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Al salir de la fiesta nos subimos al auto. Akira no estaba en la ruta para la casa.

—¿A dónde me llevas, Akira?

—A un lugar donde estemos solos y nadie nos interrumpa.

—Lo siento.

—¿Por qué?

—Por haberte hecho salir de la fiesta de esta manera, se suponía que debías quedarte con ellos y te estoy dando problemas.

—No tienes que disculparte por eso. Mi mujer es primero, además ya había terminado.

—De igual manera no debí hacerlo.

—En vez de pensar en eso, ¿por qué no vas pensando en qué te gustaría hacer ahora?— llevó su mano a mi muslo, y lo acarició.

—Estás manejando, no hagas eso—podía sentir mi cuerpo temblando con tan solo sentir su caricia.

—Mientras tengas esa expresión, no me pidas que me detenga— adentró su mano a mi entrepierna.

Mi cuerpo se sentía más caliente de lo normal. Creo que es por el vino, no debí tomar demasiado. Con su mano subió parte de la falda, haciendo que su mano tuviera un contacto directo en mi piel. Su mano se sentía muy caliente.

—¿Aún quieres que me detenga?

Mi respiración estaba agitada. Su mano llegó a mi ropa interior. Podía sentir sus dedos rozando por encima de mi vagina. No podía aguantar más mis gemidos.

—¿Ya estás así? Será mejor que llegue pronto—sacó su mano y la llevó a su boca para lamer sus dedos.

Ver esa expresión pervertida en su rostro, me ponía más caliente.

Llegamos a nuestro destino. Parecía una Suite, aunque no pude concentrarme en detalles. Al bajar del auto, Akira me sujetó por la cintura y me acorraló contra la puerta del auto. No tenía cómo salir de sus manos y aunque pudiera, no creo querer hacerlo. Me besó con mucha intensidad, sentía sus ganas de hacerlo. Poder tenerlo tan cerca y probar sus labios a la vez, luego de tanto tiempo, no podía contenerme. No me importaba si había gente alrededor, la verdad no me importaba nada más que esta sensación que mi cuerpo estaba experimentando otra vez.

—Será mejor que lleguemos a la habitación— sujetó mi mano y seguimos caminando.

Llegamos a la habitación y no había nada más que me llamara la atención que él. Su mirada penetrante lo hacía ver mucho más lindo de lo que es. Un minuto no bastó para que Akira me comenzara a besar, me alzó en sus brazos y me recostó en la cama, poniendo su cuerpo sobre el mío. Me continuaba besando, mientras descendía su mano a mi entrepierna. Podía sentir que estaba muy excitado, no solo por su respiración agitada y sus besos, si no también por su erección que podía sentirla por encima de la ropa. En esa posición sentía su pene en mi entrepierna y sus dedos acariciando mi vagina por dentro de mi ropa interior.

—Quisiera poder seguir haciéndote sentir mejor, pero no aguanto las ganas, lisa—diciendo esto me quitó la ropa interior y abrió los botones de mi camisa, dejándome con el sostén visible.

Se quitó el pantalón y su ropa interior. Podía ver lo excitado que estaba. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que estuvimos juntos y, aún ahora, me siento de la misma manera. No podía aguantar las ganas de sentir a Akira dentro de mí y ver esa mirada que me debilita.

El teléfono sonó, pero Akira lo tiró a un lado.

—Puede ser importante, Akira.

—Ahora no hay nada más importante que tú—diciendo esto se acercó, haciéndome sentir su pene caliente y erecto en mi vagina.

Entró lentamente en mi. No podía sentir dolor, no podía pensar en nada más que esto. Me besó lento y apasionadamente. Sentir sus labios junto a los míos y esa sensación de que estuviera entrando en mí, hacía todo más excitante. Jamás lo habíamos hecho de esta manera. Mi cuerpo necesitaba de él, deseaba esto. Su lengua jugaba con la mía, mientras que sus manos acariciaban mis senos. Podía escuchar los sonidos de humedad, en cada estocada que daba.

Bajó su boca a mi cuello, pasando su lengua lentamente hasta subir a mi oreja. Sentí un ligero escalofrío. Podía sentirme aún más húmeda. Daba ligeras y delicadas mordidas, mientras que sus jadeos en mi oído, provocaban en mi más excitación.

Bajó a mis senos, sujetándolos con ambas manos para lamerlos. Podía ver claramente su lengua mientras la pasaba alrededor de mi pezón y me dedicaba una mirada pícara. Esa sensación era cada vez más fuerte. Mis jadeos se volvían más constantes. Sentía una sensación de hormigueo en mi vagina, unas veces más fuertes que la otra.

Me aferré a su cuello intentando que se detuviera. Cada vez estaba más cerca de llegar al orgasmo. Akira no se detenía y, dedicando una mirada llena de deseo y de picardía, continuaba haciéndolo más rápido y profundo. No podía aguantar más. El vino, el deseo, las ganas, todo se juntó. Sentía como mi cuerpo temblaba, acompañado de un ligero escalofrío. Pude sentir ese hormigueo más fuerte y mi vientre se contrajo. Estaba en ese momento en que no podía pensar en nada más. Aún continuaba moviéndose dentro de mí y la sensación de continuar luego de haber alcanzado el orgasmo, era extraña. Mi cuerpo estaba muy sensible. Sentí un ligero calor dentro de mi y escuché el gemido que Akira dejó escapar al dar esa última estocada. Nuestros cuerpos se encontraban en una profunda calentura. Aún habiendo terminado dentro de mi, continuaba besándome con desespero.

—No creas que esto se acabó, corderito— me hizo acostar boca abajo.

—¿Qué haces?—no había podido terminar de decirlo, cuando entendí la referencia.

Su pene aún seguía erecto y caliente. Pude sentirlo aún más profundo que al principio. Esta posición era demasiado para mí. Sentía que iba a romperme, pero a la misma vez, mi cuerpo no paraba de temblar y sentirse bien.

—Es demasiado, no puedo —dije agitada y casi sin voz, por lo que él me agarró los brazos haciéndome quedar levantada.

Sus labios besaron mi hombro y mi espalda mientras continuaba. La presión era menos al estar así, aunque aún podía sentir la sensación de hormigueo. Sentía cada vez más alivio, no dolía tanto como al principio. Ya estaba mi cuerpo reaccionando a esto. Podía sentir su semen, junto a mis fluidos goteando por mi entrepierna. Esa sensación de humedad me daban escalofríos. No podío más, si no se detiene volveré a... antes de terminar de decirlo, la sensación de hormigueo y el escalofrío recorrió por todo mi cuerpo. Alcancé otro orgasmo y aún Akira continuaba. De la presión que estaba sintiendo volví a recostar mi cuerpo completo en la cama, apretando fuertemente la sábana. Él recostó aún más su cuerpo sobre mi. Las gotas de sudor, recorrían mi espalda. No pensé que él actuaría de esta forma. Parecia una bestia y él nunca se había comportado así. Si esto sigue, volveré a tocar el cielo. Podía sentir cada movimiento más fuerte y definido dentro de mi vagina. Estaba muy sensible. Escuchar sus jadeos y sentirlo de esta manera, eran demasiadas las sensaciones que sentía. Al sentir que aceleró sus movimientos, mi cuerpo tembló y mi vientre se acaloró más; en ese instante, el calor de su semen invadió mi interior.

—Te amo, lisa—al escuchar esas palabras, mi corazón latió tan fuerte, que mi cuerpo se paralizó.

Me ruboricé a tal grado que no encontraba cómo mirarlo. Él solo se recostó a mi lado y me abrazó tan fuerte, que podía sentirme más aliviada y segura al estar en sus brazos. ¿A esto es lo que llaman amor?

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