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Jefferson

A la mañana siguiente acompañé a la madre de lisa a la preparación de la cirugía.

—Por favor, no permita que mi hija sepa que estoy aquí.

—No se preocupe, señora, no lo haré. Estaré al pendiente de ella y de usted. Espero todo salga bien. Gracias por lo que está haciendo.

—Gracias a usted. Ha sido una bendición para ellos.

Lisa

—Llegó el momento más esperado, mi amor. Por favor, sé fuerte. No veo la hora de que despiertes. Quiero escucharte, aunque sea para que digas cosas vergonzosas. Solo espero que todo salga bien. Te estaremos esperando con ansias. Te amo, mi amor — besé su frente y le sujeté la mano—. Doctor, ¿cuánto va a tardar esa cirugía?—pregunté.

—Todo depende de que no hayan complicaciones, señorita. Va a tomar algo de tiempo, no se desespere. Deje todo en mis manos y en las de Akira.

—Gracias, Doctor.

Mr. Jefferson entró a la habitación y sonrió.

—Mr. Jefferson, ¿ha visto a mi madre?

—Sí, ella salió hace unos momentos para hacerme un favor.

—Quiero agradecerle nuevamente por todo lo que ha estado haciendo por nosotros. No tengo palabras para describir lo agradecida que estoy.

—De nada, todo lo hago con mucho amor.

—Mr. Jefferson, no quería mencionar este tema, pero me preocupa mucho el haber dejado a mi amiga. Sé que sería arriesgado haberla traído, pero al menos permítame hablar con ella. Necesito saber cómo está, porque debe estar preocupada.

Desde lo que pasó la otra noche con Keita, me preocupa haberla dejado así y sin ninguna explicación.

—Entiendo que sea su amiga, pero no puede decirle nada sobre Akira, ni mucho menos su ubicación.

—Eso jamás lo haría. Estoy completamente segura que ella jamás traicionaría a Akira, ni mucho menos a mí. Por favor, permítame hablar con ella.

—¿Tienes a dónde comunicarte con ella?

—No, solo sé el número del chófer. No tengo mis pertenencias.

—Es muy arriesgado hacer una llamada de ese tipo a esas dos personas. Yo te acompaño a verlos. ¿Recuerdas a dónde te llevaron?

—Sí, Mr. Jefferson.

Salimos del hospital y nos dirigimos a la casa. Tocamos la puerta varias veces, pero nadie abrió. Es todo muy raro. El auto de Keita no estaba tampoco. ¿Será que aún me están esperando allá?

—Mr. Jefferson, ¿por qué no vamos al edificio donde lo encontré? Posiblemente deben estar allá. Es muy inusual que no estén.

—Esta bien.

Llegamos al edificio y miré alrededor, pero no vi el auto de Keita por ninguna parte.

—Quédese aquí con mis guardias, señorita.

—Está bien, Mr. Jefferson.

Jefferson

—Buenos días, Mr. Jefferson. Que bueno que regresó. No teníamos manera de contactarlo. Le han dejado un sobre esta mañana con los guardias — me dijo la recepcionista.

—Gracias, ¿no ha entrado nadie a procurar por mi?

—No, señor.

—Grácias.

¿Y esto qué podría ser? Abrí el sobre amarillo y habían fotos de un hombre y una mujer, atados de manos y piernas. Se veían inconscientes. ¿Y esta mujer quién es? Me parece familiar y este hombre también. ¿Acaso será la amiga y el chófer de la señorita?

Había adjuntado una nota:

Nos entregas a la chica o ellos dos se mueren.

Estaba la dirección y la hora. ¿Se creen que con una estúpida amenaza como esta, van a poder tener a la chica? Están equivocados. Quizá después de todo mis suposiciones no eran ciertas, pero ¿quién puede estar usándolos de rehén? El padre de Akira no haría algo tan tonto solo por una mujer. La persona que es, sabe que yo la tengo. Pueden ser esas personas de su padre o puede ser Kaiza. Esto se está poniendo cada vez peor. Akira, ¿En qué líos te metiste? No puedo dejar que maten a esos dos. Nos pueden ayudar a conseguir el culpable, pero no les entregaré a la chica.

Regresé al auto con lisa y guardé el sobre para que ella no lo viera.

                

—Srta. Lisa, tengo que hacerle una pregunta. ¿Me puede dar la descripción física de su amiga?

—Claro, es delgada, pelo teñido, ojos café...— la interrumpí:

—Con eso es suficiente— es más que obvio que es su amiga. No puedo decirle nada o se va a preocupar.

—¿No supo nada de ella?

—No, no se ha aparecido por aquí. Será mejor que la lleve al hospital. Otro día iremos a buscarlos. Necesito que tengas este teléfono, por cualquier cosa que surja. No dudes en llamarme.

—De acuerdo— asintió.

Keita

—Ya mismo será la hora de que se aparezca el tal Jefferson; en pocas palabras, ya es hora de que hagas tú mejor y última escena del día para que sea creíble. Estoy seguro que no va a traer a lisa, así que tengo el plan perfecto—reí.

—¡Estás loco! ¡No dejaré que le hagas daño a lisa!

—¿Cómo harás eso? Cuando él llegue ya tú estarás muerta. Me serviste de buena carnada, aunque hablas demasiado. Fueron muy buenos los momentos que pasamos juntos. No los voy a olvidar nunca.

—Eres un ser repugnante, Keita. No te saldrás con la tuya — gruñó Yuji.

—Ya veremos— reí, y le disparé en la cabeza.

Las mujeres que hablan demasiado son las que más detesto. Bueno, ya pronto vamos a poder estar juntos y podremos irnos de este maldito lugar. Haría todo por tenerte conmigo ahora mismo, Lisa.

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