche.

—¿Te estás arrepintiendo?

—En ocasiones, pero pienso en que están más seguras allá y se me pasa.

—Eres idiota y terco, pero no diré nada más.

—Es lo mejor que haces. Vámonos.

Lisa

Hemos ido a dos lugares que parecen ser gimnasios, pero todos están cerrados. Caminé por el parque con Kaori, no podía dejar de pensar en la sonrisa de felicidad de Akira, ese día que fuimos los cuatro al parque. ¡Maldición! ¿por qué todo me recuerda a ese ingrato?

Tenía que seguir buscando algún lugar. Fui al auto para seguir la búsqueda, Kaori se quedó dormida por el camino. Estuvimos un largo tiempo buscando, hasta que dimos con un lugar. Me bajé rápidamente y pregunté.

—Buenos tardes, ¿dan clases de defensa personal?

—Buenas tardes, si tenemos varios entrenadores que pueden ayudarla. Puede pasar a esa oficina y pregunta por el Sr. Takao, él podrá ayudarla.

—Muy amable, gracias— caminé a la oficina y toqué la puerta.

—Adelante— respondió una voz gruesa. Entré y me encontré con un hombre alto, musculoso, pelo teñido de rubio. Estaba en una camisilla que se podían ver sus brazos bastante grandes. El ejercicio funciona muy bien, supongo. Me sentía algo incómoda ver a un hombre de esa manera. Desvié la mirada y le hablé.

—Me dijo la recepcionista que usted podría ayudarme para unas clases de defensa personal, ¿Es cierto?

—Claro que si, podría dárselas yo mismo si usted desea. No tiene que sentirse incómoda por la vestimenta, es normal que estemos todos así — se dio cuenta, y sentí vergüenza.

—Disculpé, no estoy acostumbrada.

—Tengo de tres a cuatro días libres en la cual puedo entrenarla. Deberá firmar un contrato por la cantidad de tiempo que quiere tomarlas. Mayormente se requiere entre un mes a dos meses.

—¿Podré ser la mejor?— él sonrió.

—Si te lo propones, puedes serlo.

—Eso me ayuda, necesito golpear a alguien y quiero hacerlo bien— sonreí a lo que él rio.

—Toma asiento, le mostraré lo que tienes que firmar y en esta misma semana empezamos— cogí los papeles y empecé a leer. Todo se veía muy bien. No podía casi concentrarme por la forma en que me estaba mirando. Podía sentir sus ojos encima de mí, lo que me tenía nerviosa.

—Listo, ya firmé.

—¿Puso los días que quiere tomarlas?

—Si, todo. Grácias— me explicó el procedimiento y me dio unos documentos bien detallados sobre todo lo que tenía que aprender.

Este es el comienzo de la nueva vida que tanto quieres que tenga, Akira.

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